¿La risa de un líder es su mejor arma o su mayor debilidad? Qué pasa cuando los directivos se ríen bajo presión
Cuando los altos ejecutivos enfrentan preguntas difíciles, su reacción puede definir cómo son percibidos. Un estudio reciente explora si una carcajada fortalece su posición o, por el contrario, los expone a perder credibilidad.

Cuando se les hace una pregunta difícil, a veces los líderes responden con una carcajada. Así le pasó a Elon Musk, CEO de Tesla, se echó a reír en 2013 después de que un analista de Morgan Stanley le pregunte por el nuevo auto eléctrico de BMW, el i3. 

Más recientemente, en 2020, Kamala Harris se rió abiertamente cuando le preguntaron si tenía una "perspectiva socialista o progresista" durante una entrevista en el programa 60 Minutes , una reacción que rápidamente se hizo viral y provocó numerosos memes.

Para los líderes, especialmente los directores ejecutivos, reírse frente a los adversarios puede servir como una poderosa herramienta para aliviar la tensión, crear compenetración y demostrar confianza. También puede ser una estrategia para recuperar el control y dominar la situación.

 


¿Reacción positiva o negativa?


No está del todo claro si reírse de preguntas serias ayuda a los líderes a ganarse la confianza de quienes los observan, ya sea su equipo durante una reunión, los empleados o los inversores en una conferencia. Esto se debe a que la gente no sólo es testigo de la risa del líder. También observan las reacciones del interlocutor.

Cuando la risa del líder es compartida por los interlocutores, quienes observan el intercambio perciben al líder como más cálido y accesible, lo que puede reforzar su legitimidad y eficacia. Pero si los interlocutores no comparten la risa del director general (por el contrario, si mantienen una expresión neutra), la risa puede ser contraproducente y hacer que el director general parezca menos eficaz e inaccesible. 

Así se desprende de una investigación que acaba de publicar en el Journal of Applied Psychology un equipo de investigadores de Australia, que realizaron nueve estudios en los que participaron más de 2.000 adultos.

 

Los investigadores pidieron a los participantes que recuerden una interacción reciente en la que un líder de su empresa responda  una pregunta crítica con una carcajada. En otras etapas del estudio, los participantes vieron vídeos con distintos escenarios de risas y respuestas o reflexionaron sobre situaciones imaginarias. Después, valoraron la eficacia del líder e indicaron si estarían dispuestos a plantearle problemas graves.

La hipótesis de que la gente confía en los líderes cuya risa suscita una respuesta similar en su interlocutor puede remontarse a un hallazgo anterior: tales intercambios podrían señalar sentimientos positivos entre las personas implicadas. 

Tal vez por eso estos intercambios desencadenan comportamientos de resolución de problemas y dejan a la gente más satisfecha, como descubrieron investigadores de la Universidad Libre de Ámsterdam y la Universidad de Nebraska en Omaha tras analizar los patrones de humor de más de 50 reuniones de equipos organizativos.

 

David Cheng, autor principal del estudio australiano, fue consultado sobre si la raza o el género del líder tienen influencia en la percepción de los trabajadores, y aclaró: "No analizamos la raza, así que no puedo hablar de eso. En cuanto al género, no encontramos ninguna diferencia. Si el líder era hombre o mujer o si la persona que percibía al líder era hombre o mujer, no parecía cambiar el resultado".

Otras investigaciones sobre el humor sugieren que los hombres son más penalizados que las mujeres cuando fallan en el humor. Las mujeres se benefician de ser vistas estereotípicamente como cálidas y atentas, lo que las protege de los errores humorísticos. En cambio, los hombres cuyos chistes no salen bien tienden a ser vistos como más egoístas y con menos conciencia social, según los autores de un estudio realizado con 5.400 participantes.

Las pruebas obtenidas en nueve muestras diferentes (incluido el contexto simulado de una actividad de creación de equipos en una empresa y de una presentación en un congreso profesional) refuerzan sus argumentos.

 


Consejos prácticos para líderes


Conocé a tu público: al hablar de los aspectos prácticos del uso eficaz de la risa, Cheng aconseja: "Si el líder busca reírse, creo que es muy importante que tenga en cuenta quién es la persona que hace la pregunta. Si existe una relación afectuosa con ella (y con el público), tal vez sea útil reírse. Pero si no es así, no deberían recurrir a este despliegue emocional".

Buscá la risa compartida: intentá crear momentos de diversión compartida. Si percibís que los demás están dispuestos a unirse al humor, la risa puede rebajar la tensión y generar confianza. Si no, es mejor mantener un tono serio.

Reflexioná sobre los comentarios: prestá atención a cómo se recibe tu risa. Si notás incomodidad o confusión, quizá valga la pena reconsiderar cómo utilizas el humor en futuras interacciones. Tanto Musk como Harris volvieron a abordar las cuestiones que provocaron su risa, ya sea directamente o atendiendo la preocupación subyacente.

 

La próxima vez que te enfrentes a preguntas difíciles  como líder, pensá detenidamente cuándo y cómo utilizar la risa. Dependiendo del contexto y del público, la risa puede crear compenetración o distanciamiento.

Para los observadores, cuando vean a un líder responder bajo presión, puede ser útil prestar atención a su risa y a las reacciones que provoca. Esos detalles podrían revelar si seguirá inspirando respeto, manteniendo la confianza y siendo considerado un líder legítimo.

Nota publicada en Forbes US.