Es el excapitán con más partidos jugados (86) en la selección uruguaya de fútbol. El segundo de Sudamérica después de Lionel Messi. Diego Lugano fue campeón del mundo con São Paulo, fue ídolo en el Fenerbahçe (Turquía) y jugó en el PSG (Francia). La "Tota" también dio una fuerte batalla económica dentro del fútbol uruguayo, una industria millonaria que este año licitará por primera vez los derechos de televisación que desde 1998 ostenta Tenfield, del poderoso empresario Francisco "Paco" Casal. Un hecho histórico.
Por esos derechos la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF) recibe US$ 17 millones anuales y el contrato solía renovarse años antes de que venciera el plazo, sin posibilidad de una instancia competitiva. En 2018 se intentó extender hasta 2032 con un 20% de incremento. Recientes análisis de mercado arrojan que este negocio factura entre US$ 65 millones y US$ 75 millones, según datos a los que accedió Forbes Uruguay. El mercado dirá por primera vez en 27 años cuánto está dispuesto a pagar.
Muchos ponen en duda los intereses que persigue Lugano. El aguerrido ex zaguero responde a los cuestionamientos, habla de meritocracia, de su vínculo con Yamandú Orsi y cómo aprendió a administrar su patrimonio. Síntesis de una entrevista exclusiva sobre pasión, negocios y deporte.
Fuiste director deportivo del San Pablo, pero después te dedicaste a los negocios. ¿Por qué no seguiste una carrera en los clubes?
Fueron 20 años de fútbol, desde los 17 hasta los 37, que me consumieron mucho tiempo y energía. Quería ser libre. Libertad para mí es elegir si un fin de semana estoy en Punta Este, en San Pablo o en la Luna. Hoy soy mucho más feliz. El fútbol ya no me marca la agenda. Yo decido. Ese es mi mayor patrimonio. Hoy mi lugar en el mundo es San Pablo. Incluso siendo del interior de Canelones, de Juanicó, llego a esa jungla de cemento y me siento en casa.
¿De qué logro en tu etapa posterior a ser futbolista te sentís más orgulloso?
De lo que mi generación hizo en beneficio de la AUF, que prácticamente le recuperó todos los activos que tenía perdidos. Hace 10 años empezamos una revolución y la AUF nos reconoció los derechos de imagen a los futbolistas. Hasta 2016, todo el paquete (amistosos, camisetas, merchandising) se le daba a un solo operador (Tenfield). Los futbolistas le pusimos un freno a esas ventas leoninas que no favorecían al fútbol. Desde 2017 hasta hoy entraron US$ 120 millones a la AUF, cuando antes entraban solo US$ 1,5 millones por año con ese único operador. Hoy la AUF tiene el dinero que genera, es de ella y no de terceros. Eso se distribuye a todo el fútbol: al profesional, del interior, al juvenil, al amateur, al femenino, al fútbol sala. Yo fui el líder y por eso soy el más criticado, pero toda mi generación me siguió. Sirvió para entender cómo funciona esta industria que es increíble y la mayor del mundo de entretenimiento. El tiempo le va a dar la debida dimensión.
Este año es clave por los derechos de televisación. ¿De cuánto es ese negocio?
Esa es justamente la pregunta que nos hicimos en las elecciones de 2013, cuando Uruguay era ranking 2 de 212 selecciones que FIFA representa, Eso significaba ingresos millonarios para Uruguay, que justamente no iban para Uruguay. Contratamos auditorías externas, algo que nunca se había hecho. Lo hicimos con plata nuestra. Nos decían que no lo hiciéramos, pero no sé por qué el jugador no puede pensar ni involucrarse. Tenemos un informe de 2014 actualizado en 2019 y ahora la AUF, por primera vez, hizo una valuación en 2023, después de 27 años de contrato.
¿No creés conveniente decir cuánto vale?
Esto genera mucho más de lo que se paga, casi tres veces más, hace mínimo 15 años. Pero lo importante es, en forma libre, preguntarle al mercado cuánto valemos. Ya lo hicimos con el episodio Puma/Nike con la camiseta, que decían que valíamos US$ 4 millones. Probamos que no, que valemos US$ 27 millones, porque el mercado lo dijo. Generamos una revolución. Pensamos inocentemente que nos iban a aplaudir y casi nos matan.
