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Siete formas en las que la "falsa productividad" perjudica la productividad de tu equipo y cómo solucionarlo

Jandra Sutton

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Las prácticas ineficientes pueden afectar el rendimiento de tu equipo y generar resultados que parecen productivos pero no lo son. Identificar estos hábitos y aplicar soluciones adecuadas es clave para mejorar el desempeño y optimizar el tiempo de trabajo.

19 Octubre de 2024 09.15

La productividad es una preocupación constante en la fuerza laboral actual, con ejecutivos de empresas Fortune 500 señalando la baja productividad como el desafío número uno que enfrentan en este momento. Además, el 48% de los gerentes reporta que la "falsa productividad" o fauxductivity es un problema común en sus equipos. Pero, ¿qué tan extendido está este problema y, más importante aún, cómo se puede solucionar?

La verdad sobre la falsa conductividad

El 32% de los empleados que no son gerentes admite simular productividad en el trabajo, según una encuesta reciente de Workhuman. Aún más preocupante es que el 37% de los gerentes y el 38% de los ejecutivos también reconocen fingir productividad. Sin embargo, los gerentes que admiten hacerlo son más propensos a reconocer que es un problema, en comparación con aquellos que no lo hacen.

¿La traducción? Aunque la fauxductivity o falsa productividad ocurre en el lugar de trabajo, estos datos sugieren que es más un problema cultural que individual, lo que significa que debe abordarse desde los niveles más altos de la organización.

Entonces, si te preocupa que los empleados estén simulando productividad y cómo esto podría estar afectando a tu organización, acá te presentamos siete maneras comunes en las que incluso los mejores líderes fomentan inadvertidamente la falsa productividad en el trabajo, y cómo solucionarlo:

1. Caer en la trampa del "estar ocupado".

Sabemos lo importante que es liderar con el ejemplo, pero cuando se trata de caer en la falsa productividad en el trabajo, las investigaciones muestran que los gerentes y líderes son más propensos a caer en esta trampa que el empleado promedio. ¿Por qué? Porque confunden estar "ocupados" con ser productivos.

Muchos de nosotros pasamos de una reunión a otra, atrapados en correos interminables, sin poder dedicar tiempo a realmente hacer avanzar las cosas. Cuando esto sucede, la tendencia a estar "ocupados" se filtra hacia los equipos y la cultura de la empresa, hasta que la apariencia de trabajo se vuelve más importante que lograr resultados concretos.

¿La solución? Enfocarse en lograr avances, no en acciones superficiales. Hacer un buen trabajo no debería basarse en cuán ocupado te "sentís" o en tener una agenda repleta; debería tratarse de obtener resultados. Si eso no está ocurriendo, entonces es momento de hacer un cambio.

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Muchos de nosotros pasamos de una reunión a otra, atrapados en correos interminables, sin poder dedicar tiempo a realmente hacer avanzar las cosas.

2. Obsesionarse con el proceso en lugar de los resultados.

Si bien no hay nada de malo en perfeccionar los procesos internos, concentrarse demasiado en cómo se hacen las cosas puede convertirse en un obstáculo para que realmente se logren. 

Cuando estás revisando constantemente a los miembros del equipo, monitoreando en exceso el progreso o micromanejando el flujo de trabajo, se genera un ambiente laboral estresante, donde los empleados pueden sentirse presionados a enfocarse más en la apariencia del trabajo—y en cómo se hacen las cosas—en lugar de producir resultados reales.

En lugar de esto, los líderes deberían enfocarse en construir confianza. Establecé metas claras, concentrate en los resultados más que en los detalles del proceso, y brindales a los empleados la flexibilidad para cumplir con sus tareas como mejor les parezca. 

Esto no solo fomentará la creatividad y la innovación, sino que las investigaciones demuestran que los empleados que tienen claridad sobre sus prioridades laborales son mucho más propensos a sentirse satisfechos en su empresa actual—lo que, a largo plazo, mejora la productividad.

3. Utilizar mal la gestión de proyectos (o no utilizarla en absoluto).

Si bien una buena gestión de proyectos puede facilitar el flujo de trabajo, aumentar la productividad y brindar la transparencia necesaria, también puede generar falsa productividad cuando se implementa incorrectamente. 

Sin objetivos claros y prioridades definidas, además de sistemas de responsabilidad, a los empleados les puede resultar difícil saber dónde deben enfocar sus esfuerzos. Como resultado, pueden quedar atrapados en tareas innecesarias o sentirse presionados a mantener una apariencia de progreso, especialmente si el liderazgo se enfoca demasiado en la cantidad de trabajo realizado en lugar de la calidad.

En entornos laborales tóxicos, una mala gestión de proyectos puede utilizarse para "ocultar" ineficiencias. Si los proyectos, tareas y cargas de trabajo no se rastrean adecuadamente, no hay una verdadera responsabilidad sobre el progreso—o la falta de este—lo que facilita la aparición de fauxductivity, incluso de manera no intencionada.

Cuando se hace bien, la gestión de proyectos elimina este riesgo. Aporta claridad a empleados y gerentes sobre lo que se espera de ellos, al tiempo que aumenta la transparencia y la responsabilidad, lo que contribuye a fomentar una cultura orientada a resultados, donde el progreso real tiene más importancia que la mera apariencia de productividad.

