A fines del año pasado, un señor totalmente desconocido –llamémosle Andrew– desembolsó US$ 450.000 para ser vecino del rapero Snoop Dogg, aunque no en Long Beach, donde la celebridad vive junto a su familia, ni en Claremont, donde tiene otra mansión.
Desde el 3 de diciembre del 2021, Andrew es propietario de una casa en Snoopverse Land, algo así como el barrio privado del rapero, pero virtual. Snoopverse Land ofrece 122 terrenos normales (que cuestan unos US$ 11.000), otros 67 lotes “premium” y tres fincas, como la que compró Andrew.
Los habitantes de esta exclusiva zona pueden interactuar entre sí y además acceder a múltiples eventos, desde fiestas y conciertos hasta lanzamientos inéditos del artista.
Todo este cúmulo de experiencias en torno a Snoop Dogg son apenas un ejemplo de lo que ya está pasando en el metaverso, esa palabra que empezó a sonar más fuerte que nunca desde que Mark Zuckerberg le cambió el nombre a Facebook por Meta con el convencimiento de que este fenómeno tecnológico “es el siguiente capítulo de Internet”.
Se estima que este mundo virtual se transformará en 2024 en un mercado de US$ 800.000 millones, según Bloomberg Intelligence. Y que su impacto en la vida de las personas será tan grande como lo fue en su momento la irrupción de Internet o como lo es ahora el de las redes sociales, o aún más. El tiempo dirá.
Lo cierto es que varias industrias ya están incursionando en este mundo para que el boom no las agarre desprevenidas. “Arte, moda, entretenimiento, oficinas, bienes raíces. Todo lo que sea interacción entre personas se va a ver afectado. Las redes sociales también".
"Las personas van a tener su Instagram, pero también podrán tener su teléfono en experiencias virtuales e interactuar de la misma forma que en el mundo real, pero en el virtual”, explicó Gonzalo Ordeix, vicepresidente de tecnología de Globant, en la masterclass “Understanding the Metaverse”, organizada por la empresa de ingeniería de software y tecnología de la información.
LÍDERES VIRTUALES
El barrio de Snoop Dogg está dentro de The Sandbox, uno de los varios metaversos que existen y que se caracteriza por permitir a los usuarios comprar terrenos virtuales, al igual que Decentraland, otro de los más conocidos.
El sector de bienes raíces es, justamente, uno de los que más están invirtiendo en los diferentes metaversos. Según la empresa estadounidense MetaMetric Solutions, los negocios de la industria inmobiliaria en el metaverso generaron US$ 500 millones en 2021.
Para este sector, las razones para invertir en terrenos virtuales son las mismas que aplican para el mundo físico: para vivir (y a través de ese “hogar” expresarse, interactuar y consumir), instalar un local comercial o por pura inversión, entre otras.
Varias empresas, como Samsung, PwC y HSBC, compraron terrenos en el metaverso y el tiempo les demostró que no se equivocaron: en menos de un año, el precio promedio del terreno más pequeño en Decentraland o The Sandbox pasó de US$ 1.000 a US$ 13.000.
La industria de la moda es otra de las que están apostando con fuerza al metaverso.
En marzo, Decentraland lanzó su propia Semana de la Moda (de la que participaron marcas como Dolce & Gabbana y Tommy Hilfiger) y muchas firmas como Calvin Klein, Armani, Adidas o Diesel lanzaron conjuntos para personajes de videojuegos como Los Sims, Fortnite o League of Legends.
Ralph Lauren abrió una tienda en Roblox –que tiene 50 millones de usuarios– donde vendió sus prendas virtuales por menos de US$ 5.
Ahora, ¿cuál es el sentido de comprarse, por ejemplo, una prenda que nunca va a estar en el placard?
La idea puede sonar absurda, pero también lo era en su momento subir un video a TikTok o una historia en las redes que desaparece a las 24 horas.
PLANTAR BANDERA
Varias empresas uruguayas ya están abrazando el metaverso. Una de ellas es la agencia de marketing digital Wasabi, que está construyendo su sede en el metaverso Uttopion, que será similar a su oficina física en Montevideo.
El objetivo, según la empresa, es generar oportunidades de negocio, captar talento, y que a través de la agencia sus clientes puedan posicionarse en el metaverso.
Este universo es, para Wasabi, una oportunidad para las marcas de construir una conexión significativa con sus consumidores, ofrecer una experiencia inmersiva y llegar a nuevos públicos.
En junio, el representante de Hyundai en Uruguay, Fidocar, llevó adelante el primer lanzamiento uruguayo de un auto en el metaverso. “Welcome to the Cretaverse” se denominó el evento que lanzó el auto New Creta tanto en el Aeropuerto de Carrasco como en Decentraland; más específicamente, en el Museum District, uno de los lugares más concurridos de este metaverso.
El sector gastronómico –como todos– también tiene sus oportunidades en este universo paralelo. En Uruguay, la pizzería Requeso es uno de los negocios que están poniendo sus fichas en el metaverso.
“Estamos construyendo un proyecto muy fuerte con la marca de NFT para abrir incluso una franquicia de Requeso a nivel virtual que sea otorgada a una DAO (organización autónoma descentralizada). Por ahí estamos construyendo el camino del metaverso”, comenta Daniel Vergara, fundador de Requeso.
Agustín Borrazás, quien lidera la estrategia de Requeso en el metaverso, subraya que la idea es seguir fortaleciendo la comunidad detrás de la marca, que es “muy fuerte” y ha tenido una respuesta muy positiva a todas sus iniciativas innovadoras.
Una de ellas fue la venta por criptomonedas, que en mayo representaba un 0,8% del total de las transacciones y hoy alcanza el 6%. “Es muchísimo teniendo en cuenta cómo funcionan los negocios tradicionales normalmente, y nos indica que hay un buen camino”, apunta Vergara.
EL METAVERSO ES…
Para quienes se topan por primera vez con esta palabra, la definición más simple y comprensible de metaverso quizás sea la que salió de la boca de la empresaria y socialité estadounidense Paris Hilton, quien hasta se compró una isla en la plataforma Roblox, otro metaverso: “Para mí, el metaverso es un lugar en el que podés hacer todo lo que quieras hacer en la vida real, pero en el mundo digital”.
En menos palabras: el metaverso es un mundo paralelo virtual con su propia economía, por ahora basada en criptomonedas.
El director de ingeniería de Google, Raymond Kurzweil, llegó a declarar que a finales de la década “pasaremos más tiempo en el metaverso que en la vida real”.