Todo empezó con un campo arrendado de 350 hectáreas (ha) y el capital de cinco inversores en 2010. Catorce años después, gestiona una megaestancia de casi 57.000 ha con más de 63.000 cabezas de ganado de clientes que no son especialistas en administración rural. Nicolás Jasidakis, CEO y cofundador de República Ganadera, siempre estuvo vinculado al campo a través de su tío, un ganadero de los de antes. Estudió Marketing y luego hizo un MBA. El foco de su empresa es la administración de cabezas de ganados que los inversores adquieren y luego reciben una renta anual en dólares por medio de contratos a tres años.
En entrevista con Forbes Uruguay, Jasidakis explicó las claves de este negocio que lidera junto a su socio, Mauro Mussio, en el que gestionan campos en el norte del país. Sus planes son continuar consolidando el ciclo ganadero y apuntar al sur en busca de nuevas oportunidades, para ganar más dólares por kilogramo de carne producido.
¿Qué perspectivas ven para el negocio de la ganadería en 2024? Cerramos un 2023 complejo por la fuerte caída de los precios.
Para la ganadería va a ser un año de aceleración por el simple hecho de que estamos saliendo de una seca muy complicada. Los campos están espectaculares y eso lo estamos viendo con uno de los mejores entores que estamos registrado en los últimos tiempos. Esto seguramente nos lleve a tener una de las mejores tasas de parición en la próxima primavera. En nuestro caso, una alta proporción de vaca se entoró en forma temprana; eso de alguna forma ya mejora la perspectiva para este año y el arranque del 2025.
Cada lluvia hoy son dólares que llegan desde el cielo, porque baja costos y da un impulso a las pasturas y, al final del día, mejora la productividad.
Pienso que el 2024 va a ser el año de la ternera y el ternero. Por otro lado, los muy buenos rindes que se han obtenido a nivel agrícola y las perspectivas para la zafra de verano (por la oferta de maíz) pueden también llevar a que se dé un impulso al negocio de los corrales.
¿Cómo fue el proceso de expansión de la empresa?
Administramos un total de 40 campos y lo que nos hace únicos es que no seguimos el formato tradicional de tomar capital, sino que los mismos inversores son los dueños de los animales y la empresa se encarga de administrarlos. Todos los campos que trabajamos son arrendados, algunos dedicados al pastoreo, pero incluso dentro de esta categoría contamos con personal de República Ganadera que trabaja en ellos.
Esos 40 campos albergan actualmente alrededor de 63.000 animales. Además, también administramos dos corrales (feedlots) en Artigas, que es nuestra base de operaciones. Estamos abarcando prácticamente todo el norte de Uruguay (Artigas, Río Negro, Tacuarembó, Salto, Rivera). Además, estamos explorando oportunidades para expandirnos hacia el sur del Río Negro.
¿Cuáles son sus focos principales en la gestión del ganado?
En 2010, siendo muy pequeños, arrancamos probando gradualmente con un formato de cría. Evolucionamos y ahora tenemos un ciclo ganadero completo en el negocio, abarcando desde la cría, recría, hasta la terminación. Es un logro significativo. Nuestra visión a futuro implica seguir avanzando dentro de la cadena y el negocio. No se trata solo de que los clientes vean una colita de cuadril con el logo de República Ganadera en el supermercado, aunque eso sea algo espectacular para un inversor y productor nuestro. Más que nada, nuestra meta es optimizar la rentabilidad, buscando obtener más dólares por kilo de carne producido. Hoy, en pos de seguir ganando más eficiencia a la hora de producir, hemos definido zonas de cría, de recría y de engorde.
¿Cómo es el esquema para invertir en República Ganadera?
Cualquier persona que compre un animal, ya sea 1 o 10.000, debe estar inscripta en el registro del Ministerio de Ganadería y se convierte automáticamente en productor ganadero. Le confía su administración a República Ganadera y le pagamos un rendimiento fijo en dólares sobre la valuación de los animales para que sea sencillo de entender para inversores no familiarizados con la producción ganadera. Creamos un producto que conecta el campo con la ciudad y viceversa.
¿Con qué perfil de productores e inversores trabajan?
Tenemos dos perfiles bien marcados. Por un lado, tenemos a jóvenes profesionales que están dando sus primeros pasos en el mundo de las inversiones. Son conscientes de que el dinero en la cuenta no crece y buscan la opción de invertir en ganado. Este grupo está compuesto mayormente por médicos, arquitectos e ingenieros de sistemas. Por otro lado, tenemos a inversores más experimentados con más volumen de dinero, que lo ven como un negocio atractivo para su capital.