4. Crear burocracia innecesaria o cuellos de botella.

¿Otra forma en que los procesos ineficaces contribuyen a la falsa productividad en el trabajo? La creación de burocracia innecesaria o cuellos de botella, que obligan a los empleados a dedicar más tiempo a navegar por procesos complejos, lo que fomenta la productividad performativa en lugar de avanzar en los objetivos reales. 

Desde reuniones interminables y actualizaciones de estado hasta procesos de aprobación largos y flujos de trabajo rígidos, la burocracia innecesaria puede ser un obstáculo importante para la verdadera productividad.

En cambio, los líderes deberían enfocarse en simplificar los flujos de trabajo siempre que sea posible. Reducí la fricción para los miembros de tu equipo y dales el espacio necesario para centrarse en alcanzar objetivos estratégicos, en lugar de llenar su tiempo con burocracia interminable. 

Si bien algunos controles son necesarios—especialmente para reducir riesgos—es importante encontrar un punto medio en el que las medidas de protección faciliten el flujo de trabajo (y realmente aporten valor), en lugar de atascar al equipo con papeleo innecesario que no impacta en los resultados finales.

5. Recompensar a los trabajadores ruidosos.

Según una encuesta de Monster.com, aproximadamente el 77% de las personas trabajó con un "trabajador ruidoso", también conocido como alguien que es extremadamente vocal sobre la cantidad de trabajo que está haciendo, aunque en realidad no sea productivo. Si bien no hay nada de malo en destacar el valor que aportás—y puede ser una buena forma de ganar visibilidad en el trabajo—hay una gran diferencia entre hacer el trabajo y hablar de hacerlo.

Como los trabajadores ruidosos suelen estar más preocupados por parecer ocupados (especialmente frente a los líderes) que por realmente lograr resultados, recompensar este comportamiento puede reforzarlo y crear un entorno donde la falsa productividad prospere. 

¿Lo peor? Estos trabajadores impactan negativamente el entorno, con un 63% de los empleados reportando que les dificultan concentrarse en su propio trabajo, y un 44% afirmando que trabajar con ellos redujo sus niveles de productividad. Esto significa que los trabajadores ruidosos pueden afectar la productividad de tu equipo de múltiples formas.

La solución es simple: prestá atención a si se están cumpliendo los objetivos estratégicos y tomá medidas a tiempo si no lo están. ¿Los trabajadores ruidosos realmente están aportando valor y avanzando en lo que importa? ¿O están llenando sus agendas con reuniones interminables y tareas de baja prioridad, creando la ilusión de que contribuyen más de lo que realmente hacen?

6. Fomentar la conectividad 24 horas al día, 7 días a la semana.

Existen muchas ventajas en el uso de herramientas de conectividad digital. Ofrecen gran flexibilidad, apoyan el equilibrio entre trabajo y vida personal, y con la popularidad del trabajo remoto, facilitan que los empleadores accedan a talento sin importar su ubicación física. 

Sin embargo, estas herramientas también pueden fomentar la conexión constante y la necesidad de responder de inmediato, lo cual es un terreno resbaladizo para los líderes que buscan mantener a sus equipos saludables, felices y productivos.

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 Los horarios laborales rígidos pueden ser contraproducentes, especialmente en el mundo actual, que favorece el trabajo remoto. 

Según Workhuman, más del 50% de los empleados informan que se espera que "respondan de inmediato a todos los mensajes, correos electrónicos o notificaciones de Slack", y esta hiperconectividad puede llevar al agotamiento, sobrecarga de trabajo y, sí, a la presión por fingir productividad.

Para los líderes que buscan mejorar la productividad y el rendimiento, es fundamental comenzar estableciendo expectativas realistas y modelar el comportamiento que desean ver en sus empleados. 

Creá una cultura donde se fomenten los descansos en lugar de evitarlos, y en lugar de exigir que los empleados sean siempre instantáneamente reactivos—lo que puede impedirles concentrarse en trabajos más profundos—establecé un tiempo de respuesta estándar que tenga sentido para tu industria.

7. Mantener horarios de trabajo rígidos.

Aunque cada industria y lugar de trabajo es diferente, los horarios laborales rígidos pueden ser contraproducentes, especialmente en el mundo actual, que favorece el trabajo remoto. 

Estos pueden generar una mentalidad de "mirar el reloj", donde los empleados se enfocan más en cumplir con las horas que en producir resultados de alta calidad e, incluso, hacer que algunos sientan que están siendo castigados por ser más productivos que sus compañeros.

La flexibilidad en el trabajo no solo ayuda a combatir esta situación, sino que también impulsa otros resultados positivos. Según la Encuesta sobre Flexibilidad en el Lugar de Trabajo de Deloitte, el 90% de los encuestados afirmó que valoraba la flexibilidad en el trabajo. Además, el mismo estudio reveló que la flexibilidad está asociada con una mejor salud mental, mayor satisfacción laboral y un aumento en la productividad.

El resultado final

Al final del día, los líderes deben reconocer que la fauxductivity no surge de comportamientos malintencionados o perezosos, sino que, por lo general, es producto del entorno laboral. 

Sabemos que los empleados prosperan cuando se sienten confiados, respaldados y valorados en el trabajo, por lo que es importante prestar atención a las siete trampas mencionadas anteriormente. Si todavía te preocupa la falsa productividad en tus equipos, tomá medidas para abordar la cultura que estás construyendo, y recordá que la solución a este problema comienza con vos.

Nota publicada por Forbes US

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