Rubén 'El Rubius' Doblas Gundersen (Mijas, 32 años) puede ser considerado como el primer gran conquistador de Internet (en cierto modo, con él empezó este juego). Cuando la revista Time lo catapultó a la fama, allá por 2016, ya era una superestrella digital que rozaba en ese momento los 30 millones de suscriptores en su canal de YouTube —superando los de Beyoncé y Lady Gaga juntos— con una cantera de vídeos donde comentaba videojuegos desde el humor para su incipiente comunidad. Hoy, seis años después, el fenómeno que aún estaba por llegar no solo se ha consolidado, sino que sigue ascendiendo como la espuma.
Con 40 millones de suscripciones en la plataforma y 7.500 millones de reproducciones acumuladas —lo que se traduciría a casi una visualización por persona en el mundo (si estimamos la población de toda la Tierra en 7.800 millones en 2021)— sigue siendo el número uno del sector en España.
“Nunca soy consciente de estar haciendo un streaming para tanta gente que podrían llenar un estadio de fútbol, me imagino que son bots [programas informáticos] para tranquilizarme, no personas reales”, confiesa a FORBES en videoconferencia con la cámara desactivada. Conocido por su mala experiencia con la prensa, esta es la primera entrevista que concede a un medio de comunicación en mucho tiempo, por lo que el recelo y cierta desconfianza afloran al principio.
La vida del Rubius en Andorra
La vía telemática acorta distancias entre Madrid y su actual residencia, Andorra, país al que anunció que se trasladaría al finalizar uno de sus streams. La tormenta mediática no tardó en desatarse y tuvo que justificar su decisión por medio de una carta abierta en Twitter a finales de enero de 2021 que acumuló 24 millones de lecturas.
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Acusado de mudarse al país vecino para pagar menos impuestos, el streamer lo desmiente: “Me vine a Andorra sobre todo porque muchos compañeros [los youtubers Vegetta777 y Willyrex, entre otros] ya vivían aquí y quería llevar una vida más tranquila; en mi casa de Madrid tenía a gente acampada cada día, vivía con las persianas bajadas… No sé por qué hay tanta gente que se molestó que me fuera allí. Mudarse no es algo ilegal, si me hubiera ido a Noruega o Japón pagando sus impuestos nadie hubiera dicho absolutamente nada”, explica El Rubius, asegurando que lleva diez años pagando todos los impuestos pertinentes en España.
“Muchos youtubers se han venido a vivir a Andorra y no se ha generado este revuelo. Me usan de cabeza de turco para todo, pero eso es algo que ya no me molesta”, revela. Andorra, confiesa, ha traído un período de calma a su vida. Aquí dice llevar la vida normal de cualquier chico de su edad, a pesar de ser una pieza esencial del imaginario pop de nuestro país. Vive solo y le visita de vez en cuando su novia.
“Desde que vivo aquí llevo una vida mucho más sociable, me gusta ir a restaurantes y visitar casas de amigos, hasta disfruto haciendo la compra, algo impensable antes porque me sentía siempre observado cada vez que salía a la calle. En Andorra es otra historia”.
Quién es El Rubius
Ese carácter introvertido que no muestran las cámaras va muy ligado a su historia personal. De madre noruega y padre español, ahora separados, Rubén Doblas nació en Mijas en 1990, uno de esos pueblos en cuesta de cal blanca repleto de geranios que aún mantiene intacta la Costa del Sol.
Su infancia transcurrió entre largas temporadas por ciudades de ambos países. “Mi madre vino a estudiar a España con 19 años y me tuvo dos años después. Con tres años volvimos a Noruega, y con seis nos instalamos en Madrid”, relata. Su primera consola fue un regalo de su abuela. “Ella es de Málaga y trabajaba limpiando en la casa de unos ingleses. Un verano me llevó allí y los niños me enseñaron a jugar a su Nintendo 64, me quedé flipando… Unos días después le dieron a mi abuela una consola antigua que ya no usaban, la Super Nintendo, y desde ese momento se convirtió en mi hobby favorito”.
El primer paso en su carrera de entretenimiento vino en 2005, cuando subió un vídeo casero grabado con la cámara de un móvil mientras jugaba a una partida en la PlayStation Portable (PSP). Un año después, creó su primer canal en YouTube bajo el nombre de elrubius, un apodo que adoptó en un antiguo foro de videojuegos y en referencia a su color de pelo cuando era pequeño.
