Rebranding (el cambio de marca) no es simplemente un cambio de imagen; es una transformación profunda que puede redefinir la trayectoria de tu empresa. Como líder en tu negocio, simplemente no presentás un nuevo logo o eslogan. Creás una nueva promesa de marca, una nueva identidad y una visión orientada al futuro que impulsará el crecimiento y la innovación. Pero mientras te encontrás al borde de este cambio, preguntate: ¿Qué estás dejando atrás?
Muy a menudo, el proceso de rebranding se enfoca únicamente en lo nuevo: nuevos colores, nuevos mensajes, nuevas experiencias para el cliente. Pero el verdadero poder del rebranding no radica solo en lo que sumás, sino en lo que elegís dejar atrás. Mientras construís una nueva marca, tenés una oportunidad única de desprenderte de lo viejo, lo desactualizado y lo irrelevante. Esta no es solo una oportunidad para renovar la imagen de tu empresa; es una chance de tomar decisiones audaces que pueden impulsar tu negocio hacia adelante.
El valor oculto en dejar ir
Los ejecutivos suelen preocuparse por abandonar los valores de marca valiosos o las tradiciones queridas de la empresa. Temen que perder estos elementos pueda alienar a los clientes de larga data o alterar la cultura interna. Si bien estas preocupaciones son válidas, pueden nublar la verdadera oportunidad que presenta el rebranding: la posibilidad de dejar atrás lo que ya no sirve para el futuro de tu empresa.
Cuando mi firma trabaja con clientes en un rebranding, una de las preguntas más importantes que hacemos es: "¿Qué deberíamos dejar atrás?". Esta pregunta, muchas veces, toma por sorpresa a los ejecutivos. No es algo que suelen considerar, pero es una de las herramientas más poderosas en el proceso de rebranding que te permite retirar productos, prácticas, rituales culturales e incluso un lenguaje desalentador que alguna vez fueron activos, pero que con el tiempo se convirtieron en pasivos.
Esto no se trata de desechar tu historia o ignorar lo que te trajo éxito en el pasado. Más bien, se trata de reconocer que algunos aspectos de tu marca que te pueden frenar o no encajan lógicamente en la nueva visión de tu futuro.
Rara vez en el curso de los negocios tenés una oportunidad tan clara para reevaluar y eliminar elementos corporativos que ya no se alinean con tus objetivos estratégicos.
Alinearse con tu nueva promesa de marca
El rebranding se trata de crear una identidad orientada al futuro que pueda aprovechar las oportunidades venideras. Todo lo que no se alinee con tu nueva misión debería quedar atrás. No se trata solo de reemplazar logos o identidades visuales desactualizadas; se trata de tomar decisiones estratégicas que impulsen tu marca hacia adelante.
A continuación, te menciono algunas áreas en las que podés considerar hacer recortes durante tu proceso de rebranding:
Productos y servicios desactualizados
Si un producto o servicio no es rentable o no encaja con tu nuevo propósito de marca, es hora de dejarlo ir. Estas ofertas pueden haber sido valiosas en el pasado, pero si ya no se alinean con la promesa de tu marca, pueden convertirse en un drenaje de recursos. Esto incluye puntos de contacto en la experiencia del servicio al cliente que no apoyan el nuevo mapa del recorrido de la marca. En lugar de invertir en estos elementos desactualizados, considerá transformarlos, reemplazarlos, venderlos o eliminarlos gradualmente. Esto puede liberar recursos y energías que se pueden destinar mejor a iniciativas que impulsen el crecimiento y apoyen tu nueva marca.
Atributos culturales
Una de las oportunidades más subestimadas en el rebranding es la posibilidad de remodelar la cultura de tu empresa. Con el tiempo, las organizaciones pueden acumular normas culturales, rituales y prácticas que quizás ya no cumplan su propósito. Esto podría incluir desde procesos de evaluación de desempeño obsoletos hasta tradiciones empresariales que ya no resuenan con tus empleados.
El rebranding ofrece un momento ideal para retirar estas actividades y reemplazarlas con prácticas que estén más alineadas con la nueva visión de tu marca. Animá a tu equipo a dejar atrás lo viejo y abrazar lo nuevo, pero también proporcionales las herramientas y la orientación necesarias para adoptar comportamientos y un lenguaje que respalden la renovada identidad de la marca. Hemos tenido clientes que aprovecharon el rebranding para crear un nuevo vocabulario para la empresa al eliminar frases y excusas previamente utilizadas para justificar un bajo rendimiento.
Ineficiencias
Durante el proceso de rebranding, necesitarás realizar una auditoría de los activos de la marca. Este ejercicio es crucial para identificar cada pieza de material de ventas, documentación de recursos humanos y comunicación que deba actualizarse con la nueva apariencia y sensación de tu marca. Sin embargo, esta auditoría también presenta una oportunidad para optimizar.
En lugar de simplemente reemplazar elementos antiguos por nuevos, aprovechá este momento para eliminar piezas que se usen raramente o combinar elementos donde sea posible. Esto puede generar eficiencias de costos y una presencia de marca más cohesiva. No se trata solo de actualizar, sino de optimizar.
Puntos de contacto de la empresa
Tradiciones como el picnic anual de verano o la fiesta navideña pueden estar arraigadas en la cultura de tu empresa, pero el rebranding ofrece la oportunidad de reevaluar estos eventos. ¿Son todavía atractivos para tus empleados? ¿Reflejan el espíritu de tu nueva marca?
Considerá reemplazar eventos desactualizados con experiencias más frescas y relevantes que resuenen con tu fuerza laboral actual. Invitá a los empleados a participar en el proceso de toma de decisiones para asegurar que los nuevos eventos no solo se alineen con la marca, sino que también fomenten un sentido de pertenencia y entusiasmo entre tu equipo.
Una purga estratégica para un futuro más fuerte
A medida que emprendés tu viaje de rebranding, recordá que este es tu momento para tomar decisiones audaces. No te limites a refrescar: transformá. Dejá atrás el pasado, equipá a la empresa con nuevos comportamientos alineados con la marca y abrazá el futuro con una marca que no solo sea nueva, sino también libre del peso de lo que alguna vez fue.