Max Godet sorprende. Es diferente a como uno podría imaginar al gran rabino de la comunidad israelita en Uruguay. Con una sonrisa gigante y una envidiable capacidad de comunicación, cada semana desde su cuenta de Instagram comparte enseñanzas ancestrales con un lenguaje llano y ameno, que combina con sus conocimientos de sicología y neurociencia.
Tiene 35 años. Nació en Recife, al norte de Brasil, y sirvió como rabino en Río de Janeiro y en Ecuador. En 2017 se instaló con su familia en Uruguay.
Creció en una casa en la que se hablaba de negocios. Su abuelo y su madre fueron empresarios. Vio cómo la empresa de su madre dio quiebra, y fue testigo de cómo ella se rehizo de cero. Fue mentor de empresarios. Conoció gente con la habilidad de hacer dinero y herederos con “cero inteligencia financiera”. Trató con personas de negocios que tenían “vidas vacías sin propósito” con “una cantidad de problemas que no se solucionaban con dinero”.
Transmite que la prosperidad es cuestión de plenitud, basado en las antiguas enseñanzas de la Kabbalah, una sabiduría milenaria que estudia las leyes del universo y la expansión de la conciencia a través del desarrollo personal.
Al profundizar en la relación de la Kabbalah con el dinero, entendió que “hay mucha más sicología que atajos”.
Godet recibió a Forbes Uruguay en su oficina en la sede de la Kehilá, la comunidad israelita, en la calle Canelones, en el centro de Montevideo. A sus espaldas, una frondosa biblioteca y ante él, un escritorio espacioso y despejado. Entre los pocos objetos hay una pequeño papel en el que tiene anotadas varias líneas en hebreo, una especie de guía de la prosperidad.
A continuación, un resumen de la conversación que mantuvo con Forbes Uruguay sobre cómo alcanzar una mentalidad de prosperidad según la Kabbalah y cómo se relaciona este antiguo conocimiento con conceptos muy actuales como propósito, impacto, valor y marca personal.
¿Cómo puede ayudar la Kabbalah a que una persona sea próspera?
El camino de la Kabbalah para que te conviertas en una persona próspera en todos los ámbitos -y que generes riqueza- es la mentalidad. Si tienes una mentalidad de crecimiento y te vas a la bancarrota, vas a volver a lo que eras.
Una vez que tienes una mentalidad de prosperidad, generás prosperidad. Tu principal activo tiene que ser tu mentalidad. Y es lo más difícil de construir. El proceso que recomienda la Kabbalah es primero que adquieras la habilidad de estabilidad emocional, que es diferente del concepto de inteligencia emocional que describe (el sicólogo estadounidense) Daniel Goleman.
¿Cómo se adquiere?
A través de la autosuficiencia. Que tú entiendas que eres autosuficiente, que no necesites de nada externo para estar pleno, que no condiciones tu plenitud a nada que sea externo. Tienes que disfrutar de estar solo, de tu presencia. Tienes que valorarte. ¿Sabes cuántos narcisistas hacen malos negocios por orgullo? Pierden dinero por orgullo, compran más de lo que pueden porque tienen una carencia, tienen que probar algo.
¿Esa autosuficiencia sería algo cercano a la felicidad?
La palabra felicidad no es parte de la Kabbalah. Hablamos de paz. Se busca el shalom, la paz. Nadie sabe lo que es la felicidad, es una ilusión. Paz en hebreo es plenitud. La palabra shalom quiere decir pleno: es la misma palabra para pleno y paz. Que en mi hogar me sienta pleno, con las amistades que tengo; y si no tengo hogar o amistades, que también me sienta pleno. Que tu aprendas a estar en paz y desarrolles esta habilidad de sentirte pleno sin necesidad de algo exterior. Así no sos un esclavo de los bienes, las posesiones y las personas.
Si tus hijos, tus padres y tus amigos te admiran, estás bien. Y si no te admiran, también estás bien.
Es algo bien difícil de lograr…
Sí, pero es algo que se desarrolla. Cada vez que das importancia, que das autoridad a alguien sobre ti, te estás haciendo esclavo en determinado aspecto. Cuando sientes que debes algo a alguien, porque hay alguien que tiene expectativa de ti, o alguien te dijo algo que no te gustó y te generó una sensación desagradable, quiere decir que que tu le estás dando autoridad.
Todo lo que tienes que hacer es quitarle esa autoridad. Teóricamente es bastante simple. ¿Cómo se hace en el día a día? Cuando te sientes herido o atacado, preguntate ¿qué autoridad tiene sobre mí? Yo sé lo que estoy haciendo, no te doy autoridad. No puedes callar la boca de nadie, pero puedes quitarle la autoridad a nivel emocional que tiene sobre tí.