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¿La AUF está preparada para negociar directamente este contrato?
Hoy sí, porque es independiente económica y políticamente, como no era hace seis años. Lo es porque los jugadores le devolvimos los activos, así que tiene dinero para sustentarse, no precisa el favor de nadie y políticamente es independiente. Estamos 30 o 40 años atrás de lo que se hace en el mundo, no inventamos nada.
¿No hay riesgo de que no se presente nadie?
Cero riesgo. Uruguay es un país de clase media, donde 700.000 o 800.000 personas pagan el cable todos los fines de semana. Esa gente banca el fútbol hace 30 años. Lo que puede cambiar es cuánto se aumenta la ganancia para los clubes, jugadores y el fútbol en general. No es contra nadie, es a favor del fútbol y de la AUF. Lamentablemente, esto nos costó mucho enfrentamiento.
Cada vez hay más innovadores y nuevas plataformas de televisación y de transmisión. ¿A vos te interesa quedarte con los derechos?
No, para nada. Cuando entramos en este tema hace 10 años, decían que nosotros queríamos quedarnos con la Mutual. No, queremos que la Mutual se actualice. Después decían que nos queríamos quedar con la marca deportiva, pero no. Lo que queremos es que la marca deportiva pague lo máximo posible. Después decían que quería ser presidente del AUF. Tampoco. Vivo en Brasil, tengo una vida hermosa, no cambiaría nada de mi libertad por estar envuelto en una rutina. Ahora, que me quiero quedar con la televisión... y la respuesta es de nuevo no. Van inventando de acuerdo al momento. Solo queremos que se pague lo máximo posible.
¿Cuál tiene que ser el criterio prioritario que tiene que manejar la AUF para renegociar los derechos?
El fútbol perdió mucho dinero por no tener dirigentes preparados o por conflicto de intereses. Es un círculo vicioso del que no pueden salir más. Toda nuestra generación se perdió de tener mejor estructura y más posibilidades de trabajo por esas malas decisiones. Lo básico ahora es hacer un llamado transparente y no solo maximizar ingresos sino también visibilizar más al fútbol.
¿Cómo definirías a Paco Casal?
Un brillante empresario. No lo conozco, lo vi una vez en mi vida, pero seguramente por lo que conquistó debe ser un tipo brillante.
¿Su aporte al fútbol fue bueno?
Muchas cosas fueron buenas.
¿Como cuáles?
La apertura del mercado europeo para los jugadores en el 90, algo que era difícil, cuando iban dos o tres jugadores solamente a las grandes ligas. Hoy pueden ir 15. Eso es una gran virtud.
¿Qué figuras del fútbol influyeron más en tu carrera?
De niño no veía mucho fútbol, se escuchaba por la radio. Mi viejo coleccionaba libros de fútbol y yo leía mucho de historia del fútbol uruguayo, del '30, del '24, del '50. Influyeron mucho en mí desde José Nasazzi hasta Obdulio Varela o Néstor "Tito" Gonçalves. En la época más moderna, Hugo de León y Diego Aguirre.
¿El presidente electo Yamandú Orsi fue tu profesor de Historia?
Sí, en el liceo Nuestra Señora de Guadalupe, en Canelones. Tres o cuatro años. Los dos éramos futboleros y yo era buen alumno. Es que era becado en el liceo, entonces la única forma para mantener la beca era pasar de año con 10 como mínimo. No tenía más remedio que ser bueno.
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¿Le das mucho valor a la meritocracia?
Todo en la vida se consigue con meritocracia. Lo que logré en el fútbol fue con esfuerzo máximo, siempre al límite físico y mental. Soy intenso. Mi familia es de campo y me enseñó que todo se conquista en base a trabajo y sacrificio. Nadie llega a la élite del fútbol y se mantiene sin un esfuerzo increíble.
¿Cuánta plata ganaste con el fútbol?
Lo suficiente para estar tranquilo. Eso es siempre muy relativo. Tengo un estilo de vida bastante básico, no me gustan las excentricidades para nada. En Turquía, en Brasil, en Uruguay, todos mis amigos me "gastan" con eso.
¿Sos austero?
