Muchas personas acuden a terapia con la sensación de que el tiempo se les escapa. Anhelan volver a conectar con el presente y vivir una vida más plena. Con frecuencia dicen cosas como:
- "Desde la pandemia, me siento como en piloto automático. Todo está borroso y no consigo recordar los días de mi vida".
- "Los días simplemente se mezclan. Me levanto, trabajo, como, duermo y repito. Quiero salir de esta rutina y experimentar algo nuevo".
- "Todo en mi vida va muy deprisa y algunos días siento que no puedo seguir el ritmo. Ojalá tuviera un botón de pausa al que pudiera darle".
Por un lado, todos compartimos esta experiencia de que el tiempo parece acelerarse a medida que envejecemos. Es natural sentir una punzada de tristeza cuando pasan momentos preciosos. Pero antes de resignarnos a la tormenta, recordemos que aunque el tiempo es una realidad fija, nuestra percepción del tiempo no lo es.
La percepción del tiempo es maleable, y dando pequeños pasos novedosos cada día - "microaventuras"- podemos aprender a someter el tiempo a nuestra voluntad. Acá tenés dos poderosas razones para abrazar la novedad como forma de vivir una vida más rica.
1. Perseguir "experiencias cumbre" acelera el tiempo, mientras que vivir microaventuras lo retrasa
Soñamos con cumbres estimulantes: ese viaje por el Gran Cañón, el concierto bajo las estrellas, el subidón de adrenalina de saltar de un avión (al menos para algunos de nosotros). Pero, ¿y si esas experiencias que perseguimos paradójicamente hacen que nuestras vidas se sientan más vacías?
Un artículo publicado en 2022 en Frontiers in Psychology apunta a una posibilidad. Nuestras emociones, especialmente la excitación y la expectativa, que son características de la búsqueda de cimas, actúan como amplificadores de nuestro reloj interno. Los días que pasamos esperando la próxima emoción se achican, devorados por el hambre constante de momentos extraordinarios.
En esta búsqueda, los momentos cotidianos (como la risa compartida con un ser querido o un tranquilo paseo por el parque) se convierten en notas a pie de página, reducidas por la expectativa del próximo gran acontecimiento.
Otro aspecto a tener en cuenta es la practicidad de vivir para vivir experiencias cumbre. Todos tenemos facturas que pagar y responsabilidades que atender. Así que, para la mayoría de nosotros, las experiencias cumbre son escasas y distantes entre sí. Por eso las microaventuras aleatorias son una forma mucho más realista de subir el ritmo de nuestra vida cotidiana. Estos actos aparentemente insignificantes también actúan como anclas en nuestra memoria, permitiéndonos recordar mejor nuestros días.
Acá tenés algunos propósitos que te van a inspirar a vivir microaventuras:
- Si te gusta comer fuera, intentá recorrer todos los restaurantes de tu ciudad que puedas. Al final del año, comprobá hasta dónde llegaste.
- Organizá domingos de intercambio de habilidades con amigos o familiares, muestrense mutuamente algo nuevo como hacer malabares o tocar un instrumento.
- Entablá una conversación larga con un desconocido cada día. Si sos constante, vas a descubrir que tus habilidades conversacionales mejoraron muchisimo al final del año.
2. Las microaventuras pueden hacerte infantil en tu percepción del tiempo, y eso es bueno
Un estudio de 2023 publicado en Scientific Reports descubrió que los chicos tienden a percibir el tiempo basándose en el contenido de los acontecimientos más que en la duración real. A medida que envejecemos, nuestra percepción del tiempo cambia y se convierte en una percepción más influida por la importancia o la emoción de los acontecimientos. En pocas palabras, cuando un chico se emociona, el tiempo tiende a retrasarse para él.
Emprender microaventuras puede reconectarnos con una perspectiva infantil, en la que la experiencia, y no sólo el reloj, da forma a nuestro sentido del tiempo. Acá se muestra cómo puede ser esto en una vida aparentemente mundana:
- Reformular las tareas laborales: Intenta alejarte y comprender dónde encajan tus tareas en la organización. Al recordar la tarea unos días más tarde, ¿no sería un recuerdo mucho más emocionante si supieras que completarla es crucial para la organización?
- Hacer que la compra sea emocionante: En lugar de planteárselo como una tarea habitual, desafíese a sí mismo a analizar una nueva sección del local o a agarrar una fruta que nunca haya probado.
Pensar en el tiempo menos como un recurso escaso y más como un dispensador de experiencias puede ayudarnos a centrarnos en los pequeños detalles de las experiencias cotidianas que tendemos a pasar por alto.
Conclusión
La mentalidad de encontrar momentos extraordinarios en una vida ordinaria puede retrasar nuestra experiencia del tiempo. Disfrutando de los placeres sencillos, participando en microaventuras y apreciando la variedad de las experiencias cotidianas, no sólo "hacemos" tiempo, sino que también hacemos recuerdos que enriquecen nuestras vidas con profundidad y significado.
*Con información de Forbes US