¿Qué más se puede hacer para lograr una mentalidad de prosperidad?
Que aprendas a estar bien con poco. No quiere decir que seas una persona resignada o poco ambiciosa. Está bien que seas una persona ambiciosa, pero que aprendas a estar bien con poco. Que no te desesperes si hoy vives una vida de lujo y mañana el lujo se va. Para que no estés siempre con este temor, esta ansiedad de que algo malo puede pasar.
Lo peor que puede pasar es que vas a tener un estilo de vida simple. Desde hoy acostumbrate a eso. Los self made man, que hicieron grandes fortunas, los gigantes, vinieron de la adversidad y si tienen que volver a ella, vuelven.
Tienes que cada día estar cómodo con lo incómodo, con la simplicidad.
¿Aunque hoy tengas todas las comodidades y posibilidades?
Sí. Nadie está libre de una bancarrota. El punto es que no hagas negocios con miedo, que no vivas con miedo, porque eso te quita tu paz. Que te amigues con la idea de que si pierdes todo, siempre te tienes a ti. Tienes amor propio: mañana te levantarás y reconstruirás.
Hay gente que siente mucha ansiedad porque, aunque sabe que puede recuperarse ante una caída, esa recuperación no va a ser inmediata…
Hay dos principios de la Kabbalah relacionados a esto. El primero es el principio de la reputación. Dijo el rey Salomón, que fue un gran maestro de la Kabbalah, que es mejor un buen nombre que un buen aceite. ¿Qué quiere decir? Que una buena reputación es mejor que un buen producto. Más importante que el producto que haces es tu nombre. Que la gente no asocie tu marca personal a tu producto sino a ti. Los productos fallan, tú no fallas.
Quienes se caen y siguen haciendo negocios es porque tienen networking. Que haya una cara detrás de la empresa. Cuida tu reputación, tus vínculos, tus amistades porque si mañana caes, vas a volver si estás creativo y si hay una comunidad que te apoya. ¿Cuánto tiempo te va a llevar volver si caes? Depende principalmente de tu reputación. Te puede llevar nada. Al día siguiente sales con un buen proyecto y vas a tener inversores. Y volvés.
El otro principio es que el dinero es como una escalera. Por dos razones. El primer aspecto es que se crece paso a paso. No podés saltear etapas. No es que de la primera pasás a la última: tienes que ir etapa por etapa.
Si tu empresa creció a determinado nivel, quedate un poco ahí. No salgas con franquicias ya, espera un año que se consolide, que tenga su nombre. Vas a vender mucho mejor en un año, que si vas apurado ahora. Invierte más en tu nombre y tu marca. Esa es la naturaleza del dinero: hay que ir paso a paso.
Lo otro que tiene que ver con la analogía de la escalera es que dice la Kabbalah que el dinero no cambia a una persona, sino que la toma y la lleva al tope de la escalera, pero es la misma persona. ¿Qué quiere decir? Que si eras arrogante pobre, vas a ser arrogante rico. Si descuidabas tu salud siendo pobre, la vas a descuidar siendo rico. Seguirás con los mismos malos hábitos, solo que ahora tienes dinero. Que si tu relación con tu pareja iba mal, con dinero (esa situación) se va potenciar.
No debes caer en el engaño de que las cosas con dinero van a mejorar. Ahora es cuando tienes que mejorar. Ahora tenés que convertirte en la persona que quieres ser y el dinero te va a potenciar eso.
¿Qué piensa del factor suerte?
Le he preguntado a personas muy ricas cuál es la razón de su éxito y algunos me han dicho que tuvieron suerte; que muchos lo intentaron y que ellos tuvieron la suerte de lograrlo. Yo no uso la palabra suerte porque se entiende como algo aleatorio, que no tiene nada que ver contigo. Pero la suerte sí depende de ti.
En la Kabbalah creemos que la prosperidad se da cuando hay flujo de abundancia. En lugar de suerte decimos flujo de abundancia.
Dice la Kabbalah que el flujo -la luz- tiene que tener un recipiente, una vasija para absorber. Si en tu cabeza tenés el flujo de luz de Elon Musk (el fundador de Tesla) pero no tenes vasijas para recibir todo esto, entonces no quiere decir nada. De hecho mucho flujo, mucha luz, hace romper la vasija. Es un concepto cabalístico. Entonces tienes que hacer crecer tus vasijas y recibir flujo.