No sé si esa es la palabra. Tengo vergüenza de gastar en cosas que no son necesarias para el diario vivir, porque tengo amigos, familia y entorno que trabaja día y noche para llegar a fin de mes. Así que hay cosas que no me permito. Lo único en lo que me gusta gastar es en coleccionar memorias. Viajar, tener buenos momentos, conocer lugares, culturas.
¿Qué hiciste con la plata al conseguir el primer contrato importante?
El primero importante fue Nacional. Tenía 18, 19 años. Habré hecho un pedido grande en el supermercado para casa, no me acuerdo... Para mí era importante. Si lo comparás con el del PSG tal vez no. Todo es relativo. Cuando estaba en San Pablo, ya sentí que tenía una tranquilidad económica.
¿Cómo educás a tus hijos para que entiendan los valores del esfuerzo?
Es muy, muy difícil. Es la pregunta que todos padres nos hacemos, ¿cómo transferir las experiencias? Es imposible. Los llevé 40 veces al campo, a Canelones, a la casa donde yo nací, pero no les entra nada. "Gracias por mostrarnos, pero no vamos a ser ni mejores ni peores por ver esto", me dicen. Tienen otra educación mejor que la mía, hablan seis idiomas. Es otra realidad. Entonces, hay que inculcar valores humanos e intentar que aprecien lo que tienen.
¿Cómo aprendiste a administrar tu patrimonio?
No sé si aprendí. Intento aprender todos los días. Los jugadores de fútbol no estamos a salvo de depredadores... y depredadoras. No debe haber un ambiente tan fácil para que lleguen malas personas y roben el botín como es el fútbol. Normalmente venimos de abajo, sin mucha preparación económica... El jugador es noble, no es desconfiado, no ve maldad, hasta que tropieza una, dos, tres veces.
¿Qué es lo más importante que aprendiste en el fútbol que te sirvió para los negocios?
Te lo resumo en un ejemplo. Rogério Ceni, un golero que jugó en San Pablo, el mayor jugador de la historia, hizo 130 goles como goleador, fue campeón de todo. Rogério es complicado por ser tan profesional, tan exigente, no es de fácil trato en el grupo. Muchos no lo querían. Cuando hizo el gol 100 le preguntaron en un reportaje: ¿tenés amigos en el fútbol? Y él se puso a pensar. Yo lo estaba viendo por TV en casa, tomando un vino en París y dijo: "tengo un amigo: Lugano". Casi escupo todo. Miré el Hotmail a ver si tenía un mensaje de él, pero no, porque yo no hablaba con él. Éramos compañeros, nos respetábamos. La reportera le repreguntó: ¿qué es ser amigo en el fútbol? ¿tomar una cerveza después del juego, contarse chistes en el almuerzo? Él respondió que no, que es amigo el que da lo que tiene y lo que no tiene todos los días, para mejorarse él y el colectivo, generar resultados y pasar todos a la historia.
Te descolocó.
Me cambió el concepto. Eso de Rogério me quedó para el fútbol y para la vida. Inclusive lo cuento en charlas empresariales, porque puede ser una definición de empresario o de un buen socio también.
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Tenés negocios en real estate, cemento, biotecnología, NFTs... ¿cómo hacés para saber dónde apostar?
Pongo huevos en distintas canastas. Me meto en cosas nuevas para aprender y sentir un poco la adrenalina. Soy curioso. Aprendí que en los negocios tenés que rodearte de los mejores, como en el fútbol. No era tan bueno, pero estaba siempre con Luis Suárez, Diego Forlán, Rogério Ceni, Zlatan Ibrahimović, Alex de Souza... los mejores por su capacidad y principalmente por sus valores. Esa lectura de las personas la vas aprendiendo.
¿Dónde te imaginás en 10 años?
No miro ni para adelante ni para atrás. No sé si es defecto o virtud, pero vivo tan intensamente el hoy que no me da tiempo de pensar en eso. Mis amigos me gastan, dicen que si alguien se quiere esconder de mí tiene que ir a mi casa. Mis hijos, que me teletransporto. Siempre estoy en movimiento. Muchos recomiendan cinco minutos de reflexión a diario, pero yo hace 20 años que no lo hago, desde que jugaba una final.
*Este artículo fue publicado en la edición impresa de Forbes Uruguay #16, de febrero de 2025. Para suscribirse, clic aquí.