Las ciudades están ganando creciente protagonismo como espacios donde tienen lugar los procesos de emprendimiento e innovación. A diferencia de lo que sucedía con la organización de la industria fabril, que se ubicaba muchas veces en la periferia, frecuentemente en torno a parques o zonas industriales, el emprendimiento y la innovación suelen ser fenómenos urbanos.
Las ciudades dejaron de ser consideradas como un espacio pasivo, un mero depósito de las actividades innovativas y pasaron a ser un actor clave del proceso de creación de empresas. En otras palabras, el emprendimiento y la innovación no sólo suceden en las ciudades, sino que las necesitan. En esta misma línea, la literatura sobre ecosistemas emprendedores considera a las ciudades como el espacio geográfico donde se expresa la naturaleza localizada del fenómeno emprendedor.
El desarrollo de los ecosistemas de América Latina hace necesario contar con inputs inteligentes sobre el estado de las distintas dimensiones y variables que inciden sobre los procesos de emprendimiento dinámico e innovador. Por ese motivo nació GEIAL, el grupo de ecosistemas inteligentes de América Latina.
Ecosistemas emprendedores
Todas las ciudades que forman parte de los 17 ecosistemas pioneros que participan de GEIAL desde su propia fundación exhiben importantes contrastes en el grado de desarrollo de sus ecosistemas en el marco de una fuerte heterogeneidad. Las ciudades que reúnen las mejores condiciones sistémicas para el emprendimiento dinámico son:
- San Pablo, en Brasil
- Manizales, Bogotá y Medellín en Colombia
- Santiago, en Chile
Estos ecosistemas encabezan el ranking de GEIAL, alcanzando el primer escalón dentro del nivel medio-alto del índice de Prodem (62/63 puntos). Los demás ecosistemas se ubican en valores medios, apenas por sobre los 55 puntos y abarcan casos de ciudades grandes e intermedias por igual.
Aún cuando estos ecosistemas tienen un camino de desarrollo importante por recorrer, se destacan dentro de GEIAL. Excepto Manizales, son todas ciudades grandes, con más de 1 millón de habitantes. De hecho, dos de ellas, Bogotá y Santiago, son las capitales de Colombia y Chile, respectivamente. San Pablo es el centro industrial y financiero más importante de Brasil y Medellín es la capital del departamento de Antioquia, Colombia.
Los demás ecosistemas se ubican en valores medios, apenas por sobre los 55 puntos y abarcan los casos de ciudades grandes e intermedias por igual. Los casos más adelantados dentro de este segundo grupo son Antofagasta y Valparaíso, en Chile y Montevideo, en Uruguay. Los ecosistemas con condiciones más desfavorables y mayores oportunidades de mejora son Quito, Guayaquil y Copiapó, con 47 puntos en los tres casos.
El desarrollo de ecosistemas emprendedores en la región
Las ciudades grandes suelen presentar varios aspectos favorables, aunque predominan las oportunidades de mejora. Por ejemplo, ciertos aspectos culturales favorables, como la valoración social del emprendimiento y los modelos de rol, conviven con debilidades importantes en las actitudes emprendedoras de la población. Asimismo, existen desafíos muy importantes para avanzar en la educación emprendedora, especialmente en el nivel medio de la enseñanza.
Un aspecto que suele ser favorable para el desarrollo de estos ecosistemas es la articulación de los actores, los niveles de confianza alcanzados y la voluntad de trabajo colaborativo, aún cuando todavía hay terreno para avanzar en el desarrollo mayor de las gobernanzas. Sin embargo, en las ciudades intermedias se identificaron importantes espacios para el desarrollo de las condiciones sistémicas, principalmente en el acceso a fuentes de financiamiento privado y, excepto en las ciudades chilenas, también de las fuentes públicas; en las normas y regulaciones, las fuentes de oportunidades y, especialmente, el balance entre atracción y retención del capital humano emprendedor.
Raffaele Trapasso, Senior Economist at OECD, explica que los ecosistemas se pueden construir como herramienta de política pública para aumentar la competitividad de un lugar. Y da el ejemplo de Nueva York. Todo el mundo piensa en New York como un caso de éxito extraordinario, pero la gente de New York hace poco más de diez años pensó que tenían que generar un ecosistema empresarial, y así invirtieron muchísimos para crear Cornell Tech, un campus de posgrado y centro de investigación de la Universidad de Cornell, ubicado en Roosevelt Island, Manhattan, en la ciudad de Nueva York.
Buenos Aires, como ecosistema emprendedor
Dentro del ecosistema regional, son pocas las ciudades grandes que, como San Pablo, Santiago, Buenos Aires y Medellín, son reconocidas por su plataforma de emprendedores locales, un activo fundamental para impulsar el desarrollo futuro del ecosistema. Por el contrario, varias ciudades tienen un saldo neto desfavorable en el balance atracción/expulsión de emprendedores, tal como se observa en Cali, Guayaquil, Barranquilla, y Quito.
En otros casos, este saldo es más equilibrado, ya sea porque la migración coexiste con cierta mayor llegada de emprendedores desde otros ecosistemas, como ocurre en Santiago, Bogotá y Medellín; o bien porque hay un menor flujo en ambas direcciones, como en Montevideo. La única ciudad con un balance ligeramente positivo, traccionado principalmente por la capacidad de retener talento emprendedor es San Pablo.
