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Liderazgo

Cuatro trucos para tratar con compañeros de trabajo "mandones" (sin perder la calma)

Sho Dewan Colaborador

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Aprendé a manejar situaciones desafiantes con colegas difíciles sin generar conflictos innecesarios. Estrategias clave para evitar roces, establecer límites y mantener la armonía en el ambiente laboral.

31 Marzo de 2025 11.28

Independientemente de la industria en la que trabajes, es probable que hayas tenido algún compañero que se comporta como si fuera tu jefe, o incluso más que tu jefe real. Parece que en la descripción de su puesto se incluya dar consejos no solicitados, tomar decisiones por otros y microgestionar cada proyecto.

En algún momento, a todos nos toca lidiar con compañeros difíciles y realmente es una prueba de paciencia. Por más molesto y frustrante que pueda ser, saber cómo manejarlos adecuadamente puede hacer tu vida laboral mucho más sencilla. Quizás no tengas control sobre su comportamiento, pero sí podés elegir cómo responder. 

Acá hay algunas estrategias prácticas que pueden ayudarte a manejar estas situaciones desafiantes sin estrés ni drama innecesario.

Reunión laboral con el jefe.
 

 

1. Evitarlos si es posible

Una de las formas más simples - aunque a menudo pasada por alto - de tratar con colegas mandones es evitarlos, siempre que se pueda. Si no hay necesidad de interactuar con ellos, entonces no lo hagas. No te ofrezcas como voluntario para proyectos en los que estén involucrados. Si intentan dominar durante las reuniones, podés disculparte y salir educadamente, si la agenda ya no requiere tu presencia.

Evitá las charlas cotidianas con ellos porque seguramente derivarán en cómo hacer mejor tu trabajo y compliquen las cosas más de lo necesario. Si tenés que responder a sus mensajes, sé breve y hacelo solo a través de los canales oficiales de comunicación para evitar conversaciones innecesarias y marcar límites.

Incluso elegir un asiento alejado de ellos puede hacer la diferencia. Se trata de generar el hábito de mantenerlos fuera de tu radar para enfocarte mejor en tu trabajo. Por lo tanto, intentá mantener distancia y proteger tu tranquilidad.

Foto De Personas Que Tienen Una Discusión
 

2. Ceder en lo que no importa

Cuando tenés un compañero mandón, es fácil sentir todo tipo de emociones: bronca, disgusto, estrés, agotamiento. Incluso podés sentir la necesidad de enfrentarlo y decirle las cosas de frente. Pero, ¿vale la pena el tiempo y la energía? A veces, la mejor solución es simplemente dejarlos ser.

Si quieren actuar como si estuvieran a cargo, dejalos hacer lo que quieran. Enfocate en tu trabajo y no entres en discusiones ni te pongas demasiado a la defensiva. Solo generarás tensión y caos innecesarios.

¿Quieren tomar la iniciativa en la presentación del equipo? Dales ese momento, siempre y cuando hayas hecho tu parte. ¿Insisten en un formato o diseño específico? Dejalos decidir, siempre y cuando no afecte tu tarea. Evitá complicarte la vida cediendo en lo que no es importante. Al final, no se trata de quién gana, sino de hacer bien tu trabajo.

oficina, trabajo
 

3. Entender qué buscan

Hay situaciones en las que ya no se puede evitar a los compañeros mandones, por lo que vale la pena tratar de entender qué es lo que realmente quieren. ¿Están siendo mandones porque no manejan bien una herramienta o plataforma?

Quizás estén abrumados por su propia carga de trabajo y actúan de manera dominante como mecanismo de defensa. Tomate un momento para analizar si hay alguna forma en la que puedas ayudar. Colaborá si es necesario.

Por ejemplo, podés decir: "¿Qué te parece si yo me encargo de la investigación y vos hacés la revisión?" o "Puedo trabajar en el análisis de datos y vos podés finalizar el informe". Esto puede reducir la tensión y mejorar la productividad. Ya sea dándoles una mano o manteniéndote al margen, entender qué buscan puede ayudarte a evitar conflictos innecesarios en el trabajo.

networking mujeres trabajo
 

4. Escalar el problema solo si es necesario

Primero, hablá con tu compañero de manera directa y tranquila sobre cómo su actitud te está afectando. Por ejemplo, podés decir: "A veces siento que mis ideas no se escuchan. Me gustaría tener más espacio para trabajar en mis tareas" o "Siento que, muchas veces, me dicen qué hacer y eso me parece una falta de respeto". A veces, las personas no se dan cuenta de que su comportamiento es un problema hasta que alguien se los señala.

Si eso no funciona, intentá hablar con otros miembros del equipo al respecto, pero tené cuidado con quién lo comentás. El objetivo es solucionar el problema, no generar más conflictos. Hacé todo lo posible por manejarlo dentro del equipo antes de acudir directamente a Recursos Humanos.

Considerá a RRHH como el último recurso, solo si la situación es grave y la actitud está afectando a todo el equipo. Como alguien que trabajó en RRHH, puedo decir que la mayoría de los conflictos menores en el trabajo se pueden resolver internamente. Escalar el problema antes de tiempo puede agravar las cosas. Si probaste distintas estrategias y nada funcionó, entonces sí, llevá el tema a través de los canales adecuados.

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Trabajar de por sí ya es un desafío, por lo que no queremos sumar más razones para sentirnos agotados. Por eso, es clave aprender a manejar estratégicamente a los compañeros mandones, ya sea evitándolos cuando se pueda, comprendiéndolos y cediendo en lo que no importa, o escalando el problema si no hay otra opción. 

Se trata de marcar límites sin perder la profesionalidad. Elegí bien tus batallas y sé el cambio que querés ver en tu entorno laboral.

Nota publicada en Forbes US. 

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