Richard Read: “La economía crece, pero no hay derrame”
El sindicalista habló con Forbes Uruguay sobre los cambios que entiende necesarios para el país. Economía, burocracia, populismos, trabajo, hambre, valentía y grupos de presión.

Aunque toda su vida la dedicó a la militancia gremial, Richard Read se hizo famoso un 1° de mayo de 2013 cuando —desde el estrado de un acto por el Día del Trabajador— aseguró que no quería “al atorrante, al vago, al lumpen” en su sindicato. 

En opinión del sindicalista de la Federación de Obreros y Empleados de la Bebida, el presidente Luis Lacalle Pou “ha calzado” en su rol, salvó la pandemia con “8”, pero en economía lo califica con un “3”. 

Rescata la valentía del gobierno por poner sobre la mesa la reforma de la seguridad social, pero entiende que debe hacerse “con más equidad”. Sobre la reforma educativa, cree que “es un chaski boom”. También habla de hambre y asistencialismo. Ahora, por fuera de las esferas del Pit-Cnt, proyecta la creación de un espacio político nuevo dentro del Frente Amplio (FA).

El gobierno de Luis Lacalle Pou llegó a la mitad de su mandato. 
¿Con qué nota lo puntuaría del 1 al 10?
Si lo evalúo como un alumno de Secundaria, hay varias materias. Si es en materia sanitaria, lo evalúo con 8, creo que afrontó bien el tema de la pandemia y no tiene 10 porque que se tardó en traer las vacunas, pero es una muy buena nota comparada con sus pares en la región. Si lo evalúo desde el punto de vista económico, recibe una herencia de 5% del Producto Interno Bruto (PIB) de déficit fiscal, no es una mochila agradable.

Mejoró el tema financiero en los números; pero si uno rasca en lo social el crecimiento económico no generó derrame. Entonces, ¿dónde está el crecimiento? 
Creció la economía, pero el salario, las pensiones y la situación de pobreza se mantiene especialmente en el nicho de los más jóvenes. Por lo tanto, en economía yo le pondría un 3, porque rindió nota para el sistema financiero, pero en la vida real el deterioro es muy grande.

¿Coincide con el Pit-Cnt en que esta administración gobierna para los que tienen más?
Creo que hay una clara definición hacia el sector empleador y no solo por el tema económico. Hace poco se votó una modificación de los convenios colectivos ideológicamente a favor del sector empleador. No estoy diciendo que esté mal. Es legítimo, la ciudadanía votó esto.

¿Se daba a la inversa en el gobierno del Frente Amplio, cuando había un lazo muy fuerte con el Pit -Cnt?
La cercanía era con las reivindicaciones obreras, porque este gobierno también tiene cercanía con las cámaras empresariales.

¿Existe el “FA-Pit”, como dicen desde la coalición de gobierno?
No, no. Eso es una chicana, es como si yo dijera que existe Cámara de Industrias-gobierno. Sí existe que los programas y los proyectos país tienen mucha similitud entre el proyecto del movimiento sindical y el del Frente Amplio, entre el de las cámaras empresariales y el de la coalición multicolor.

¿El hecho de que Fernando Pereira saliera directamente del Pit-Cnt al Frente Amplio no avala esa teoría del FA-Pit?
Creo que fui de los pocos que salí a cuestionar, no la candidatura de Fernando —porque le reconozco una valía enorme— sino el momento y la oportunidad. Estando en un lugar tendría que haber renunciado primero, creo que le erraron al bizcochazo y se pisaron los cordones de las pantuflas. Bueno, pero también pasó en otros gobiernos cuando presidentes de cámaras dejaron de serlo para ser ministros.

Independientemente de las áreas concretas del gobierno, ¿cómo ve a Lacalle Pou como presidente?
Es muy difícil hacer una abstracción. Hay un marketing de una figura que me parece que ha jugado muy bien y la ha utilizado a veces en demasía. Pero en términos generales el 50% de simpatía por parte de la población hace que tenga una imagen favorable. 

Creo que le ha dado una impronta a su presidencia muy particular y es característica de los presidentes uruguayos. Ninguno ha pasado desapercibido, por lo menos en los últimos 35 años. Ha tenido una actitud, a partir de su definición ideológica en el exterior, que no es “gre gre”. Creo que, sin poder apartar al hombre de su gestión, es un presidente que ha calzado.

¿Qué le hace falta al gobierno para esta segunda mitad?
No sé lo que le hace falta al gobierno, sé lo que hace falta al país o creo saberlo. Valoro dos cosas de esta parte de la gestión: la valentía de poner sobre la mesa una reforma de la seguridad social, que destaco y aplaudo, y el intento de reforma educativa, que de reforma tiene poco, de voluntad puede tener algo, pero no le mueve la aguja del reloj, aunque por lo menos se la planteó.

¿Por qué habla de valentía en el caso de la reforma jubilatoria?
Es una reforma que viene desde hace muchísimos años al galope y pateada para adelante cuando todos sabíamos que se abordaba o explotaba o implotaba y este gobierno la ató. Después, está el contenido de la propuesta, con el que no estoy de acuerdo… pero que el gobierno tuvo valentía de proponerla, la tuvo. 

Por otro lado, la oposición política cuestiona y está bien, pero lo que me gustaría es saber cuál es el plan B, cuál es la propuesta o si solo es cuestionar por cuestionar. Es muy importante que haya una reforma, eso no está en discusión. El propio Frente Amplio la tuvo en su plataforma, pero no la hizo. Y tenía mayoría parlamentaria y crecimiento económico.

¿El FA no quiso pagar el costo político?
Sí, claro, primó el costo político partidario al bien de la sociedad. Priorizaron el partido al pueblo.

