“Innovar es clave para la sobrevivencia”. En esos términos lo pone Flavio Caiafa, presidente de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII).
En diálogo con Forbes Uruguay, analizó las barreras para la innovación en Uruguay y cuáles son los mecanismos que se generaron para derribarlas.
¿Cuál es el impacto que ANII genera en la economía nacional?
Por cada dólar que invierte ANII en proyectos de innovación, se generan US$ 6,5 en impuestos directos resultantes de esos proyectos y en emprendimientos se generan US$ 8,5 por cada dólar invertido.
En ANII estamos convencidos de la relevancia de la innovación para generar crecimiento económico y desarrollo social desde una perspectiva de sustentabilidad ambiental.
Todo nuestro trabajo se enfoca en estimular emprendimientos y proyectos de innovación empresarial, con la base científico tecnológica que proporciona la academia y la investigación, para impactar en la vida de los uruguayos.
¿Las empresas uruguayas apuestan a la innovación?
El gran desafío de la innovación en Uruguay es cultural. Todavía existe una creencia antigua de que la innovación es opcional.
Innovar es clave para la supervivencia y ese es el mensaje que todavía falta difundir.
Históricamente, los componentes de investigación y formación dentro de la agencia consumían bastante más recursos que los de innovación y emprendimientos; dos tercios contra un tercio.
Eso ha ido cambiando y este año la asignación de presupuesto es mitad y mitad, por primera vez.
¿Cómo se le da impulso a la innovación entonces?
Estamos trabajando para renovar el interés y la apuesta de las empresas e industrias por la innovación, luego de un período de retracción producto de la pandemia.
En ANII entendemos que la innovación es el camino al crecimiento. Y estamos convencidos que, con el apoyo de la agencia, alcanzar los objetivos será más fácil para el público de interés. Contamos con numerosos instrumentos de apoyo a la innovación y ofrecemos a las empresas que postulan un acompañamiento personalizado, para facilitarles los pasos de postulación.
Entre ellos, se destacan fondos no reembolsables para contratar expertos, capacitar equipos, validar ideas, pasantías o implementar proyectos; financiación para desarrollar consultorías en metodologías de innovación; crédito fiscal por los gastos que las empresas utilizan en actividades de I+D, fondos para potenciar el crecimiento y la expansión de empresas de mediano porte y de perfil innovador, y también para iniciativas que generen alianzas entre el sector productivo y la academia.
Pero, además, estamos realizando otras acciones. Empezamos a hablar con las cámaras empresariales; todas son conscientes de que la innovación es clave.
También tenemos otro tipo de instrumento, que son los fondos sectoriales, donde nos asociamos con públicos o privados para financiar proyectos puntuales.
La otra evolución de esto —que estamos lanzando este año— es el Uruguay Innovation Hub, para impulsar el desarrollo económico, tecnológico e innovador del país, con una inversión grande de US$ 10 millones por año durante tres años.
¿Qué rol juega ANII dentro de la red de fomento al emprendedurismo?
Hasta hace muy poco, antes de la pandemia, ANII era casi el único y más grande proveedor de capital semilla para emprendimientos innovadores. En 2020, el capital semilla de ANII era de $ 900.000; lo que hicimos fue subirlo hasta $ 3 millones de subsidio, que es como máximo el 80% del proyecto. Es un instrumento que tiene cada vez más demanda. Cabe señalar que somos más de 100 organizaciones en Uruguay que apoyan a los emprendedores en diferentes etapas y eso sigue creciendo.
*Este artículo se publicó originalmente en Forbes UY del mes de Diciembre de 2023