El primer pelotazo vino en 2011, ya bajo el canal elrubiusOMG, con un videomontaje en el que comentaba el recién estrenado The Elder Scrolls V: Skyrim y por el que pasó de las 400 visitas mensuales que tenía hasta la fecha a 600.000 en tan sólo una semana. Desde ese momento, el ascenso fue estrepitoso; en apenas un año ya rondaba el medio millón de suscriptores en su canal, proyectándose como el youtuber español más popular de la plataforma.
Casi sin darse había hecho de ese hobby que descubrió en su infancia una nueva profesión. “Creaba montajes donde aplicaba lo que iba aprendiendo sobre edición en el bachillerato de Medios y Comunicación que cursaba allí, en Noruega. No tenía un ejemplo a seguir, pero me fijaba mucho en lo que hacía PewDiePie [el cuarto youtuber más grande del mundo con 111 millones de subscriptores] comentando videojuegos de terror. Yo quería traer ese contenido a mi comunidad, porque me hypeaba mucho”.
Hypear podría traducirse en la jerga de Internet como “emocionarse exageradamente por algo”, y es conocido sobre todo por engrosar la extensa lista de términos conocida como 'diccionario El Rubius'. Un lenguaje dinámico que han adoptado como suyo millones de seguidores y que colapsa las redes sociales:
El Rubius y las redes sociales
En su cuenta de twitter, la sola palabra Limonada acompañada de un emoji superó el millón de retuits en menos de 48 horas, convirtiéndose en el tuit más compartido del mundo en 2018. “Llevo en Internet desde muy pequeño y siempre he estado metido en la comunidad anglosajona. Gracias a eso he aprendido todo ese vocabulario y ha influido mucho en lo que hago. Yo no me quedó en la superficie con redes sociales como Facebook, sino que me meto en la parte más profunda, es donde me siento identificado”.
La parodia y los sketches fueron añadiéndose como parte indisoluble de su sello, que a día de hoy mantiene enganchado a casi 12 millones de seguidores en cada streaming que realiza para la plataforma de retransmisión en directo Twitch.
Para Doblas, la clave de su popularidad es cuestión de complicidad: “Noto que tengo una conexión con mi público que no tiene otra gente. Puede que sea porque siempre he hablado de mi vida privada, soy muy de compartir lo que siento con ellos en ciertos momentos”, revela.
Mientras las estadísticas apuntan a un rango de edad entre 18 y 25 años y con mayoría masculina como su público potencial, para El Rubius la audiencia infantil ayudó en su éxito. “Cuando alguien lo peta en Internet es gracias a los niños, son el público más fiel. Muchos chavales se han quedado y han crecido conmigo”.
La monetización de esta colosal influencia no tardó en llegar. Mientras su popularidad se incrementaba con videoblogs en festivales de música electrónica por todo el mundo como Ultra Music Festival o Tomorrowland, llegaron las primeras campañas publicitarias y viajes alrededor del mundo con las principales desarrolladoras de videojuegos.
En 2014 lanzó el libro interactivo El Libro Troll (Ediciones Martínez Roca), el primero de siete libros que culminaron cumpliendo un sueño de juventud: crear sus propios cómics que acabaron convirtiéndose en una exitosa serie de animación. Y no sólo ha ampliado el negocio en su sector.
Los negocios de El Rubius
Rubén Doblas cuenta con su propia marca de ropa urbana Mad Kat, que desde el pasado otoño colabora junto a Warner Bros y DC Comics en colecciones exclusivas inspiradas en superhéroes como Batman o la más reciente con los personajes de Rick and Morty.
“De momento sólo se vende online, pero quiero que sea una marca urbana consolidada y se empiece a conocer mundialmente. Es algo en lo que creo y lo puede petar”. Pero la factoría Rubius no termina aquí. A principios de mayo terminó de rodar Rubius X, su debut en la pequeña pantalla de la mano de Amazon Prime Video.
El youtuber ha estado meses rodando este documental sobre su carrera y vida, que conmemora los diez años de su primer vídeo subido a esta plataforma. Con fecha de estreno previsible para comienzos de verano, revelará un lado íntimo de la estrella jamás mostrado: “La gente va a poder ver cómo es mi día a día y adentrarse más en lo que soy como Rubén que en El Rubius”.
El buen comer tampoco escapa de su influjo. A principios de año, el chef malagueño Dani García anunció The Gaming Family, un proyecto gastronómico junto a Vegetta777, El Rubius y Willyrex para lanzar una línea de comida a domicilio inspirada en el mundo de los videojuegos.
“Estoy a favor de rentabilizar mi influencia siempre que esté de acuerdo con el mensaje. Creo que menos es más, prefiero esperar a que venga un proyecto grande que a hacer algo pequeño que manche mi imagen. Tengo una mentalidad muy Apple en eso de ser exclusivo con ciertos patrocinadores”, reflexiona.