¿Qué no lleva de la reforma?
Primero, que el financiamiento vuelve a caer en la espalda del trabajador y queda exonerada de vuelta la parte empresarial. Ahí se gobierna para las empresas, porque el costo de la reforma lo pagan los trabajadores, los pensionistas y jubilados.

¿Cómo debería ser?
Tiene que haber una equidad, porque hay enormes empresas que facturan cientos de millones de dólares que están exoneradas de todo. Hay que decirles: la sociedad tiene este problema y ustedes son parte de la sociedad, no sacarles todo. Tienen que poner. ¿Por medio de impuestos? Por medio de impuestos, sí, la carga impositiva en este país mayoritariamente la pagan el trabajador y el pueblo, tanto con el IVA como con el IRPF. Por tanto, la reforma de la seguridad social debe hacerse con más equidad.

¿Está de acuerdo con subir la edad requerida para jubilarse a los 65 años?
La edad hay que evaluarla, porque el promedio real de jubilaciones estamos hoy casi en 63 años; hechos consumados.

¿Por qué entiende que la reforma educativa no pasa de un intento?
En el 2014, el FA planteó la reforma educativa, el cambio de ADN y no solo no la hizo, sino que a los dos que estaban al frente, los rajaron. Creo que es un “chaski boom” esta reforma, porque no hay reforma educativa a la mitad del período y donde el presupuesto nacional en lugar de agregar, quita. Por lo tanto, no va a haber reforma educativa, pero al menos se la propuso. Se necesita una reforma de cárceles y después está la famosa reforma del Estado, que todos hablan, pero ninguno hace. 

Es un país costoso para trabajar, para producir, para inversiones y muchas de las prestaciones son entre deficientes y malas. Una reforma del Estado no significa perder puestos de trabajo, puede significar quizás hasta aumentarlos, pero debe estar centrada en la eficiencia. La burocracia es mala en todos lados.

Desde la coalición se dice que el Pit-Cnt continuamente pone palos en la rueda. 
¿Cómo evalúa el posicionamiento de la central? 
A nivel macro creo que la actitud del Pit-Cnt ha sido muy madura, se pudo haber tenido algún desliz al comienzo de la pandemia, yo creo que se tuvo, como también se tuvo de parte de la oposición al pedir la cuarentena o el caceroleo. Creo que fueron coletazos o estertores del 2019, pero después hubo una actitud madura y se notó en el primer Consejo de Salarios, donde se entendió que la situación no era de juguete. Luego viene el Congreso donde eligen a Marcelo Abdala, que le dio una impronta muy saludable.

Hubo un cambio en las relaciones laborales, donde se ha puesto definición de objetivos. 
¿Falta más? 
Sí, falta más, falta hablar de contenido de los Consejos de Salarios, hablar de productividad, de empleo, de capacitación en un mundo donde la tecnología nos pasó por arriba y muchos seguimos aferrados a la máquina de escribir. En resumen, el rol del movimiento sindical ha sido de aporte. Según datos de la Universidad Católica, setiembre fue el mes de mayor conflictividad laboral desde que empezó el gobierno de Lacalle Pou. Si se compara con el propio período de gobierno, puede ser. 

Este gobierno no puede cuestionar, porque ni los paros ni movilizaciones son comparables con los gobiernos del Frente, donde le metíamos un paro día por medio. El Frente tuvo una catarata de paros y movilizaciones muy grande, que hasta hizo declarar servicios esenciales. Hubo muchísimos más paros que ahora, sin lugar a dudas. En dos años y medio, hay una calma chicha… creo que eso es madurez.

Hay una polémica instalada por las ollas populares. 
¿Hay hambre, como dice el Pit-Cnt, o es un falso relato, como sostiene el gobierno?
No creo que hay hambre, lo veo. Tenemos ocho centros educativos de inclusión para chiquilines de Primaria y cuatro de liceo. Son casi 500 y los vemos casi todos los días; hay algunos que en la merienda se toman ocho o nueve tazas de leche, quizás sea para ellos la última ingesta del día. Hay un problema de hambre.

¿No llegan las políticas sociales?
No llega el tema de empleo, de salarios. Creo que las políticas sociales deben estar un período hasta que el hombre se levante, la mujer se levante y, una vez que se levanten, caminen. No estoy a favor de mantenerlas perpetuas al estilo peronista, porque eso es asistencialismo y pasa a ser un populismo y una herramienta de manejo de la gente, normalmente con fines electorales. Lo que hace falta es mayor empleo y mayor salario.

El FA tiene a dos candidatos: los intendentes Yamandú Orsi y Carolina Cosse. 
¿Cómo los ve para el 2024?
Como espectador. Los dos tienen cargos de gobierno, no sé si hay otros que no tengan esa exposición pública y puedan ser candidatos. Se necesita un Frente Amplio más plural; se debería abrir una instancia para que la diáspora de (Ernesto) Talvi, de Jorge Larrañaga, de muchos votantes de Cabildo Abierto que hoy no se sienten identificados y del propio FA, vuelvan.

¿Se identifica con esa diáspora?
Me siento identificado con ese sector de frenteamplistas que no se ve reflejado en el accionar del FA.

¿Va a militar en política?
Milito desde que me conozco. Si hablamos de política partidaria, de asumir algún rol, estamos pensando con un grupo de compañeros la posibilidad de formar algún espacio de reflexión que pueda identificar a ese uruguayo que está en la Olímpica contra la Ámsterdam. Una olímpica a la izquierda sin ser Ámsterdam y sin ser Colombes.
 

*Fue publicada en la Edición de Octubre de Forbes Uruguay