A la primera piloto de rally uruguaya se le acerca peligrosamente una fecha límite: el 31 de octubre, el cierre de las inscripciones para entrar al Dakar. Solamente la inscripción cuesta US$30.000 y es lo que necesita recaudar en estos pocos días.
La cifra total que necesita para no solo inscribirse sino efectivamente correr la carrera más importante del mundo es mucho más alta; US$100.000 más alta, para ser precisos. Pero ya tiene prometidos alrededor de US$90.000 entre auspicios y mecenazgos. Sus principales sponsors y cuyos logos se verán en la carrera son Ancap y San Roque.
¿En qué se va tanto dinero? No solo en viajes y estadías, por supuesto. Yo alquilo un vehículo, explica Pita, que incluye la asistencia en carrera, los mecánicos, los repuestos. Al auto se le cambian casi todas las partes todos los días, revela. Pero incluso, bien a la uruguaya, está haciendo el viaje lowcost.
Yo durante los 15 días de la carrera voy a dormir en carpa, dormir en motorhome sale US$25.000 más. Si yo consiguiese esa plata igual dormiría en carpa y usaría esa plata para, por ejemplo, irme a Chile a correr otra carrera que me serviría para prepararme, expone. Tampoco contará con un camión que la asista durante la carrera para arreglar posibles desperfectos. Eso quedará en sus manos y en las de su copiloto, que tendrán que arreglárselas solas, en ambos sentidos de la palabra.
Esta última apuesta puede terminar saliéndole cara, ya que es común que durante la carrera los autos se rompan y no logren llegar a la meta. De la última, solo el 52% pudo. Si llego a correr en el Dakar mi objetivo va a ser terminarla, que realmente es un desafío. Y si se preguntan qué comen los pilotos que no tienen un camión que les alcance nada y solo paran para dormir: barritas proteicas y gomitas dulces. Por la glucosa, explica Pita.
¿Entonces cuál es el apuro para la fecha de inscripción si ya recaudó más de lo que vale la inscripción? Mucho del dinero que va a recibir es a través de COMPRODE, una herramienta de beneficios fiscales para empresas que decidan invertir en proyectos deportivos. Es una herramienta útil pero más lenta y con más pasos burocráticos de los que Pita puede permitirse antes de fin de mes, además de que no todos los contratos están 100% cerrados. Si yo ahora tengo que poner US$30.000 no los tengo. Los tengo a favor, pero tenerlos ahora, líquidos, no, dice la piloto.
Pero quien colabore económicamente con la llegada de Patricia Pita al Dakar también estará colaborando para otro viaje, o más bien, un recorrido. La deportista ya está planificando que a su vuelta visitará todos —enfatiza el todos— los departamentos del país dando charlas motivacionales. Y tiene ya los tres pilares pensados:
El primero estará dirigido a las escuelas y colegios y el enfoque será la promoción del deporte en general y destacar que este no tiene género. Motivar, hablarles de pasión, dice.
El segundo pilar abarca liceos y UTUs. Allí se concentrará en conciencia y seguridad vial y en salud emocional. Para eso voy a formarme más, advierte. Y claro, también les contará su historia motivacional.
Finalmente, la última pata de su recorrida estará dirigida a grupos de mujeres adultas. Todavía no sabe cuáles. Me gustaría encontrarlas a través de convocatorias en redes, dice. Así sea un grupo de mujeres que se juntan a jugar al pádel los lunes, nada especial, gente que tenga ganas de escucharme. Con ellas, su enfoque sería el tema de género, de impulsar mujeres. Es un tema que como mujer en un mundo ultra masculinizado la toca muy de cerca.
De recaudar el dinero necesario e inscribirse para el Dakar estaría largando este 31 de diciembre y la carrera duraría hasta el 15 de enero. Sería la primera uruguaya en hacerlo y la primera latinoamericana en esa categoría.