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Sí, la filantropía puede influenciar en los desafíos sociales y económicos

Lucía Tornero

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La noción de filantropía evoluciona ante los cada vez más urgentes y rápidamente cambiantes desafíos sociales y económicos que se presentan en la región (y en el mundo). Cómo pueden contribuir a generar cambio sistémico aquellos individuos con riqueza y recursos.

14 Junio de 2022 13.04

“El poder no concede nada sin demanda”. Las palabras pertenecen a Frederick Douglass, un reformista social de Estados Unidos que vivió entre 1817 y 1895. Como aquel entonces, vivimos en tiempos de múltiples crisis globales, con la diferencia de que, en la actualidad, el cambio ocurre de manera cada vez más exponencial. 

En este escenario, ¿cuál es el verdadero poder de la influencia? ¿Puede la influencia financiar y apoyar soluciones transformadoras para los desafíos que enfrentamos? El planteo sugiere un análisis que va más allá de la filantropía y, más bien, se toma en cuestión la capacidad para influenciar. 

 

Filantropía
Filantropía

 

Para algunos, esa capacidad tiene que ver con participar con tiempo y talento. Pero para aquellos individuos con una riqueza considerable y una habilidad general para influenciar círculos sociales, políticos y de negocios, el llamado a la acción es diferente. Tiene que ver con activar un rol real y tangible a la hora de generar un verdadero cambio sistémico.


 

Qué se entiende por cambio sistemático


Algunas nociones conceptuales: cuando se habla de cambio sistémico, se refiere al cambio estructural. Se trata de una herramienta poderosa para aliviar aquellas crisis que ponen a la armonía y la coherencia social en riesgo. Sea el Covid-19, el cambio climático o la cada vez más creciente desigualdad, el cambio sistémico busca abordar las causas de estas problemáticas desde su raíz. 

Por otro lado, el otro concepto a tratar es la filantropía. Cuando se habla de ella, el colectivo tiende a asociarla con transacciones financieras. Las donaciones y las inversiones se encuentran entre las formas más importantes en que las personas de todo el mundo se relacionan con organizaciones que buscan generar cambio. Es decir, poniendo la riqueza a disposición para contribuir. 

 

 

Pero ¿qué se considera riqueza? O, más bien, ¿qué se considera una persona con altos recursos? El informe Wealth-X World Ultra Wealth 2021 se refiere a la población de valor neto ultra alto, o ultra-high net worth population (UHNW, por sus siglas en inglés), un grupo de personas con un valor neto de más de US$ 30 millones. 

Según el informe, los tres grupos de personas UHNW (con fortunas heredadas, heredadas/hechas a sí mismas y hechas a sí mismas) ubican a la filantropía como la prioridad. El reporte también establece que el 80% de los filántropos quiere un mejoramiento del sistema



 

Qué ocurre actualmente con estos conceptos

 

Lo que sucede con los dos conceptos antes expuestos es que, según estudios, en la escena filantrópica, la mayoría de los recursos se destinan a la mitigación de desafíos sistémicos que aquejan a la sociedad en su conjunto. Es decir, el impacto es de corto plazo. La mitigación promueve la equidad hoy, pero sin abordar la fuente de la inequidad; estos ajustes no duran

Los compromisos de cambio sistémico, en cambio, se centran en abordar la causa raíz de los problemas y trabajar para crear un futuro mejor a largo plazo. Un ejemplo de una actividad de mitigación sería proporcionar alivio de crisis para un área devastada por deslizamientos de la tierra; un compromiso de cambio sería apoyar a las comunidades locales para que cultiven bosques sostenibles que aumenten la integridad del suelo y, por lo tanto, prevengan la probabilidad de futuros deslizamientos de la tierra. 

 

Ashoka
Ashoka

 

La acción de mitigación es importante, claro, pero existe un desbalance en cómo los recursos son utilizados, ya que solamente tratan los síntomas. Por el contrario, el cambio sistémico adopta una visión holística y aborda las causas en lugar de los síntomas de los problemas. Es la diferencia entre enseñar a pescar a una persona y revolucionar la industria pesquera para beneficiar a todos en lugar de solo a unos pocos. 

Entre otras cosas, el cambio sistémico se facilita mediante la adopción de nuevas políticas, estándares de la industria, normas, mindsets sociales y formas de distribuir el poder. Si se hacen bien, estos cambios en última instancia no solo beneficiarán a los más marginados, sino a todos, incluidos los más privilegiados por el sistema actual. 


 

Cómo implementar el cambio sistemático


En el reporte “Influence for good”, una publicación realizada en colaboración con Ashoka, Generation Pledge, Echoing Green, Catalyst 2030 y McKinsey & Company, se analiza cómo fortalecer las capacidades personales para el cambio sistémico. Esto no solo incluye financiar el cambio sistémico como un pilar central, sino que también va más allá del apoyo monetario para examinar, por ejemplo, cómo dedicar tiempo y usar conexiones. 

La idea de comprometerse más allá de las donaciones no es nada nueva: ha sido ampliamente discutida en varias formas, incluyendo el voluntariado, la responsabilidad social corporativa o el poder del role modeling. Sin embargo, usar estratégicamente muchas formas diferentes de compromiso para trabajar hacia el cambio sistémico es un concepto que aún no ha sido discutido ampliamente, lo cual no significa que aquellos que prefieren comprometerse con el cambio solo a través de la financiación no estén haciendo un trabajo valioso. 

 

 

De hecho, la publicación –que comprende una investigación compuesta por una serie de entrevistas realizadas a HRI (Highly Resourced Individuals, es decir, individuos de altos recursos), emprendedores sociales y expertos en ética y filantropía– establece que el 75% de los consultados reportan un sentido de propósito, pertenencia y liberación al comprometerse socialmente. Y el 80% de los HRI tienen, y creen tener, la obligación moral de cambiar los sistemas injustos de los que se benefician. Si bien existen ventajas personales claras que surgen de ser favorecidos por los sistemas, las ventajas de superar la inequidad, a menudo, son más fuertes. 

El cambio sistémico no puede ser el producto de un solo agente de cambio. Implica necesariamente la colaboración de muchos actores con diversos intereses y puede tener lugar a nivel local, nacional y global. Cuanta más amenaza, más urgencia de actuar, sin dejar a nadie atrás.


*Por Lucía Tornero, coordinadora de Comunicación de Ashoka Cono Sur

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