¿Qué es la vasija?
Son tus habilidades y lo que tu haces para generar el dinero. No sirve que estés con la mentalidad de riqueza pero no haces nada. Tienes que ir expandiendo. La vasija son los medios para poder recibir la abundancia.
¿Por ejemplo capacitarte, buscar conectarte con gente apropiada?
La capacitación, el adquirir inteligencia financiera, te expande la conciencia de prosperidad. Vasija es lo que tiene que ver con la práctica. Agarrás los US$ 1.000 que tenés guardados y haces una inversión. Hacés algo sabiendo que podés ganar US$ 10.000 o terminar perdiendo US$ 2.000, pero hacés algo.
Toda acción aunque pequeña expande la vasija. Este flujo de abundancia necesita materializarse en algo. No puedes esperar que la primera vasija sea la que vaya a recibir todo el flujo. Tienes que expandirla, tienes que crear más vasijas. Cuantas más vasijas, más abundancia puedes recibir.
Usted charla a menudo con empresarios. ¿Qué consejos les da?
A veces escucho personas que dicen “la empresa está mal” y mi consejo es “vendela ahora”. Y me dicen cómo voy a hacer eso, es como mi hijo o es la empresa de mi papa. Eso es lo más enfermizo que hay. Tu empresa no es ningún hijo. El dinero no es un objetivo en sí, es un medio. No puede haber vínculo emocional con el dinero.
La persona que va a hacer negocios involucrando su emoción, no va a tener éxito. Puedes cuidar a la empresa, puedes quererla como un activo precioso para tí,pero jamás permitas este vínculo emocional.
¿Por qué?
Porque vas a perder oportunidades. Vas a cegarte si vas a manejar la empresa pensando qué le hubiera gustado a papá. Papá hizo la empresa para darte mejor calidad de vida. No creas que es un legado de vida. Su legado es lo que papá te enseñó con sus acciones, con cómo lideró. La empresa es dinero. Lo podés convertir en números, y no hay emoción en los números. Los hijos no son números.
¿Sabías que en hebreo no existe el verbo tener? ¿Cómo se dice yo tengo en hebreo? Se dice existe para mí, hay para mí. Hay para mí un hijo, hay para mí una casa. Hay una empresa para mí. No es tu posesión. La idea de posesión es un engaño, es una ilusión. Lo que sí tenés es la responsabilidad de administrar algo que está bajo tus cuidados.
¿Esa distancia emocional, ese desprendimiento, vendría a ser como una llave para transitar ese camino hacia la mentalidad próspera?
Son creencias que tienes que tener imbuidas. Estas creencias te permiten actuar con otra soltura, con otra libertad, con menos expectativas. Por ejemplo, a tu hijo le dices yo te traje al mundo, esto es lo que yo creo, estas son mis experiencias, las comparto contigo, te ayudo a pagar la universidad si quieres. Hasta aquí. Ahora sos tú, hijo, el que decide si vas a ser un bailarín y no vas a seguir con la empresa. Es tu elección. Yo entonces contrataré un CEO que lo haga.
Cuando entiendes que no hay posesiones ni expectativas, entonces no hay drama. El drama bloquea la creatividad. Si quieres ser una persona con mentalidad próspera, no puedes ser una persona dramática. Trabajaste para levantar la empresa durante 40 años y llegó el momento de vender. Entonces vendés. Porque es dinero. Punto.
Entonces, lo más importante para desarrollar una mentalidad de prosperidad es…
… desarrollar tu creatividad. Pero la creatividad fluye cuando tus emociones lo permiten. Para desarrollar tu creatividad tienes que tener estabilidad emocional. Te llaman por teléfono ahora, y te dan una gran noticia, no exageras con la reacción. Si es una mala noticia, tampoco exageras. Lo que pasa afuera no genera un impacto importante en ti. Tú decides qué impacto te va a generar lo que sucede afuera.
Además. tienes que tener una comunidad. La gente va a querer estar en tu órbita si entiende que crece haciendo negocios contigo. Entonces construyes una fortaleza alrededor tuyo. Pase lo que pase, si tenés un nombre y una comunidad, te rehacés enseguida. Y si sabés que tenés esta posibilidad no vas a estar haciendo negocios temblando, porque no tenés miedo. Y si entiendes que el dinero no es una posesión y estás bien con o sin él, vas a volver a hacer negocios.
El dinero tiene que darte libertad. El propósito de la prosperidad es que puedas generar impacto, agregar valor al mundo. Si vas a hacer negocios con la intención de agregar valor, vas a ir lejos.