Franz Heukamp, director general del IESE —Escuela de Negocios de la Universidad de Navarra—, viajó por primera vez a Uruguay en febrero en el marco de su visita al IEEM, una de las business schools asociadas. Durante su paso por el país, habló en entrevista con Forbes Uruguay sobre las habilidades que deben tener los líderes para gestionar organizaciones en un mundo de incertidumbres, las cualidades necesarias para la gestión de equipos diversos y el uso ético de la inteligencia artificial a la hora de tomar decisiones.
En un mundo que cambia y desafía a las organizaciones, ¿cuáles diría que son las habilidades que debe tener un líder?
En primer lugar, hay una necesidad de entender bien los retos estratégicos, de saber gestionar y encontrar respuestas a estos desafíos. Hay mucha incertidumbre sobre la evolución del mundo porque estamos muy interconectados, y eso está muy bien, pero también crea incertidumbre sobre qué pasa cuando algo en el sistema falla. Tenemos incertidumbre alrededor del entorno geopolítico, climático y también sobre la tecnología y entre ellas, a su vez, están interconectadas.
En segundo lugar, la gestión estratégica en un entorno como este requiere una visión y gestión a largo y también a corto plazo: saber gestionar en dos dimensiones temporales distintas. Y, en tercer lugar —no por esto menos importante— la capacidad de gestionar a las personas, a los equipos. Saber gestionar bien todo lo que tiene que ver con el rol y el entorno en el que viven estas personas. Tiene que ver con motivar, entender, orientar y educar.
Creo que estas son las cualidades más críticas para una persona que lidera ahora.
¿Cómo desafía a los líderes el tener que gestionar equipos que son o buscan ser cada vez más diversos?
Creo que la idea de fondo es la del respeto, en primer lugar, hacia el individuo. Ver a la persona como es y no como un número o una persona más, sino “esta” persona y todo lo que la hace particular.
Si una persona que lidera es capaz de brindar atención desde el respeto, sabrá sacar lo mejor de cada uno. Esto también ayudará al equipo en su conjunto. Y esto hay que aprenderlo, requiere de una preparación el saber detectar, escuchar, animar y que la persona pueda realizarse lo más posible.
En varias oportunidades ha afirmado que la pandemia modificó la forma de gestionar y dirigir las organizaciones, ¿cuáles son esos cambios?
El primero es que la autorreflexión que casi todas las personas hemos hecho durante la pandemia dejó en claro que el trabajo profesional es un aspecto de la vida lo suficientemente serio como para pensar a qué me dedico de verdad y en qué empresa quiero estar.
Creo que las organizaciones que han sabido transmitir y explicar mejor el porqué del trabajo que se hace y el sentido de la organización, han dado una orientación a las personas y las están ayudando mucho. Los empleados exigimos hoy a las empresas que esto quede claro y esto es un cambio importante.
El segundo gran cambio es la valoración que le damos a la flexibilidad, que otra vez es un tema de respeto a las personas. Valoramos mucho la flexibilidad en el ámbito del teletrabajo y también en lo que respecta a los proyectos. Si uno pregunta ahora a los empresarios que están contratando gente nueva, todas las personas piden esta flexibilidad. Es un cambio permanente.
Cada vez hay más opciones de formación para líderes, ¿cómo se preparan en IESE para aportar una propuesta diferente en un entorno tan cambiante?
Es un trabajo que tiene que hacer el claustro de profesores, que está en contacto con la empresa, con empresarios, e interactúa también con los directivos en los programas. Formamos parte de la conversación, por lo cual también ahí nos estamos adaptando y también hay un gran trabajo de investigación. Tenemos una profesora que lleva años estudiando continuamente cómo trabajan las personas. Es un estudio continuo y así sabemos lo que está pasando.
Hoy uno de los temas que surge al hablar de inteligencia artificial es el uso ético de la misma por parte de las organizaciones. ¿Qué implica aplicar la ética al uso de esta herramienta?
Depende un poco de cada ámbito, pero pensemos, por ejemplo, en el tema de la contratación. Es lógico que los primeros pasos se hagan de forma automatizada, esto pasa en muchas empresas. Ahí hay una pregunta ética muy clara: ¿cuáles son los criterios que utilizamos para seleccionar?, ¿cómo lo hacemos? Hay casos conocidos en que el algoritmo compara los currículums con casos de éxito de personas que ya están en la empresa y hacen un buen trabajo. Esto suena muy bien, pero puede reproducir a una población, a una tipología de personas. Puede ser muy injusto. Esto es una reflexión ética.
También se utiliza inteligencia artificial para tratar información personal. Siempre que utilizamos información personal la pregunta de fondo que debemos hacernos es: ¿esto está bien?
Siempre cuando hay una herramienta potente nos tenemos que preguntar si el resultado que produce es el deseado, no solo desde el punto de vista de la empresa que lo utilizada sino también de la sociedad. Y estas al final son preguntas éticas.
¿La inteligencia artificial podría eventualmente asesorar a los líderes en la toma de decisiones o esto es una tentación que se debería evitar?
La inteligencia artificial ayudará, brindará información, dará más elementos, pero no va a quitar la responsabilidad ni la soledad.
La soledad de la toma de decisiones tiene que ver con la responsabilidad. Es esa persona la que tiene que enfrentarse a las consecuencias de las decisiones que tomó. Esta soledad tampoco desaparece cuando recibo mucha información, si bien en principio facilitaría la toma de decisiones.
Tomando en cuenta los ejemplos anteriores, cabe preguntarse si la información a la que acceda el líder para la toma de decisiones puede tener sesgos…
La inteligencia artificial puede dar una impresión tal vez errónea, al igual que alguien que te aconseja puede darte una falsa sensación de seguridad en un concepto erróneo.
En este contexto, la capacidad de discernir y el pensamiento crítico serán habilidades importantes. Será necesario saber buscar la información necesaria y discernir si es suficiente y es la correcta.