Ofrecer rentabilidad fija con un negocio a cielo abierto y con una elevada volatilidad en los precios es todo un desafío…
Ese es un punto clave en nuestro modelo de negocio y tenemos estrategias para abordarlo. Cuando un inversor o productor firma un contrato a tres años con nosotros, establecemos metas específicas en términos de kilos de carne o número de animales nuevos nacidos que deben producirse durante ese período. Al finalizar el contrato, si surge alguna diferencia frente al mercado en términos de precios, confiamos en que el volumen de carne generado debería compensar esa variación.
Esta estructura busca brindar seguridad y estabilidad a nuestros inversores, a pesar de las fluctuaciones en el precio del mercado. La mayoría de las veces nos pasa que el precio del ganado está para arriba de lo que se había colocado al inicio, entonces, no solo generamos volumen de carne con esos animales producidos, sino que hasta los puedo vender más caros.
¿Los contratos son todos a tres años?
Sí. Al finalizar el contrato, si el productor decide continuar y ambas partes están de acuerdo, renovamos la asociación para seguir trabajando juntos. Esta flexibilidad y adaptabilidad son fundamentales para establecer relaciones a largo plazo y construir un modelo de negocio sostenible. La mayoría de los inversores optan por seguir para adelante, porque tienen una mirada de largo plazo.
¿Cuál es el mínimo de inversión que se requiere?
El mínimo para aquellos que no son propietarios de ganado es de US$ 5.000. Para el formato con propiedad de ganado, el piso son US$ 25.000. En este último es donde están más del 90% de nuestros clientes y es donde hacemos foco en la comunicación.
¿Cómo es el proceso de toma de decisiones en la empresa?
Mi perfil tiende más hacia lo comercial, mientras que mi socio (Mauro Mussio) tiene un enfoque más productivo. La toma de decisiones en el negocio es compartida, definiendo hacia dónde queremos llevar la empresa y cómo la gestionamos. Tengo una licenciatura en marketing, un MBA y una maestría en Agronegocios, mientras que mi socio es ingeniero agrónomo. Somos dos apasionados en este negocio, dos hijos en esto, por así decirlo, que lideramos como directores. Nos complementamos enormemente.
Están evaluando expandirse hacia el sur del país. ¿Pensaron en hacer algo de agricultura para ganar en soberanía de alimento para los corrales, por ejemplo?
Hoy estamos haciendo algo de agricultura por fuera de lo que es el negocio con los inversores con el ganado. Actualmente, hacemos unas 1.800 hectáreas de agricultura. Con eso alimentamos al 50%-60% de la demanda de nuestros corrales. El objetivo siempre pasa por ganar más dólares por kilo de carne producido. Hoy tenemos otra capacidad para asumir cosas que antes no podíamos hacer.
Debe ser una tarea constante estar renovando los contratos de arrendamiento de una superficie tan importante. ¿Cómo es la relación con los propietarios de los campos?
Mantenemos un estándar medio establecido que define los términos de pago y otros aspectos clave, como el cuidado de los campos que arrendamos. No somos una empresa de hacer locuras.
En algunas ocasiones, asumimos mejoras en los campos y luego negociamos estos aspectos con el propietario. Por lo general, están satisfechos con nosotros.
¿Puede la situación de Argentina afectar la dinámica del negocio en Uruguay?
Es difícil prever el impacto de las medidas anunciadas. No tenemos certeza sobre si el acercamiento de la brecha entre el dólar blue y el oficial seguirá o si la inflación efectivamente se moderará. Hoy es muy difícil ver una luz al final del túnel. Está claro que la apuesta del gobierno es a las exportaciones y a las agropecuarias en particular. Con una buena cosecha de maíz y soja van a tener cierto desahogo en 2024.
¿Qué temas clave para la producción agropecuaria debería encarar el próximo gobierno?
Cerramos el 2023 con una muy buena noticia para el sector, al reducirse de 90 a 46 días la estadía de un animal en un campo previo a la faena. Esto indudablemente le provoca una caída de costos para el negocio del corral (feedlots). A nivel de agenda internacional, lo que todos pedimos: apertura de nuevos mercados. En lo interno, necesitamos una agenda gubernamental que acompañe la ganadería del futuro, que se ha tecnificado y logrado avances importantes con temas como la trazabilidad, por ejemplo.
¿Qué expectativa tenés para los TLC que está negociando Uruguay?
Soy un convencido de que los acuerdos comerciales suponen prosperidad, oportunidades y trabajo. La carne, al igual que otros productos que se exportan a China, pagan un 12% de arancel. Acceder a un arancel de 0%, a mediano plazo, nos daría una ventaja competitiva importante para la cadena. Hoy le exportamos más a China de lo que le importamos, por tanto, es un acuerdo beneficioso para el país.