4 pasos para convertir tu conocimiento en un producto digital de seis cifras
Sho Dewan Colaborador
Sho Dewan Colaborador
Todo el mundo tiene algo en lo que es bueno, ya sea desglosando temas complejos de una manera llamativa o haciendo que las tareas cotidianas parezcan fáciles, tu conocimiento tiene valor. ¿Y lo mejor de todo? Hay una audiencia para eso, sin importar cuán específico sea.
Nunca fue más fácil convertir lo que sabés en dinero. Cursos online, ebooks, coaching, consultoría: las personas están pagando por conocimiento todos los días. Se espera que el mercado de la educación online llegue a los 645 mil millones de dólares para 2030. Son muchas personas gastando mucho dinero para aprender de expertos como vos.
Si alguna vez pensaste en convertir tu experiencia en un producto digital pero no sabés por dónde empezar, acá una guía para que puedas ganar dinero online sin complicar demasiado el proceso.
Si intentás vender antes de construir una marca, estás gritando al vacío. Pensá en tus creadores, coaches o emprendedores favoritos. No los seguís solo porque tengan algo para vender. Los seguís porque su contenido resuena con vos. Su personalidad, su onda, y su manera de ver el mundo; todo eso te hace sentir como si los conocieras. Y eso es lo que genera credibilidad.
Estudios muestran que el 81% de los consumidores necesitan confiar en una marca antes de comprarla. Entonces, antes de considerar vender, empezá a compartir lo que sabés, lo que viviste, y lo que te apasiona.
¿Qué te hace ser vos? Tal vez seas ese fanático de las finanzas que hace que presupuestar suene divertido. O un amante de la gastronomía que logra que cocinar una comida rápida se sienta como una experiencia de estrella Michelin. La gente compra a aquellos que conocen y en los que confían, y la confianza se genera mostrando quién sos de forma consistente.
¿Y la voz de tu marca? Eso es lo que te hace inolvidable. Seas el mentor sabio, el amigo divertido o algo intermedio, mantené ese estilo. Las personas deberían reconocer tu onda en cuanto se crucen con tu contenido. Pulido o casual, audaz o discreto, lo que importa es que siempre seas el mismo.
A la gente le encanta lo gratis. Aunque no hayan tenido que esforzarse por conseguirlo, lo ven como una victoria. Y eso crea impulso hacia tus ofertas de pago.
Darles algo valioso de entrada hace que vender sea mucho más fácil. Ya sea contenido gratuito, herramientas o consejos, muestra que sabés lo que hacés. Y cuando las personas te vean como el experto de referencia, pagar por tus ofertas premium les va a parecer natural. Puede parecer que estás regalando demasiado, pero eso es justamente lo que lo hace funcionar.
Cuanto más interactúan las personas con tu contenido gratuito, más asocian tu nombre con buenos consejos. Y cuando necesiten una solución de pago, ¿adiviná quién van a pensar primero?
Los freebies pueden ser de cualquier tipo: listas de verificación, ebooks, kits de herramientas, guías, o incluso mini-cursos. Podés hacerlo simple, como convertir una entrada de blog en un PDF descargable, o hacerlo más grande con una versión extendida llena de consejos adicionales. ¿El objetivo? Que la gente experimente tu valor de primera mano. Así, cuando tengas algo para vender, ya conocerán tu marca.
Una vez que las personas confíen en vos, es momento de vender. Pero no lo compliques demasiado. Ofrecé dos cosas: un producto de bajo costo (menos de 10 dólares) y una oferta de alto costo. Eso es todo. Simple.
Los productos de bajo costo traen volumen. Los márgenes no son grandes, pero los números suman rápido. Además, son fáciles de escalar porque no requieren mucha intervención directa. Muchas personas van a aprovechar una victoria rápida si es asequible, y eso las introduce en tu ecosistema. Las ofertas de alto costo, por otro lado, son donde está el gran dinero. Trabajás con menos clientes, pero les das una experiencia premium. Esto no solo incrementa tus ingresos, sino que también te posiciona como un experto de primer nivel.
Darles opciones a las personas facilita que empiecen. Algunos van a probar con una oferta económica, mientras que otros se van a meter directo en la experiencia premium. Sea cual sea el caso, les estás facilitando la forma de trabajar con vos.
Imaginá las marcas a las que siempre volvés: tu cafetería favorita, esa marca de ropa que te encanta, o el YouTuber cuyos videos nunca saltás. No aparecen una vez y desaparecen. Siguen apareciendo, recordándote por qué valen tu atención. Así es como ganan la confianza, y así es como deberías hacerlo vos también.
Sin embargo, muchas personas ponen su oferta una vez, no reciben respuesta y asumen que nadie está interesado. Pero la verdad es esta: tenés que hablar de tu oferta constantemente. Todos los días, todas las semanas, todos los meses. Las personas no recuerdan automáticamente lo que hacés, tenés que recordárselos. Las marcas que publican más de 16 veces al mes reciben 3.5 veces más tráfico que las que no lo hacen. ¿La traducción? Visibilidad = ventas.
El marketing no es algo que se hace una sola vez. Tu audiencia necesita ser recordada constantemente de que estás ahí, listo para ofrecer valor. Así que seguí hablando de lo que ofrecés. Mantené tu visibilidad y dejá que esa presencia constante haga todo el trabajo por vos.
Tu conocimiento tiene valor. Construí tu marca, ofrecé valor, y mantenete consistente. Cuanto más te pongas en juego, más oportunidades vas a generar para convertirlo en un producto digital rentable.
Nota publicada en Forbes US.