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El estrés crónico causa daños estructurales en los circuitos del cerebro, lo que
Liderazgo
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El exceso de presión impacta en la salud mental y puede dañar estructuras neuronales. Conocé 10 hábitos para mantener tu mente fuerte y equilibrada.

8 Abril de 2025 18.00

El estrés es una parte normal de nuestra vida cotidiana. De hecho, tiene un costado positivo cuando logramos aprender de él y fortalecernos. Sin embargo, al igual que los boxeadores sufren daños cerebrales por los constantes golpes en la cabeza, las investigaciones demuestran que el estrés crónico causa daños estructurales en los circuitos del cerebro, lo que provoca un deterioro a largo plazo en el sistema nervioso.

Peligros neurológicos del estrés crónico

Una cultura laboral que se alimenta de la crisis, el caos y la presión es un claro ejemplo de estrés crónico, capaz de provocar atrofia en la masa cerebral y una disminución en el peso del cerebro. Si a esto se le suma el estrés laboral persistente y las presiones personales, tanto a nivel nacional como global, resulta fácil entender cómo el bombardeo constante al cerebro —al igual que en el caso de un jugador de fútbol americano o un boxeador— puede derivar en trastornos psicológicos y físicos.

Presiones constantes y exigencias por parte de la alta dirección. Esa sensación en el estómago antes de una presentación ante colegas. Luchar contra una fecha límite imposible. Rumores negativos que giran en la cabeza como un cardumen de tiburones. Un jefe abusivo. Acoso sexual. Un compañero de trabajo que hostiga.

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El estrés crónico puede provocar trastornos del estado de ánimo, ansiedad, depresión y una disminución de la flexibilidad cognitiva.

El estrés crónico puede provocar trastornos del estado de ánimo, ansiedad, depresión y una disminución de la flexibilidad cognitiva, además de afectar la corteza prefrontal del cerebro, que es clave para la atención focalizada y el funcionamiento ejecutivo. Incluso puede aumentar el riesgo de diabetes, enfermedades cardíacas y pérdida de memoria debido a la reducción del hipocampo, e inclusive desencadenar enfermedades cerebrales degenerativas como la demencia o el Alzheimer.

Cómo prevenir el daño cerebral causado por el estrés crónico

En un cerebro sano y a corto plazo, estos cambios pueden revertirse, pero con el tiempo el daño cerebral puede volverse persistente. Si bien trabajar bajo una amenaza constante de perder el empleo, el temor a represalias por parte de la gerencia o la incertidumbre financiera puede elevar el riesgo de enfermedades físicas y mentales, existen medidas que pueden tomarse.

La salud en el ámbito laboral es esencial para la viabilidad mental y física a largo plazo, así como para el desarrollo de la carrera profesional. Si trabajás en una cultura tóxica, es fundamental evaluar tus opciones y buscar un entorno que priorice la empatía y el cuidado centrado en el empleado. Incluso si te desempeñás en un ambiente saludable, el estrés crónico impide que tu cuerpo retorne a su estado natural de reposo. La clave es contar con un plan de gestión del estrés que permita contrarrestar sus posibles efectos negativos, restablecer el equilibrio del cerebro y mantenerlo sano.

Tu cerebro es tu mejor amigo. Tiene la enorme responsabilidad de mantenerte seguro y saludable, de sostener tu carrera profesional y de preservar tus vínculos importantes. Pero necesita de tu ayuda para mantenerse sano. A continuación, 10 pasos avalados por la ciencia para blindar tu cerebro frente al estrés crónico y prevenir daños a largo plazo.

  1. Meditación: Según investigaciones, la meditación reduce los niveles de cortisol en un 25 %, además de disminuir la dispersión mental y los errores, ayudándote a mantenerte enfocado en el trabajo.
  2. Alimentos para el cerebro: Hay cuatro nutrientes clave que impulsan la productividad consciente y la salud laboral: proteínas, ácidos grasos Omega-3, vitaminas del grupo B y vitamina D.
  3. Ejercicio regular: Actividades como caminar a paso ligero recalibran un cerebro fatigado y reducen el riesgo de desarrollar ansiedad en casi un 60 %.
  4. Diálogo interno positivo: Hablarte con amabilidad puede frenar los pensamientos catastróficos que generan estrés y ayudarte a mantener la calma en situaciones difíciles.
  5. Sueño reparador: La falta de sueño estresa al cerebro, mientras que un descanso adecuado resulta fundamental para su restauración.
  6. Microdescansos: Pausas breves de cinco minutos a lo largo del día laboral ayudan a mitigar la fatiga cerebral, manteniendo la mente despejada.
  7. Respiración abdominal consciente: Este tipo de respiración mantiene el cerebro alerta y enfocado en el presente, incluso cuando el estrés laboral te deja sin aliento.
  8. Actitud positiva: Tener una mirada optimista mejora la memoria. Ver oportunidades en los problemas, según los estudios, permite avanzar más rápido y más lejos en la carrera profesional que el pesimismo.
  9. Tiempo al aire libre: Las imágenes cerebrales de personas que pasan tiempo en la naturaleza muestran una corteza prefrontal con mayor cantidad de materia gris y una mejor capacidad para pensar con claridad y autorregularse.
  10. Vínculos sociales: La interacción social reduce el deterioro cognitivo y fortalece la materia gris del cerebro. Por eso es importante evitar el aislamiento laboral y fomentar la conexión con compañeros para mantener la mente activa y sana.

Reflexión final sobre el estrés crónico y el daño cerebral

No esperes que tu empresa decida qué es lo mejor para tu salud mental y física. Vos tenés el control de tu bienestar, no tu empleador. Evaluá tu trabajo y tu vida: ¿qué niveles de estrés son razonables? ¿Hasta cuándo estás dispuesto a trabajar bajo estrés crónico? ¿Qué es exactamente lo que te genera tensión? ¿Un jefe insoportable? ¿Horarios inflexibles? ¿Síndrome de aburrimiento por tareas monótonas? ¿Un salario bajo? ¿Jornadas extensas? ¿Una carga laboral excesiva?

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La interacción social reduce el deterioro cognitivo y fortalece la materia gris del cerebro.

Tu lugar de trabajo no debería enfermarte. Tenés que estar listo para poner límites si sentís que tu empleador los sobrepasa. Trazar una línea clara cuando estás estresado o agotado, sin culpa ni sentimientos de deslealtad, es una práctica saludable.

Existen otros ambientes laborales donde podés elegir quedarte hasta tarde, trabajar los fines de semana o disfrutar de un esquema remoto o híbrido. Si estás en un entorno tóxico, no vale la pena sacrificar tu salud mental cuando hay opciones que priorizan tu bienestar emocional y físico. No sos débil ni egoísta por negarte a vivir bajo estrés crónico. Sos una persona normal respondiendo a una situación laboral anormal, negándote a que el estrés destruya tu cerebro.

Con información de Forbes US.

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