A un año de terminar el mandato, la vicepresidenta de la República, Beatriz Argimón, conversó con Forbes Uruguay sobre la coyuntura, el balance de la gestión y los desafíos inminentes. Extractos de la charla.
—Comienza el último año de gobierno. ¿Qué siente y qué espera?
—Justo este enero empecé con ese enfoque, último año, y en realidad quedan muchas cosas por hacer todavía y por concretar. Viene como una suerte de apretar el pie en el acelerador. Como forma de mostrar que hemos podido cumplir con lo prometido y con lo que significó un inicio de gobierno diferente al que nos imaginábamos, pero con una mirada descentralizadora, y con algo que decía el presidente que ojalá todo se convierta en ciudadanos que se sientan más libres.
—Si se hace una lista de lo más importante que se hizo y de lo que quedó en el debe, ¿qué estaría?
—Hemos hecho una gran política de descentralización. Creo que en materia de obras viales hubo un proceso fantástico a nivel nacional y también obras que son menores en alcance, pero que les cambiaban la vida a los habitantes, por ejemplo, lugares que tenían puentes rotos.
Por otro lado, concretar los juzgados de género para mí fue muy importante. ASSE también ha tenido un nivel de descentralización fuerte; creo que la transformación educativa es un paso muy grande y encarar una reforma de la seguridad social, con independencia de los costos políticos, fue un gran paso. Y después lo que implicó el gobierno nacional en Montevideo y que pasa desde el Hospital del Cerro hasta lo que será la inauguración de ese espacio en Casavalle donde van a estar desplegadas todas las políticas para la comunidad.
— ¿Y qué faltó?
—Sin lugar a duda me hubiera gustado avanzar más en el plan de asentamientos. Y hay cosas en las que se tiene que avanzar, no diría pendientes: obviamente la concepción de los temas en seguridad pública con un enfoque más amplio como dice el ministro (Nicolás) Martinelli. Tienen que verse las causas, porque la realidad cambió, porque el tema de la presencia del narcotráfico hace que se miren las cosas de forma distinta.
—¿Por qué no se ha logrado dar en la tecla en materia de seguridad?
—Creo que se ha trabajado mucho y se empiezan a visualizar los enfoques, pero siempre pasa lo mismo, la realidad avanza mucho más rápido que las respuestas.
—En la campaña pasada se hablaba mucho de represión ¿no alcanzaba con mano dura?
—En verdad más que represión se hablaba del respeto a la autoridad, y yo creo en el respeto a la autoridad y mucho más en estos tiempos. Uno tiene que saber interpretar la política de seguridad de acuerdo con los tiempos y en ese sentido el fortalecimiento de la institucionalidad es fundamental. El respeto del que tiene a cargo la seguridad interna era un tema que se había perdido y que lo hemos instalado.
—¿Le parece adecuado que militares hagan tareas de seguridad como se está planteando por parte del sistema político?
—La verdad que con respeto a quien lo plantea, siento que lo que hay que fortalecer siempre son las fuerzas de seguridad interna. Quienes estén a cargo de eso deberán ver si necesitan medidas específicas, mayor adiestramiento, pero creo que es desde la Policía que se debe dar esa batalla.
—¿La reforma de la seguridad social tendrá costo político?
—En campaña todos los partidos estábamos de acuerdo que era una medida que teníamos que tomar y nosotros estábamos convencidos de que había que hacerlo. Cuando uno está convencido de lo que es bueno transitar, por más que uno entienda que puede haber rechazos, sabíamos que teníamos que asumirlo.
—Hay una campaña del Pit-Cnt que apuesta a derogar algunos aspectos, ¿qué opinión le merece?
—Uno está acostumbrado a que estas políticas removedoras, o donde hay que asumir un conjunto de transformaciones, tienen una réplica desde la sociedad, generalmente del Pit-Cnt.
—¿Cómo evalúa el rol del Pit-Cnt en estos años de gobierno?
—El diálogo ha sido respetuoso y normal. Desde el mismo día que asumimos no esperábamos del Pit-Cnt más de lo que ha pasado, ponerse desde el otro lado. En definitiva, ha cumplido un rol de opositor y lo teníamos previsto desde el principio.
—¿Actúa como otro partido más?
—Actúa desde la sociedad, como un grupo que representa a los trabajadores, pero evidentemente sabíamos que como estrategia iban a tener una política de oponerse.
—¿Existe el FA-Pit como se dice en redes sociales?
—En realidad es notoria una identidad en muchos aspectos entre el Frente Amplio y el Pit-Cnt. Muchos dirigentes tienen adhesión política especialmente en su cúpula; yo prefiero tenerlo identificado como una central que no debe perder de vista representar a la masa de trabajadores.
—¿El FA hizo una oposición “desenfrenada” como dijo el expresidente Julio María Sanguinetti?
