La comunicación es fundamental para el éxito tanto personal como profesional, y las habilidades de presentación son clave para compartir ideas impactantes y conceptos complejos. No importa dónde demos la presentación, cómo o a quién, queremos asegurarnos de que sea clara y memorable para la audiencia.
La capacidad de articular ideas y presentarlas para llegar a una amplia audiencia no es solo una habilidad, es un arte. Pero al igual que los estudiantes de una clase de arte crean piezas únicas con las técnicas que aprenden, todo presentador eficaz utiliza un arsenal de técnicas de comunicación para desarrollar presentaciones con su propio estilo.
Conocer a la audiencia
El primer paso para prepararse para cualquier presentación es identificar a la audiencia. Esto no solo ayuda a comprender el nivel de profundidad y detalle técnico que espera la audiencia, sino que también brinda información sobre cómo conectarse con ellos.
¿Cuánto conocimiento tienen ya sobre el tema? ¿Qué temas les preocupan? ¿Qué tengo yo, como hablante, en común con ellos? Investigá los antecedentes de tu audiencia con anticipación para anotar factores como su industria, antecedentes educativos y profesionales, áreas de especialización y qué puestos ocupan generalmente.
Especialmente si estás presentando a una audiencia diversa con diversos antecedentes y experiencias, es útil evaluar cómo se verá el éxito al final de la presentación. Si el objetivo es conectar a la audiencia con tu historia, ¿cómo es la ruta para llegar ahí?
Desarrollar una estructura
Identificar la situación, la complicación, la implicación y la posición de tu presentación es un excelente lugar para comenzar. Construye en contexto y detalle alrededor de esos puntos principales. Es importante destacar que, si estás desarrollando diapositivas para usar con tu presentación, elije imágenes de calidad que complementen tu mensaje sin desviar por completo el enfoque de tus palabras.
Mira también
Si incluye gráficos o figuras, explícalos claramente en lugar de simplemente asumir que la audiencia los entenderá. El texto de las diapositivas también debe elegirse con cuidado: si la audiencia pasa demasiado tiempo leyendo las diapositivas, se desviará de lo que estás diciendo.
No pensar demasiado
Confesión: a veces pospongo las cosas cuando estoy haciendo una presentación, y aun así sale bien. Si bien ese puede no ser el mejor enfoque si no te sientes cómodo con la presentación o si estás dando la charla más importante de tu carrera, he descubierto que evitar la preparación excesiva puede ser útil.
Pensar demasiado en tu presentación puede ser un obstáculo tan grande como prepararla sin cuidado. En lugar de tratar de memorizar un guión palabra por palabra de tu charla, siéntete cómodo con los puntos principales y las conclusiones clave de cada sección.
Sé que sueno más natural y me siento mucho más segura si me concentro en el panorama general en lugar de obtener cada detalle como lo planeé. Cuando sepas lo que estás tratando de transmitir en cada sección, será mucho más fácil retomar el rumbo si te interrumpen o te hacen una pregunta.
La autenticidad lo es todo
La diferencia entre una presentación promedio y una excelente es cómo su mensaje resuena con la audiencia. Una excelente manera de dar vida a tu presentación es contar una historia que sea relevante, identificable y que provoque emociones.
Una historia conmovedora o inspiradora es impactante, pero el humor también puede ser una herramienta maravillosa. Identificar y contar una historia crea un momento memorable en la presentación e ilustra su mensaje de una manera única.
Con eso, es vital que esta historia se cuente con convicción, que parezca genuina y verdadera. No te alejes de las historias que generaron crecimiento, incluso si requieren vulnerabilidad.
Ya sea que esté teniendo una conversación uno a uno o estés presentando en una sala de conferencias llena de gente, la confianza y la autenticidad son magnéticas. Con el mensaje correcto y una presentación bien pensada, puedes dar una presentación memorable simplemente siendo tú mismo.
*Nota publicada en Forbes US