La fortuna de El Rubius
Receloso de hacer pública su riqueza, el dato más reciente lo reveló el diario El Confidencial, que alzó hasta los 2,6 millones de euros su facturación total de 2020, aunque él prefiere no confirmarlo. “Si quieres, pon simplemente que gano mucho dinero”, comenta.
A nivel empresarial, entre otras actividades, Doblas es socio de la agencia Vizz que representa a los creadores de contenido de YouTube con mayor audiencia en España. Afincada en Madrid y Barcelona, esta empresa del grupo Webedia Global (que factura más de 400 millones de euros con sede en 12 países) tiene como clientes a varios titanes del sector (Willyrex, Vegetta777 o Paula Gonu entre otros muchos, además de El Rubius) que suman un total de 212 subscriptores en YouTube y más de 64 millones de seguidores tanto en Twitter como en Instagram.
Su ignota fortuna calma los caprichos de un joven que prefiere dejarse de despilfarros e invertir en piezas de coleccionismo, como consolas antiguas o cartas de Pokémon de los años noventa. “De lo más caro que me he comprado últimamente han sido unas zapatillas Air Jordan de Nike x Off White. Es un modelo que ahora se ha revalorizado tras la muerte de su diseñador Virgil Abloh, pero no las compré por eso, sino porque me gustaban”.
En su día a día confiesa llevar un ritmo más tranquilo y austero, le gusta quedarse en casa viendo películas y series —“consumo de todo, desde un drama checoslovaco a un blockbuster con palomitas”— y jugar a los videojuegos, que sigue siendo su mayor afición. “Mis amigos me dicen que soy el rico más pobre. Es verdad que no soy de gastar constantemente, si soy rico es porque ahorro”, admite riéndose.
Los problemas de salud
Esta nueva etapa en el país vecino cierra uno de los episodios más oscuros de su carrera. Durante 2018 sufrió varios episodios de ansiedad que le obligaron a alejarse unos meses de YouTube y las redes sociales.
“Esa presión que sentía por superarme, de querer hacerlo lo mejor posible y satisfacer al mundo, pudo conmigo”, confiesa. La incursión en el live streaming de videojuegos a través de Twitch fue su gran salvador: su canal en la plataforma estadounidense le permitió reducir las horas de edición y mantener un contacto más directo con sus seguidores.
“Quizás no sea tan creativo como lo que hacía en YouTube, pero exige menos esfuerzo mental, me permite dedicarme a esto sin comerme la cabeza porque todo es más natural e improvisado. Cuando finaliza el directo el trabajo está hecho, ya no me paso el resto del día pensando ideas para el siguiente vídeo. Esa obsesión puede jugar una mala pasada a tu salud”.
Marcarse objetivos diarios y cumplirlos planteándose una forma más relajada de hacer las cosas ha sido la clave para superar la ansiedad. “Ahora enfoco todo a hacer lo que realmente me gusta y me llena. Tengo otra mentalidad, ya no pienso solo en satisfacer a mi público, mi prioridad soy yo”.
Aprender a gestionar la fama fue otra determinante que puso un punto y aparte en su carrera: su rostro ya no solo era conocido entre la comunidad de gamers, sino que copaba titulares en periódicos y programas de televisións. “No podía salir ni a comprar el pan sin que me reconocieran. Yo no tengo problema en que me pidan una foto o me paren por la calle, pero no sé si son fans de verdad o simplemente porque he salido en un anuncio o en las noticias. Eso es lo que más rabia me da de ser mainstream”.
De forma indirecta, tampoco ha escapado al acoso de las redes sociales. “Más que yo, lo ha sufrido la gente de mi alrededor, recibo tantas notificaciones [en las redes sociales] que muchos mensajes ni los veo. En cambio, mi novia o algún familiar sí que lo han vivido. Mi abuelo, por ejemplo, que vive en su casa rural de Noruega, recibió de golpe 300 solicitudes de amistad en Facebook, y eran casi todos fans”. Aun así, el tiempo ha hecho que todo lo vea con más distancia e incluso con cierto humor. “El ser streamer ha hecho que me sienta más yo mismo que nunca. Rubius podría decirse que es mi yo Red Bull, una versión energética y engrandecida de Rubén, pero no dejo de ser la misma persona”. ¿Morirá algún día el personaje como en alguno de sus videojuegos? “Ese momento lo veo lejano… Mientras me motive y pueda elegir mi camino me veo dándolo todo hasta los 80 años”.
*Nota publicada en Forbes España.