—Quienes tenemos ya tiempo en esta actividad, generalmente el primer año de gobierno por un tema hasta de respeto, se trata de que el gobierno avance en las políticas que planteó a la ciudadanía. Lamentablemente, con nosotros no pasó. Ni siquiera teniendo en cuenta que a los pocos días teníamos la pandemia del covid. Uno hubiera esperado que en momentos difíciles hubiera más una apuesta a la unidad nacional.
—¿Hacia dónde debe ir un nuevo gobierno en materia de economía?
—Me parece que nuestra macroeconomía ha llegado a un nivel de estabilidad que nos permitirá a futuro hacer alguna modificación. De hecho, los técnicos de lo que es nuestro candidato (Álvaro Delgado) lo van a tener presente. Vamos a encarar dos cosas: una acelerar aspectos que tienen que ver con la modernización en un mundo que habla de inteligencia artificial; la otra está asociada al peso que la población tiene respecto a los tributos, que es muy importante, y es un tema que hay que revisar una vez conseguida la estabilidad macroeconómica.
—¿Revisar es bajar?
—Revisar, ver un poco cómo puede bajar esa presión económica a las familias.
—¿Qué opinión tiene del empresariado uruguayo?
—El relacionamiento fue muy bueno, cada uno estuvo en su lugar y cuando se tuvieron que hacer críticas al gobierno se las hicieron y no por eso faltó el diálogo. Fue una etapa rica en el relacionamiento.
—¿Se va conforme con su rol en el Parlamento?
—Era una legislatura bien distinta, porque cuando asumimos teníamos una coalición que dejaba el poder después de muchos años y una reciente coalición que se estrenaba en un gobierno, donde para muchos parlamentarios era su primera experiencia.
Llevó un tiempo estrechar lazos dentro de la coalición y entender los códigos políticos de relacionamiento. Eso se sentía, pero hubo algo que jugó a favor para la coalición: fue la aprobación de la LUC. Fue como un curso intensivo de relacionamiento y funcionó.
—Cabildo pateó el tablero varias veces en estos años
—También era su estrategia ante partidos que estaban consolidados históricamente. Uno tiene que tratar de entender en ese armado, lo que cada uno juega.
—¿Hay buen diálogo hoy con Cabildo?
—Yo tengo diálogo con todos los partidos
—¿Es difícil mantener el diálogo en el Parlamento en un momento electoral?
—Yo creo que es cuando más todos tenemos que apostar al diálogo, porque una cosa es la campaña y otra, lo que pasa acá adentro. Parte de mi trabajo es que no se pierda de vista esa lógica de relacionamiento que hay que tener, por eso para mí es prioridad.
—Tiene su sector, pero decidió no ser candidata y apoyar a Delgado. ¿Por qué no quiso dar ese paso?
—Empecé a los 17 en política y tengo 62. He pasado distintas instancias: fui edila, directora del INAU, dos veces legisladora, he mirado al sistema de diferentes lugares. Soy vocacional, me encanta, pero cuando pasás a ser presidenta de un partido y formar parte de este equipo, para mí es fundamental que el modelo siga adelante. Me considero más parte de un equipo y Álvaro es quien ha sido parte de lo que con el presidente propiciamos.
—¿Qué pasó con el acuerdo que había hecho con Juan Sartori?
—Juan, con razón, vino a hablarme de algunos proyectos de él que no tuvieron andamiaje. Son proyectos que plantean aspectos modernos, pero que hay que trabajar mucho. Me dijo que necesita que sus proyectos sean visibles y yo estoy de acuerdo con eso. También es cierto que tenemos mucha afinidad, nos llevamos bien, pero el acuerdo fue fundamentalmente eso.
¿Qué proyecto de él se podría aprobar?
—Todo lo que tiene que ver con lo electrónico, la inteligencia artificial, esos temas que forman parte de lo que tenemos que avanzar.
—¿Dónde se ve en los próximos cinco años?
—Dentro de cinco años no me veo. Me estoy viendo ahora en este año (risas), me veo militando muy fuerte, siendo una pieza dentro del esquema que va a trabajar fuerte para poder seguir en el gobierno. Me gusta militar, soy una apasionada de la militancia
—¿Cómo es la relación suya con Lacalle Pou?
—Es una relación de respeto intelectual, pero también de afecto personal. Terminar la legislatura teniendo excelentes relaciones es algo que a mí me gusta resaltar. Hemos cumplido con aquello que nos hemos prometido antes de asumir, que íbamos a tener esas charlas para hablar con franqueza de lo que sentíamos.
— ¿Qué rol debería jugar Lacalle en un próximo período, gane quien gane?
—Es el líder indiscutido del partido y es el líder de los próximos años.
—¿Debería ser candidato presidencial nuevamente?
—Es una decisión muy personal, porque tiene que ver con procesos personales. Si me preguntáis a mí, creo que debería volver.