El emprendedor serial y uno de los cofundadores del unicornio uruguayo dLocal Sergio Fogel estuvo conversando con el director ejecutivo de ALAI Raúl Echeberria en el marco de Digiecon.
Todos conocemos ese pequeño subidón de dopamina que se siente al comprar algo desde nuestro celular con un click, y también sabemos lo frustrante de tener que sacar la billetera, poner uno por uno nuestro número de tarjeta, datos de facturación y prácticamente hasta nuestro tipo de sangre. La diferencia entre ambas experiencias es lo que se llama fricción. Y es de lo dLocal elimina. Porque eso no solo brinda comodidad, se traduce directamente en más ventas. Lo que vendemos es una mejora en la tasa de conversión, explica Fogel.
De lo que habla es del embudo de conversión: se parte de un gran número de gente que entra un sitio web; de esos, un poco menos de gente lo navega; de esos, un número aún menor pone cosas en su carrito; y finalmente de estos últimos son pocos los que efectivamente compran. Se trata de convertir la mayor cantidad de visitantes del sitio en clientes. ¿Cómo? Disminuyendo la fricción. Innovación que soluciona problemas.
Y después nos dimos cuenta que las mismas problemáticas que podíamos tener nosotros las tenía India, África… todo el mundo, relata.
Fogel habló también de dos grandes pilares necesarios a ser reforzados en nuestro país para favorecer la innovación: educación y normas regulatorias más amigables con los startups. Sobre el primer punto, opinó que si bien estamos necesitando más ingenieros y gente especializada en matemática, no hay que rendirle pleitesía al título universitario.
La educación uruguaya está pensada para formar profesionales universitarios y está armada desde la base para eso. Eso hace que dejemos gente por el camino, comenta. Hay un ejemplo de Alemania y otras partes de Europa que es la formación terciaria no universitaria, como en Uruguay son las UTU o los bachilleratos tecnológicos, que creo que es algo a lo que se le debería prestar mucho más atención.
Dijo también que en todo el mundo la universidad está muy cuestionada como única alternativa de formación válida. Hoy están los bootcamps de seis meses de los que la gente sale programando, ejemplifica. También sabemos que hoy hay una plétora de maneras de aprender a programar en línea y de forma gratuita.
Es difícil tener la autodisciplina de estudiar un curso online solo en tu casa, pero hay mucha gente que sí lo logra y llega muy lejos. En dLocal tenemos a algunos trabajando que aprendieron así, cuenta. De todos modos asegura que sobre el tema educación sabe que es un problema pero no tiene la solución.
Marco regulatorio
Acerca del marco regulatorio amigable con la innovación, Fogel habla de un caso paradigmático: En Singapur existe algo muy interesante que se llama sandbox. Esa sandbox (arenero en español), alude a la metáfora de ese lugar en el que das tus primeros pasos, te hacés de tus primeras armas.
En definitiva: jugás. Mientras estás en el sandbox, es decir, comenzás a operar con pocos clientes o con un monto de dinero no tan alto, no te exigimos las mismas regulaciones que a las grandes empresas. Cuando te pasás de un determinado monto o clientes ahí sí te empiezo a regular, explica.
Hoy, dice que en Uruguay se le pide lo mismo a un emprendimiento de dos chicos en su casa que a un banco con 10 millones de clientes.
Se necesita cambiar esta realidad para que los startups puedan competir en similares condiciones que las empresas ya establecidas. Fogel opina, en casos en los que el organismo regulador es el Banco Central (BCU), si quieren defender al consumidor lo que tienen que hacer es proteger a las nuevas empresas.
Citó el caso de Paganza, una empresa relativamente nueva (frente a los bancos tradicionales), que en sus comienzos vio bloqueadas sus operaciones por un banco y no fue protegida de esto por el BCU.
Pero como fortaleza regional, Fogel dijo que la calidad del talento es de la misma altura que Silicon Valley, Boston u otros hubs de tecnología, a pesar de que no haya tanta cantidad. Y de cara al futuro, expresó que se viene la etapa de fomentar la combinación entre tecnología y arte.