Son tenaces y persiguen cada pelota. Alberto Brause y Patricia Miller fueron tenistas profesionales y su pasión por este deporte los llevó a combinar la alta competencia con el desarrollo laboral. Tras colgar la raqueta, cuentan cómo su experiencia en el deporte blanco los impulsó a destacarse también en el mundo empresarial.
Actualmente, Brause dirige la operación de todo el Cono Sur de la multinacional Darnel, compañía que produce packaging sostenible y Miller es directora regional para Uruguay y Paraguay de Aleph Group y está a cargo de liderar la operación de la red social TikTok en estos países. En la conversación que mantuvieron en el marco de la tercera edición local de Forbes CEO Summit, repasaron qué aprendizajes se llevaron de las canchas y cuál es su triunfo más preciado.
Sin ventaja en las aulas
Para Alberto Brause y Patricia Miller no fue fácil abrirse camino en el mundo académico. Brause tuvo que elegir si ir a la universidad y dejar el tenis o seguir su carrera profesional. Afortunadamente otra alternativa le jugó a favor: una beca en Estados Unidos.
"En Uruguay no existe la posibilidad de desarrollarse dualmente", cuenta. En Norteamérica, en cambio, encontró la comprensión que necesitaba y más. "Cuando fui a hacer el MBA a MIT noté que no solamente mi perfil era interesante para esa universidad, sino que fui destacado entre los 350 alumnos de esa generación por ser jugador de tenis".
El caso de Miller fue aún más radical. "Al momento de dejar el tenis y ponerme al día con los estudios debía 34 exámenes de secundaria y los tenía que dar libres". "Me siento muy orgullosa de que le gané a tres campeonas de Wimbledon: a Martina Hingis, a Conchita Martínez y a Rennae Stubbs, cuando tenía 15 y 16 años, pero mi verdadera hazaña fue haber terminado el liceo".
De la cancha a la oficina
A los 10 años Miller ya se consideraba una tenista profesional, no había salidas nocturnas ni viajes de 15. Todo era jugar al tenis. Esa disciplina caló hondo en su personalidad y el deporte de alta competencia le dio atributos que no podría haber obtenido sin haber empuñado una raqueta.
La perseverancia, saber perder y la templanza son algunas de esas habilidades que forjó en el rectángulo de juego. "En las empresas se habla mucho del acrónimo VUCA-volátil, incierto, complejo y ambiguo, en español- la carrera de tenis es todo eso", afirma Miller que reconoce esta experiencia como una verdadera ventaja competitiva en su profesión.
"Yo pegaba revés con dos manos y soltaba con una mano, después el entrenador de Agassi me dijo que debía pegar con dos manos y lo hice, luego otro entrenador me dijo ´tenés que hacerlo a una mano, te sale como Sabatini´ y volví a hacerlo a una mano. Reaprender son horas y horas", comparte Miller que liderando en la era digital y a cargo de TikTok aplica más que nunca esa gimnasia de practicar hasta el cansancio para aprender y reaprender. "Para eso hay que ser humilde", afirma.
Individual y colectivo
Aunque todos los focos apunten a él, el tenista no está tan solo como aparenta. Brause afirma que el trabajo en equipo es fundamental para el líder de empresa y también para el deportista, aunque se trate de un juego individual. "El tenista tiene mucha gente atrás que le da la confianza para que cuando esté en la cancha uno pueda resolverse, bajo presión, de la mejor manera posible", indica el líder de Darnel Sur.
"La apertura al feedback tiene que estar siempre", acota Miller. Así como en el tenis el entrenador le ajusta al jugador sus golpes para que sean más fuertes y precisos, en la compañía recibir la devolución de sus jefes y subalternos le permite ajustar sus decisiones para lograr un tiro ganador.
Gestionar la derrota
"Me encanta ver la cara del que perdió", confiesa Miller. Mientras todas las cámaras apuntan al jugador que alza la copa de campeón, del otro lado de la red queda una gran enseñanza. "Tal vez estuvo a punto de pasar a la historia y eso es un aprendizaje tremendo, hasta el lenguaje corporal transmite", resalta la ex tenista y hace foco en valorar la entereza de quien pierde.
Tarde o temprano hasta los más premiados se encuentran cara a cara con la derrota. "Roger Federer perdió el 54% de los tantos que jugó", dice Brause en referencia a uno de los jugadores más relevantes de la historia del tenis mundial.
"El tenista aprende a perder", destaca el referente de Darnel Sur y, para él, cuando más se aprende es justamente en esos partidos que se vuelven cuesta arriba en el tanteador y en el ánimo. Lo mismo le pasa en la empresa donde la habilidad de poder gestionar la frustración se vuelve crucial en tiempos de balances o cuando se pelea para obtener más capital. "Aprender a perder y manejar las emociones permite resolver una situación difícil, con la confianza de que uno llega bien preparado".
Su propio Grand Slam
Una ambición típica de un tenista profesional es conquistar uno de los cuatro torneos de Grand Slam. Pero fuera del polvo de ladrillo y en el terreno de los negocios hay grandes triunfos que no son tan comentados. En el caso de Miller su Grand Slam es su reputación.
"Haber dejado una huella en gente con la que he trabajado o dormir en paz porque me manejé de manera ética", reconoce. Brause y su esposa Carmen son padres de Isabel, una niña que tiene 9 años y Síndrome de Down, para él su gran triunfo es poder aprender "de esas habilidades distintas y de lo que traen al mundo personas como Isabel, para mí es cúlmine poder ayudar a su crianza".