Uruguay está en condiciones de convertirse en un polo de innovación a nivel global, como lo es hoy Israel o Irlanda. Mi mensaje es que hay una urgencia. No hay una ventana de oportunidad infinita. Uruguay puede hacerlo. Los uruguayos tienen un capital enorme de la cultura de la cooperación, de ponerse de acuerdo aunque no piensen igual, de tratar de buscar lo que los une. ¿Dónde quiere estar Uruguay en 50 años? Porque estén acá Marcos Galperin (de MercadoLibre) o Nicolás Jodal (de Genexus) no va a ocurrir. Se necesitan políticas públicas, una visión y también la sensación de urgencia.
Este fue el cierre de la charla que la periodista y exsenadora argentina María Eugenia Estenssoro brindó en la cena anual de la Fundación da Vinci en el hotel del Prado. Allí estaban reunidos empresarios, emprendedores y actores del ecosistema emprendedor vinculados a esta organización que, con sus programas, en 2021 acompañó a cerca de 240 mypimes, incubó 14 negocios y lleva adelante iniciativas como #Uruguay2030 Nación Emprendedora.
A ese auditorio, Estenssoro lo instó a pensar cómo hacer para que la cultura emprendedora no sea solo un nicho sino el paradigma productivo de Uruguay.
En 2017, publicó el libro Argentina innovadora junto a la también periodista Silvia Naishtat. En ese momento, era el país con más unicornios de Latinoamérica y ellas veían si aprovechaba su sistema científico de alto nivel y la garra de emprendedores tecnológicos, podía salir de su decadencia.
Como lamentablemente Argentina tomó la decisión opuesta, muchos de esos empresarios se radicaron en Uruguay. Estenssoro y Naishtat giraron también la mirada hacia Uruguay, donde veían un faro de democracia regional, y una estabilidad del sistema político y económico que permitía mantener lineamientos básicos y lo hacía atractivo para la inversión.
Luego de dos años de investigación en marzo publicarán el libro Laboratorio Uruguay.
En diálogo con Forbes Uruguay, Estenssoro asegura que el país está en condiciones óptimas para dar un salto en su desarrollo. Visualiza que mientras otros países de Latinoamérica tienen problemas serios, los uruguayos ya han hecho los deberes en cuestiones importantes. La base está.
Ahora la pregunta es si los uruguayos están dispuestos a aprovechar lo que tienen para dar ese salto y tener una estrategia clara de que quieren ser un país donde la innovación y la creación de empresas de base científica tecnológica sea realmente una fuente de creación de riqueza, comentó Estenssoro, quien fue cofundadora y directora ejecutiva de Endeavor Argentina.
Hoy es asesora de asesora de Newlab Studios Uruguay, una alianza para fomentar la innovación impulsada por el Ministerio de Industria, Energía y Mineria, la Agencia Nacional de Investigación e Innovación, el Laboratorio Tecnológico de Uruguay, la organización estadounidense Newlab y las empresas Mercado Libre y Globant.
¿Qué se necesita, según Estenssoro, para que Uruguay dé ese salto? Aumentar la inversión en ciencia y tecnología.
Los países que no pongan en el corazón de su estrategia productiva a la ciencia y tecnología van a quedar cada vez más a la deriva en un momento que el mundo se está moviendo a un ritmo vertiginoso, argumenta.
Además, señala que es imprescindible elegir los sectores a los que se quiere apostar; impulsar programas que unan la investigación básica con la transferencia al sector privado y tener fondos de inversión de capital de riesgo. Pero fundamentalmente que se cuente con una estrategia explícita.
Estenssoro percibe que hay un mandato presidencial de que exista esa estrategia para hacer de Uruguay ese polo de innovación, y ve al Ministerio de Industria, junto al de Economía, trabajando en coordinar iniciativas anteriores para que estén alineadas tras un foco mayor con visión de globalización.
Eso me parece muy bien. Lo único que yo advierto es la urgencia, y que también hay que alinear el sistema educativo, porque estamos atravesados por una gran revolución tecnológica, donde las habilidades fundamentales ahora son la iniciativa, el trabajo en equipo, la creatividad, la autodisciplina y el poder estudiar de forma virtual, apuntó.
Se visualiza a sí misma como una idealista, y considera que Laboratorio Uruguay es un libro político destinado a los tomadores de decisiones, ya que todos los ecosistemas que pueden servirle de ejemplo a Uruguay —hasta el mismísimo Silicon Valley— el salto se dio en base a políticas de estado.
Pero tiene claro que el cuello de botella uruguayo está en la escasez de profesionales.
Durante la charla con Forbes Uruguay, Estenssoro recurrió en forma frecuente a dos obras de uruguayos: el libro Del freno al impulso, de Ricardo Pascale (cuando lo leí sentí que había encontrado a mi alma gemela) y el documental Soñando Robots, de Pablo Casacuberta y Juan Ciapessoni, acerca de la expansión de la robótica en el interior de Uruguay.
Hay que generar la semilla de una cultura de que los chicos quieran ser emprendedores, científicos. Como quieren ser futbolistas, que es un trabajo enorme. Hay un modelo, un ideal, una salida muchas veces de la pobreza. Esto debería ser también un ideal y un modelo. Hay una necesidad de que se entienda y que se hable de la necesidad de esto para toda la sociedad", dijo Estenssoro.
"La política en nuestros países habla de esto como una moda, como algo marginal y no como fundamental para acelerar el desarrollo. Ya hay una elite que lo está haciendo, pero no alcanza. Los países se desarrollan cuando hay una base amplia, concluyó.
A Estenssoro le encantó ver en el documental cómo los niños se motivaban con la tecnología, ya que considera que eso es lo que debe impulsarse en las escuelas y con la generación de carreras técnicas. Sugiere seguir el ejemplo de programas como el de Holberton, la escuela de códigos de Silicon Valley, que se instaló en Zonamerica y que en nueve meses brinda formación de desarrollador. Los alumnos pagan el curso cuando en forma posterior consigan un trabajo.
Sabe que reformas como las educativas requieren consensos amplios, pero llamó a darse cuenta que, como dice Pascale en su libro, Uruguay tiene buena calidad de vida y un ingreso per cápita casi el doble de Argentina por las condiciones de estabilidad, continuidad y responsabilidad económica pero también tiene 20% de su población fuera del país, por lo que necesita crecer. Y para ese crecimiento, remarca, tiene que haber un norte claro, y una sociedad que lo entienda y lo quiera hacer.