La mayoría de la gente ve un ascenso laboral como una recompensa por sus esfuerzos y su contribución a la empresa en la que trabaja. La sabiduría convencional afirma que, en lo que respecta a las funciones corporativas, permanecer demasiado tiempo en un mismo puesto hace que parezca que uno se está estancando.

Al fin y al cabo, se llama la escalera corporativa porque si no está subiendo, la opinión general es que no está haciendo un buen trabajo. ¿No es así?

Bueno, como antiguo responsable de RRHH, puedo decirle que esto no siempre es cierto.

Sé que parece contrario a la intuición, pero es bastante habitual ver a personas que eran excelentes como colaboradores individuales, ascender a puestos directivos y luego no cumplir las expectativas con su rendimiento. Una oferta de ascenso puede sonar muy bien sobre el papel, pero no garantiza automáticamente la satisfacción laboral.

Acá tiene cuatro razones por las que debería pensárselo dos veces antes de aceptar esa oferta de trabajo.

Si no se alinea con sus objetivos

Un puesto directivo no es una mejora de su trabajo de principiante. Claro, puede venir con ventajas como una nueva oficina, un aumento de sueldo o incluso una plaza de aparcamiento garantizada cerca del edificio. En cambio, es un papel completamente distinto que conlleva responsabilidades diferentes que pueden o no alinearse con sus objetivos profesionales a largo plazo.

Por ejemplo, digamos que es usted un ingeniero de software apasionado por escribir código. Disfruta con un buen problema de codificación y se siente realizado cuando por fin resuelve un problema que estaba atascando a su equipo durante semanas.

Es por esta pasión por lo que destaca entre sus compañeros y un día, le hacen una oferta de ascenso como Director de Ingeniería. A pesar de llevar la palabra "ingeniería" en su nombre, lo más probable es que se dedique más a la gestión que a la ingeniería propiamente dicha.

Puede que se vea alejado de la codificación y empujado a supervisar a todo el equipo de ingeniería, gestionar los plazos de los proyectos y trabajar con otros departamentos para garantizar una colaboración sin fisuras, algo que puede resultarle menos agradable que su función anterior.

Si ya se siente realizado en su función actual y cree que un puesto directivo le alejará de su verdadera pasión, quizá aceptar esa nueva oferta de ascenso no sea la mejor idea.

Si significa sacrificar su equilibrio entre trabajo y vida privada

Como colaborador individual, es probable que sólo se espere de usted que esté disponible dentro de su turno. Se espera que cumpla con sus tareas en un plazo determinado y, por lo general, es libre de fichar después. Para mucha gente, esto significa poder mantener un equilibrio razonable entre trabajo y vida privada.

No siempre es así cuando se sube a un puesto directivo, donde su rendimiento está ligado al éxito de todo el equipo. Muchos nuevos directivos se ven obligados a pasar más horas en el trabajo, sobre todo cuando tienen que hacerse cargo de un miembro del equipo con dificultades o cuando hay que cumplir un plazo crítico.

No me malinterprete: conseguir un puesto directivo puede ser una oportunidad única para adquirir nuevas habilidades y aprender lecciones que resultarán útiles a largo plazo. Mucha gente se fija en su sueldo y cree que el incentivo económico es suficiente para estimularles. Y algunos individuos sobresalen por naturaleza bajo presión y desean más responsabilidad para hacer crecer sus habilidades.

Pero a veces, un trabajo es sólo un trabajo. Y si se siente a gusto en su puesto y con los ingresos que percibe, entonces puede tener sentido pasar de ese ascenso.

Si los puestos directivos quedan vacantes constantemente

A veces, la gente es ascendida no porque sea la mejor opción, sino porque simplemente no hay otra mejor. Si su departamento parece una puerta giratoria constante para los directivos, entonces la oferta de ascenso que aterrizó en su mesa no es necesariamente una señal de que usted sea el candidato ideal para el puesto.

Por el contrario, podría ser una señal de un problema más profundo dentro de la organización, como el agotamiento, la falta de apoyo de la alta dirección, los entornos de alta presión o una mezcla de los tres. Teniendo en cuenta estas cuestiones, puede que no esté precisamente preparado para el éxito y que acabe en la misma situación en la que se encontraban los anteriores directivos.

Es posible que intente crear un cambio dentro de su función, lo que puede valerle la pena a largo plazo. Sin embargo, es mejor gestionar sus expectativas y darse cuenta de las limitaciones de lo que se puede conseguir dentro de su nivel. Si el problema es sistémico, es probable que el cambio tenga que venir de la cúpula directiva, no de los mandos intermedios.

Si el liderazgo no es lo suyo

El hecho de que rinda bien en su puesto actual no significa que sea automáticamente el mejor candidato para un puesto directivo.

Algunas personas nacen líderes por naturaleza. Pero para el resto de nosotros que no lo somos, la buena noticia es que, al igual que cualquier otra habilidad, el liderazgo puede aprenderse. Sin embargo, es crucial darse cuenta de que no es una transición de talla única, y no todo el mundo puede tener la inclinación o el deseo de convertirse en un líder.

Conseguir un ascenso suele ser una buena señal: apunta a su éxito en su puesto actual y a su potencial para hacer un mayor impacto dentro de la organización. Sin embargo, es crucial comprender que un ascenso no sólo cambia su título, su salario y sus ventajas, sino que también altera sus tareas diarias, los indicadores clave de rendimiento de su función y las habilidades que necesita para tener éxito.

Preste atención a estos cambios y asegúrese de que sabe muy bien en qué se está metiendo antes de aceptar la oferta. Al fin y al cabo, se trata de su carrera y usted decide qué es para usted el "éxito".

Nota publicada por Forbes US