Su primer vínculo con el mundo laboral fue una pasantía no remunerada en el área de atención al cliente en la entonces agencia Capurro, cuando estaba cursando primer año de Facultad de Comunicación.
Hoy Mariana Píriz es presidenta y CEO de GroupM Uruguay (compañía de inversión en medios líder en el mundo) y presidenta de BC&W Uruguay (Burson Cohn & Wolfe).
Luego de unos meses como pasante, la invitan a formar parte del equipo permanente de la agencia. Los días transcurrían entre clases de inglés, trabajo y estudio por la noche.
Recuerda que lo más difícil en ese momento fue congeniar con líderes con los que tenía mucha diferencia de edad y que eran en su mayoría hombres. “Eso fue lo que más me costó. No es lo mismo que ahora, que el trato es distinto”, dice.
El primer gran desafío llegó cuando le propusieron, desde la agencia Viceversa, hacerse cargo de la cuenta Colgate. Aceptó el reto con 27 años y hoy lo visualiza como la antesala de todo lo que vino después en su carrera.
Casi sin darse cuenta llegó el siguiente paso: liderar un equipo. “Cuando uno hace bien su trabajo y sabe qué pedir, a quién y hay procesos y procedimientos, se hace muy fácil trabajar en equipo. No sentí responsabilidad adicional, porque desde entonces y hasta el día de hoy soy una más en los equipos”, afirma.
Ahora, con sus décadas de trayectoria, reflexiona sobre lo que recomendaría a quién está comenzando en el camino de la comunicación y la publicidad.
Lo primero es estudiar y trabajar al mismo tiempo. “Que empiecen a trabajar cuanto antes es un diferencial y te da flexibilidad para enfrentar diferentes situaciones”, resalta.
Lo segundo, considerarse eternos aprendices. “Estudiamos una cosa y a los dos minutos te cambia. En mis años de trayectoria tuve que aprender y desaprender. Si no lo hacés, no tenés de qué hablar en una reunión”, afirma.
En tercer lugar, sostiene que es fundamental rodearse de gente talentosa y capaz, que “sepa más que uno”. Por último, asegura que la clave para un crecimiento profesional está en escuchar primero, preguntar después y también animarse a pedir devoluciones.
“Tomarlo como un regalo. Cuando una persona te da un feedback negativo, está medio incómoda al darlo y por eso hay que agradecerlo más todavía”.