Este CEO cuenta sobre su mejor escuela: la experiencia del trabajo familiar
Cecilia Valleboni Forbes Staff
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En los últimos años del colegio secundario, Diego Guaita, CEO de Grupo San Cristóbal, empezó a trabajar en la empresa transportista de su abuelo, que se encargaba del transporte de cargas hacia distintas localidades de la provincia de Buenos Aires. “Era asistente del gerente general y hacía un poco de todo. Al ser una pyme, tuve la posibilidad de aprender distintas tareas y oficios: estaba en el área de ventas, contabilidad, trámites bancarios y hasta llegué a ser chofer”, rememora el ejecutivo.
En ese momento, las expectativas de Guaita eran poder tener un sueldo para solventar sus gastos pero, sobre todo, aprender a trabajar y adquirir el mayor conocimiento posible. “Ingresé en mis últimos años del colegio secundario y estuve varios años en la empresa hasta que fui a estudiar a la universidad la carrera de Actuario. Siempre trabajé y estudié en paralelo y agradezco no haber dejado los estudios, que fueron los que permitieron desarrollar mi carrera profesional”, destaca el ejecutivo.
Para Guaita, la experiencia fue super enriquecedora y le enseñó principalmente cómo es trabajar para cubrir las necesidades de los clientes, atender sus demandas en tiempo y forma, y ayudarlos a tener éxito ofreciéndoles el mejor servicio. “También aprendí a crear consenso entre los distintos actores que forman parte de la compañía, eso es algo que se va adquiriendo en la práctica”, confiesa.
Y añade: “Lo que recuerdo como un gran desafío era lograr nuevos clientes y mantener a los que ya teníamos. Nos enfocábamos arduamente en preservar a los clientes ya que había mucha competencia, pero también en atraer nuevos a través de la mejora del servicio”.
Además, su jefe era también su abuelo, lo que le dejó, entre muchas cosas, anécdotas juntos: “Discutíamos sobre la forma de abordar los temas relacionados a Recursos Humanos y cultura interna. Recuerdo una vez que él se enfermó y quise manejar esa tarea a mi manera, lo cual resultó en un desastre porque los colaboradores estaban desmotivados o no venían a trabajar. Eso me dejó una gran enseñanza acerca de las culturas de las organizaciones, cuánto tiempo lleva moldearlas, y que una vez que están sólidas hay que respetarlas”, describe.