Colin Mason, Miembro del Advisory Board de GEIAL, sostiene que el tema del talento emprendedor es crítico y debe ser abordado por los ecosistemas de América Latina. Los ecosistemas exitosos desarrollan su propio talento y atraen talento de otras ubicaciones. Esto requiere 'desarrolladores de talento', organizaciones que apoyen el desarrollo de talentos jóvenes, especialmente para los recientemente graduados, por ejemplo, al permitir que estudiantes de ciencias e ingeniería amplíen su conjunto de habilidades y adquieran experiencia en gestión empresarial.
Al reclutar graduados de universidades locales, estas organizaciones también desempeñan un papel clave en desarrollar la retención de talento en el ecosistema. También existe la necesidad de 'imanes de talento', organizaciones que atraen a individuos talentosos al ecosistema desde otras ubicaciones, sostiene.
Una cuestión relevante, relacionada con el capital humano emprendedor, es el limitado desarrollo de la educación emprendedora, en especial por su escaso avance en las instituciones del nivel medio de la enseñanza. Ello se percibe, en especial, en Montevideo, San Pablo y Santiago. Cabe agregar por otra parte que, salvo Bogotá, tampoco la educación emprendedora en las universidades es reconocida como un aspecto decididamente favorable, a pesar de existir un mayor avance. Estas limitaciones del sistema educativo conviven con un mayor desarrollo de otros espacios formativos, tal como sucede en todas las ciudades grandes pero más intensamente en Medellín, Bogotá, San Pablo, Santiago, Buenos Aires y Cali.
Oportunidades y desarrollo
En el plano de las oportunidades, un punto importante a tener en cuenta tiene que ver con el dinamismo de la demanda local (de familias, empresas y gobiernos), que no suele favorecer a los emprendedores de Quito y Guayaquil y tampoco, aunque en menor medida, a los de Cali, Buenos Aires y Montevideo. En estas últimas ciudades, sin embargo, ello se ve parcialmente compensado por la existencia de condiciones más favorables para aprovechar las demandas extralocales. En estos ecosistemas existen canales que pueden facilitar el acceso a las mismas por parte de los emprendedores.
La presencia de empresas tecnológicas y de clústers de empresas, por su parte, son fuentes de oportunidades en San Pablo, Montevideo, Santiago, Buenos Aires y Medellín. Su presencia puede dinamizar el surgimiento y desarrollo de los emprendimientos, por ejemplo, a través de la señalización de demandas; la validación de hipótesis de negocios y la tracción de ventas. Además, en San Pablo, Santiago, Medellín y Bogotá las iniciativas de innovación abierta de las grandes empresas están generando nuevas oportunidades para los emprendimientos que ofrecen soluciones innovadoras. Se trata, sin duda, de una tendencia que ha crecido en los últimos años y que promete seguir avanzando, pero estas ciudades están llevando la delantera, claramente.
Casi todas las ciudades grandes de GEIAL cuentan con cierto tejido institucional que apoya a los emprendedores en la fase de creación de las empresas. Esto sucede, especialmente, en Montevideo, San Pablo, Buenos Aires, Santiago, Medellín y Bogotá. No sucede lo mismo con el apoyo para hacer crecer e internacionalizar las empresas. Este déficit ha sido reconocido en casi todas las ciudades, aunque ello se verifica de manera más pronunciada en Guayaquil y Quito. Ambas ciudades son, a su vez, las que más reconocen la necesidad de avanzar en el desarrollo de servicios de vinculación de emprendedores con recursos extra-locales, si bien existe margen para trabajar este aspecto en todas las ciudades. Las vinculaciones podrían ayudar, por ejemplo, a que los emprendedores tengan un mayor acceso a programas públicos de fomento o a inversionistas de otros ecosistemas
Otro tanto puede decirse del rol clave que juegan las redes y espacios de vinculación local en los procesos de surgimiento y desarrollo de los emprendimientos. La materialización de los proyectos emprendedores y su crecimiento demandan un acceso intensivo a contactos valiosos para que las cosas sucedan. San Pablo y Buenos Aires son los ecosistemas que presentan las condiciones más favorables en este aspecto, seguidas por Montevideo y Medellín. Las demás ciudades ofrecen condiciones ligeramente favorables, excepto Quito.
El manual del ecosistema emprendedor
Philip Gaskin, Asesor Estratégico del CEO sobre Espíritu Empresarial y Movilidad Económica en Kauffman, habla de los principios necesarios para construir un ecosistema emprendedor. El primero es asegurarnos de poner en el centro y en primer lugar a los emprendedores. Es muy fácil querer construir una iniciativa emprendedora y olvidarse de incluir a los emprendedores en la conversación; todo tiene que estar centrado en los emprendedores, subraya.
El segundo principio es promover las conversaciones, es decir, asegurarnos de que las conversaciones estén sucediendo: hablar con las personas, ser curioso, no esperar que otros empiecen a hacer las preguntas; uno tiene que ir y contactar a las personas, explica, y agrega que "esto es una medida del éxito en algunos de los formuladores de políticas de EE.UU, por ejemplo los intendentes, respecto a cómo encuentran a los emprendedores en sus ciudades.
Gaskin también habla de la importancia vivir los valores, y profundiza: Tienen que ver con la inclusión, la conexión, la oportunidad, el trabajo en equipo, y no lo individual. Otro principios -continúa- es conectar a los que están arriba, de arriba hacia abajo, de abajo hacia arriba, de afuera hacia adentro y de adentro hacia afuera.