Cada año, entre 19 y 21 millones de personas en Estados Unidos padecen gastroenteritis, también conocida como "gripe estomacal", causada principalmente por un grupo de patógenos llamados norovirus. Estas infecciones provocan cientos de miles de visitas a emergencias y hospitalizaciones, además de alrededor de 900 muertes anuales. Este invierno, las infecciones por norovirus son especialmente graves en Estados Unidos, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), que registran los niveles más altos de brotes de la última década.
Hay dos posibles razones para el aumento actual de casos, explicó Daniel Kuritzkes, jefe de enfermedades infecciosas en Harvard Medical School, a Forbes. La primera es que las cepas de los virus en circulación cambian cada año, lo que reduce las defensas inmunológicas de manera similar a lo que ocurre con la gripe y el Covid. Además, la inmunidad de las personas frente a ciertas cepas de norovirus disminuye con el tiempo, permitiendo reinfecciones.
Para frustración de padres, docentes y entusiastas de los cruceros, no existen tratamientos aprobados para las infecciones por norovirus ni una vacuna contra el virus. Según Kuritzkes, es poco probable que se desarrolle un tratamiento porque la infección suele durar solo uno o dos días, lo que dificulta demostrar beneficios a los reguladores. Además, la principal complicación que lleva a hospitalizaciones es la deshidratación, que se trata fácilmente con líquidos intravenosos.
Por esta razón, una vacuna es la vía más prometedora para combatir los norovirus en este momento. Actualmente, hay tres candidatas en ensayos clínicos, siendo la más avanzada la de Moderna, que utiliza la misma tecnología de ARN mensajero que su vacuna contra el Covid-19.
Ser la primera en llegar al mercado representa una gran oportunidad, considerando que las infecciones anuales de norovirus generan un costo global de alrededor de 60.000 millones de dólares, que incluye tanto gastos directos en atención médica como costos indirectos relacionados con la pérdida de productividad. Moderna estima que una vacuna contra el norovirus podría abarcar un mercado total de entre 3.000 y 5.000 millones de dólares.
Uno de los principales desafíos para desarrollar una vacuna contra el norovirus, señaló Doran Fink, quien lidera los esfuerzos de desarrollo en Moderna, es que, al igual que con la gripe, existen docenas de cepas que podrían circular al mismo tiempo, y estas a menudo no comparten características comunes que el sistema inmunológico reconozca. La inmunidad frente a una cepa no necesariamente protege contra otra. Por esta razón, la vacuna actual de Moderna apunta a tres virus a la vez, y desarrollan otra en etapas iniciales que podría cubrir cinco cepas. Este enfoque es similar al de las vacunas estacionales contra la gripe, que se generan cada año para apuntar a múltiples cepas según las previsiones de cuáles circularán.
Algo que facilita este proceso, explicó Fink, es que una cepa específica, llamada GII.4, causó la mayoría de los brotes en la última década. Al apuntar a GII.4 y a otras dos cepas en circulación, afirmó que la vacuna de Moderna "podría cubrir entre el 70 y el 80% de los brotes de norovirus que ocurran en un año determinado. Además, con nuestra tecnología de ARN mensajero, actualizamos la composición de la vacuna para responder a los cambios en los genotipos que circulen con el tiempo".
Otro desafío para las vacunas contra el norovirus, indicó Daniel Kuritzkes, es que el virus ataca al cuerpo en el tracto gastrointestinal, lo que significa que una vacuna necesita generar suficientes anticuerpos neutralizantes en esa área para prevenir la infección. "Desarrollar ese tipo de vacunas fue un reto científico", dijo. Sin embargo, no es imposible, como lo demuestran las vacunas aprobadas contra el rotavirus y el cólera.
El verano pasado, HilleVax, una empresa creada por Takeda Pharmaceuticals y Frazier Healthcare Partners para desarrollar una vacuna contra el norovirus, vio caer su precio de acción en julio, cuando informó que su candidata a vacuna resultó ineficaz para prevenir infecciones en bebés. La compañía anunció que suspendía el desarrollo de la vacuna para lactantes, aunque sigue trabajando en su aplicación para adultos.
Apuntar al tracto gastrointestinal es uno de los objetivos de otra empresa, Vaxart, que desarrolla una vacuna contra el norovirus en formato de píldora en lugar de inyección. Actualmente realiza pruebas en etapas iniciales en humanos, y Kuritzkes considera que este enfoque es prometedor. "Como ocurre con el tifus y el cólera, una vacuna oral tiene mucho sentido porque busca estimular la respuesta inmunológica en el sitio de infección", explicó.
Fink reconoció los desafíos de lograr que los anticuerpos lleguen al tracto gastrointestinal y dijo que la empresa monitorea activamente este aspecto como parte del desarrollo. Sin embargo, destacó que en otras vacunas experimentales contra el norovirus se demostró que los anticuerpos migran hacia el tracto gastrointestinal. Además, otras vacunas con tecnología similar muestran que los anticuerpos pueden migrar: por ejemplo, con la vacuna contra el Covid-19 de Moderna, se comprobó que los anticuerpos se mueven hacia los sitios de infección en la nariz.
Moderna administró su primera dosis a un paciente en un ensayo clínico global de fase 3 (generalmente el último paso antes de buscar la aprobación regulatoria) en septiembre del año pasado. Fink explicó que la prueba incluirá a unas 25.000 personas y tomará alrededor de dos años. Esto significa que, incluso si el ensayo es exitoso, probablemente no será hasta 2027 o después cuando su vacuna llegue al mercado.
Mientras tanto, Kuritzkes destacó que, a diferencia de los virus respiratorios, los norovirus son "increíblemente resistentes" y pueden sobrevivir en superficies e incluso resistir el desinfectante para manos. La mejor defensa contra ellos, añadió, es "lavarse las manos con agua y jabón". "La higiene personal es lo más importante para protegerte", concluyó.
*Con información de Forbes US.