Un psicólogo revela por qué las personas se alegran con el sufrimiento ajeno
Mark Travers Psicólogo estadounidense egresado de la Universidad de Cornell y la Universidad de Colorado Boulder.
Mark Travers Psicólogo estadounidense egresado de la Universidad de Cornell y la Universidad de Colorado Boulder.
¿Sentiste alguna vez un pequeño golpe de alegría al ver la caída de alguien que no te cae especialmente bien? Es lo que los psicólogos llaman "Schadenfreude", la alegría que sentimos por la desgracia ajena. Todos lo sentimos alguna vez.
Aunque generalmente se considera una emoción socialmente indeseable, ¿es tan mala? Las investigaciones demuestran que disfrutar de las desgracias ajenas puede ser beneficioso y perjudicial. Acá te contamos cómo.
Un estudio publicado en la revista European Review of Social Psychology intentaba explicar cuándo y por qué la gente siente Schadenfreude. A través de su investigación, los autores descubrieron que las personas sienten schadenfreude más intensamente cuando les proporciona comparaciones sociales que aumentan su sentido de autoestima.
Otras investigaciones que se presentaron en New Ideas in Psychology deconstruyeron la experiencia de Schadenfreude en tres formas interrelacionadas: agresión, rivalidad y justicia. Los investigadores explican que:
A veces, ver fracasar a los demás nos hace sentir mejor con nosotros mismos. Por ejemplo, todos disfrutamos en secreto de ese pequeño subidón de ego cuando nuestro compañero de trabajo no tan favorito estropea un proyecto. Los psicólogos lo llaman "comparación social descendente". Es como una inyección de autoestima, que te recuerda que puede que no seas tan malo después de todo y que los demás están peor.
Otras veces, la Schadenfreude puede sentirse como una dosis de justicia cósmica. Cuando un delincuente reincidente recibe su karma, no podés evitar sentir que se hizo justicia. Es como si el universo les diera un empujoncito para que se pongan en forma. Esto puede ayudar a mantener un sentido de justicia en nuestro mundo social.
Desde estas perspectivas, la Schadenfreude sirve como escudo psicológico contra los sentimientos de inadecuación, recordándonos que no estamos solos en nuestras imperfecciones. Nos ayuda a navegar por nuestros propios sentimientos de duda, resaltando que los demás también tienen sus momentos de debilidad.
Los perjuicios del Schadenfreude
A pesar de lo bien que sienta odiar en un momento dado, dejarse llevar demasiado por el Schadenfreude puede poner a prueba tus relaciones y agotar tus reservas de empatía. Regodearse en las desgracias de los demás puede hacer que te resulte difícil conectar con sus sentimientos u ofrecerles un hombro sobre el que llorar. Incluso puede colocarte en una solitaria isla de prejuicios, convirtiéndote poco a poco en un Grinch pesimista y poco empático.
Un estudio investigó la relación entre envidia, estereotipos y Schadenfreude. Preocupantemente, los autores explicaron que cuando se envidia a un grupo externo, el placer experimentado por el grupo interno ante la desgracia del grupo externo se asocia con la voluntad de dañar a los miembros del grupo externo.
El Schadenfreude desenfrenado puede poner en peligro tu brújula moral y hacer que te aproveches de la perdición de los demás. En casos graves, el exceso de schadenfreude puede incluso llevarnos a tomar medidas para asegurar su perdición. Cuando te alegras del dolor ajeno sin tener en cuenta el panorama general, puedes empezar a deslizarte por la resbaladiza pendiente de la ambigüedad ética. Esto podría llevarte a ser menos compasivo, más crítico o incluso peor.
El secreto para domar a la bestia emocional del schadenfreude es la moderación y la autoconciencia. Aunque experimentarla no significa que seas una mala persona, ceder a ella con frecuencia puede ser perjudicial. En el futuro, tómate un momento para preguntarte por qué sientes Schadenfreude. ¿Es para aumentar tu autoestima en secreto? ¿Por la sensación de defender la justicia? ¿O se trata de una mala costumbre fuera de control?
Si te detienes a comprender la raíz de tus emociones, podrás conocer mejor tu propia psique, fomentar la inteligencia emocional y esforzarte por dar una respuesta más equilibrada y empática. Recuerda que no se trata de erradicar por completo el Schadenfreude, sino de utilizarlo como herramienta de crecimiento personal.
En un mundo en el que la amabilidad y la comprensión son importantes, dominar nuestras emociones, incluida la schadenfreude, es una parte crucial del crecimiento personal. Así que, la próxima vez que sientas esa pequeña sacudida de satisfacción cuando tu enemigo tropiece, tomate un momento para reflexionar. Abrazá la bondad de tu moralidad y tu sentido del yo, pero tené cuidado con los lados feos de tu schadenfreude secreto.
*Con información de Forbes US