Cómo hacer de cada día una obra maestra: potenciar el rendimiento con la "regla de oro" en equipos de gestión y marketing
Sarah Jarvis Colaboradora
Sarah Jarvis Colaboradora
Muchas columnas de motivación que analizan la filosofía de gestión o la excelencia organizativa empiezan con una cita de John Wooden, y con razón. La leyenda del básquet de la UCLA creía que debemos vivir de acuerdo a una “regla de oro”: “Tratar a los demás como te gustaría que te traten”. Esa es la clave del éxito tanto dentro como fuera de la cancha.
Este concepto es la base de las interacciones interpersonales positivas, del liderazgo corporativo de éxito y las prácticas de marketing eficaces, y es algo que trasmito a todos mis equipos como directora de comunicaciones y propuestas de Eagle Eye.
Por eso, quiero empezar este artículo citando a John Wooden: "Hacé de cada día tu obra maestra". Se trata de una idea que el deportista utilizó para ayudar a sus equipos a centrarse en el acá y el ahora, rindiendo al máximo de su capacidad, no lanzándose en un esfuerzo a medias, ni días "flojos".
Con frecuencia, cuando somos chicos nos dicen: “Hacé lo mejor que puedas”, pero el consejo de Wooden va más allá, animando a su equipo a hacer lo mejor en cada momento: "No pueden hacer nada respecto al futuro. Aún está por llegar. Sin embargo, el mañana está en gran parte determinado por lo que hagas hoy. Así que hagan de hoy una obra maestra".
La “regla de oro” es uno de los principios fundadores de la empresa Eagle Eye. El fundador, Steve Rothwell, puso en marcha la empresa como una oportunidad para que las empresas usen la tecnología para construir mejores relaciones con sus clientes tratándolos como quieren ser tratados.
Cada uno de los miembros del equipo debe seguir la “regla de oro” en todo lo que hacen, tratando a todas las personas con las que entran en contacto (sean compañeros de trabajo, clientes, socios o cualquier otra persona) como a ellos les gustaría ser tratados. Conseguirlo no es tarea fácil, así que elaboramos una estrategia para impulsar a los equipos al éxito. Acá la forma de lograrlo:
Reconociendo que es prácticamente imposible seguir sistemáticamente la “regla de oro” a menos que te encuentres en tu mejor momento, creamos un programa de incorporación: Habilidades para la vida, que se imparte a todos nuestros empleados y les ayuda a dar lo mejor de sí mismos, en el trabajo y en casa.
Gran parte de Habilidades para la vida tiene sus raíces en la terapia cognitivo-conductual, que proporciona un sólido marco psicológico para esta iniciativa. Su objetivo es enseñar a los miembros de nuestro equipo a dominar su mente y evitar dejarse secuestrar por las emociones o las circunstancias.
Lo utilizamos para establecer un lenguaje común, de modo que los compañeros puedan comunicarse abiertamente y con facilidad cuando se encuentran con cosas difíciles. Trabajamos para darles las habilidades que necesitan para salir "de la caja", seguir adelante y hacer de sus días “obras maestras”.
Creemos que el trato que recibís de tu jefe en el trabajo es lo que más influye en la satisfacción laboral. Un directivo que es paciente, comprensivo, que ofrece comentarios amables y que aprovecha los puntos fuertes de su equipo tendrá probablemente un grupo de empleados trabajando para él que se sienten bien y quieren quedarse.
En consecuencia, invertimos mucho en mejorar las competencias de nuestros líderes y de nuestro equipo de alta dirección, lo que constituye una buena inversión para cualquier empresa, especialmente para las que dan prioridad al marketing, al customer engagement y a la experiencia del cliente.
En última instancia, los directivos deben esforzarse por comprender a cada uno de los miembros de su equipo para saber cómo tratarlos y ayudarlos a alcanzar su máximo potencial. Esta interpretación de la “regla de oro” se aplica igualmente al marketing minorista.
Seguir la “regla de oro” forma parte del ADN de nuestra empresa y de nuestra dirección estratégica, pero es importante recordar que son los individuos quienes la ponen en práctica. Es igualmente importante reconocer a esos individuos cuando proponen una idea que ayudará a su empresa a convertirse en un negocio mejor. Nos referimos a estas personas como "encendedores culturales" porque su iniciativa despierta nuestra filosofía corporativa.
Gracias a los encendedores individuales, nuestra empresa tiene una asociación benéfica con 52 Lives. Varias de estas personas motivadoras fomentan nuestra diversa gama de recursos para empleados (mujeres de color, neurodiversidad, LGBTQI+, etc.) que fomentan una cultura de comprensión y promueven un entorno de trabajo solidario.
Los encendedores individuales están detrás de la gran variedad de comunidades virtuales de nuestra organización, que representan pasiones compartidas por la música, los libros, los juegos e incluso el cultivo de verduras.
En tu empresa o equipo, seguramente hay encendedores individuales. Quizá no sean cultivadores o lectores, pero dándoles rienda suelta para que exploren cualquiera que sea su interés, estarán más comprometidos y más dispuestos a compartir la gran idea que podría hacer una diferencia en su negocio.
Al fomentar el liderazgo en todos los niveles de la empresa, impulsás el sentido de pertenencia, el orgullo y la diversidad de perspectivas. Eso te ayudará a seguir la “regla de oro” en más aspectos de tu organización y tus operaciones.
Creo que al ser tu mejor yo, desbloqueás más oportunidades para tratar a los demás como te gustaría que te traten. Es entonces cuando realmente se produce la magia. Los individuos que se sienten vistos y respetados. Quienes reciben este trato son más propensos a rendir y continuar el ciclo.
En Eagle Eye, lo llamamos la revolución de la “regla de oro”. Las tres mejores prácticas analizadas en este artículo no son exhaustivas, pero pueden ser lo que tu equipo necesita para hacer de hoy, y cada día, una obra maestra.
Nota publicada en Forbes US.