Aunque se formó como química farmacéutica, su carrera laboral siempre estuvo vinculada a la industria alimenticia. Gran parte de su trayectoria la realizó en la multinacional Bimbo, donde trabajó 15 años hasta alcanzar el cargo de gerente general en Uruguay. Hoy, Gabriela Olaizola se desempeña como gerente general de Doña Coca, empresa dedicada a la elaboración de productos chacinados y embutidos.
"Bimbo me dio herramientas no solo de gestión, sino en lo que tiene que ver con las políticas de personas, hacia los colaboradores", indicó en diálogo con Forbes Uruguay. Estos aprendizajes son clave en una empresa que desde 1998 era familiar, hasta vender el 80% del paquete accionario a IBF Negocios en 2022.
Al respecto, Olaizola aseguró que "es bien difícil fusionar culturas en empresas donde hay un equipo que viene de años, haciendo las cosas de una manera" y pasar a coporativizarla. "Es decir: bueno, ahora tengo que hacer las cosas de otra forma, con otro equipo que llega, que hay que integrar y armar para que sea ganador", explicó.
Para eso, es necesario "ser un líder de puertas abiertas". "Eso tiene mucho que ver con la comunicación y el respeto por las personas. Creo que somos todos iguales con distintas responsabilidades y eso hay que hacerlo sentir", opinó y agregó: "Siempre fui una persona de escuchar mucho. De aprender de los errores y de trabajar por objetivos, de estar cerca a la gente".
"Mi otra regla de oro es desafiar a pensar fuera de la caja, dando herramientas, por supuesto. Es fundamental que las personas tengan un desafío por delante, algo que los motive, que tengan autonomía y esa libertad de poder venir con ideas, proyectos que nos hagan crecer, despegar", detalló.
En ese sentido, la gerente general de Doña Coca indicó que la innovación y la tecnología tienen un papel preponderante en la empresa. Para esto, todos los años hacen proyectos de inversión para incorporar maquinaria que les permita estar a la vanguardia.
"También hacemos foros de innovación, pero tratando de pensar fuera de la caja. Hoy chacinados es una categoría que tampoco es que esté creciendo mucho. En la torta están los mismos jugadores y tiene más o menos el mismo valor. Muchos colegas han diversificado su negocio, lo han abierto a pizzas, empanadas, están saliendo un poco de ese rubro", dijo. "El fundador de la marca se basó mucho en volumen, que obviamente es una estrategia muy inteligente. La innovación es más de nicho, porque lo que se fabrica es lo que tienen todos. Al producto hay que cuidarlo, porque es muy preciado, y a eso sumarle innovación".
"Muchos sueños"
Uno de los objetivos a partir de la adquisición por parte de IBF es ampliar los canales de venta. Olaizola explicó que actualmente se trabaja para eso, así como para lograr otras metas. "Nosotros tenemos muchos sueños para Doña Coca. Algunos tienen que ver con la innovación, otros con tomar más puntos de venta y crecer más en el mercado en el interior del país. Tener una planta habilitada para exportar podría ser otro", dijo.
"El equipo que estamos construyendo está intentando soñar en grande, ir más allá. Todos los caminos que nos hagan llegar crecer el negocio son válidos", aseguró. Actualmente la empresa, que tiene más de 180 empleados y casi 30 productos para ofrecer, en el canal tradicional tiene un marketshare de 25 puntos aproximadamente. "En las grandes cadenas tenemos presencia en El Dorado, Tata, casi todos los Disco, así como en nueve Tienda Inglesa y sus cadenas express. Nos queda pendiente una cadena en particular, pero ya estamos estableciendo contacto", contó.
Sobre este punto, la ejecutiva indicó que es un mercado con bastante competencia, lo que a su vez lleva a que haya problemas por el poco espacio de exhibición. "Es ahí donde tenemos que encontrarle la vuelta. Cuando digo que hay que tomar más puntos de venta y expandirnos en Montevideo, básicamente estoy haciendo foco en eso, porque en el canal tradicional ya hay una buena participación de mercado".
Hablarle al consumidor
Para la gerente general de Doña Coca la empresa hizo un buen trabajo al momento de comunicar la marca. "Desde la publicidad hay muchos guiños, como que los carteles con los nombres de las calles dicen 'Doña Coca', pero creo que faltó un poquitito de hablarle directamente al consumidor", consideró.
"Se han hecho muchas cosas en silencio. Por ejemplo, apoya a Pérez Scremini y cuenta con un hogar que se llama 'Hogar Doña Coca' donde se quedan los familiares y los chicos que vienen del interior a recibir tratamientos. También con Teletón. El año pasado se compró un equipo, que implicó una inversión muy grande, que sirve para lograr la rehabilitación en menos tiempo de adolescentes y niños con problemas de motricidad. También trabaja con el Banco de Alimentos y con una escuela de la localidad de Montes, donde está instalada la planta industrial", detalló.
Ese tipo de acciones, consideró, se realizan pero no se comunican y por tanto el cliente final no tiene conocimiento de que eso sucede. Esto también implicó un cambio a nivel comunicacional para una marca que en general se pronunció siempre a través del humor.
"La última campaña fue un poco distinta. Se hizo con un personaje, que es una señora llamada La Doña, que habla muy cercana a la gente, da consejos. No está tan enfocada en el producto, en la campaña, sino en mandar mensajes hacia los consumidores", explicó Olaizola.
"Creo que hay que contar y estar más cerca. Eso es una una parte que me parece que faltó y en la que estamos tratando de construir. Buscamos acercarnos a gente más joven. Tenemos que contarles a los consumidores que hacemos cosas para construir un futuro mejor," opinó.