1938 fue hace mucho tiempo. El continente europeo estaba al borde de la guerra, con el ejército de Hitler invadiendo Austria en marzo de ese año. España estaba inmersa en una guerra civil que llevó al surgimiento del dictador ultranacionalista, el General Francisco Franco. En Asia, Japón continuaba con su expansión imperial. Estados Unidos todavía sufría los efectos de una Gran Depresión que ya duraba una década.
Y, en un barco de vapor que navegaba desde Australia hasta San Francisco, se encontraba un joven pez pulmonado, posteriormente llamado Matusalén, que se instalaría durante casi un siglo en el Acuario Steinhart de San Francisco.
Matusalén: un pez pulmonado australiano
Llegó junto con otros 230 peces, todos los cuales murieron desde entonces, excepto Matusalén. Este pez pulmonado australiano, de supervivencia extrema, se convirtió en el pez más longevo en un acuario en 2017, cuando el anterior poseedor del récord, un pez pulmonado de 109 años llamado "Abuelo", que residía en el Acuario Shedd de Chicago, pero finalmente sucumbió a la vejez.
¿Cómo logran los peces pulmonados, como Matusalén y Abuelo, vivir tanto tiempo?
Estos no son peces comunes. En realidad, son parte de la línea evolutiva de los peces con aletas lobuladas, una clase antigua de peces que se distingue de todos los demás peces que se encuentran hoy en día en las aguas de la Tierra. Los únicos miembros sobrevivientes de esta antigua línea evolutiva (más de 400 millones de años) son dos especies de celacantos y seis especies de peces pulmonados.
Los peces con aletas lobuladas se cree que son los ancestros de los primeros tetrápodos (anfibios y reptiles), los primeros vertebrados que lograron hacer la transición del agua a la tierra hace unos 400 millones de años. Se teoriza que este fue el caso, en parte, porque los peces pulmonados tienen la capacidad de respirar tanto dentro como fuera del agua. Tienen pulmones que les permiten convertir el aire en oxígeno y llevarlo al torrente sanguíneo, mientras que también poseen branquias que les permiten respirar bajo el agua.
Esta adaptación innovadora no solo les dio una ventaja de supervivencia, permitiéndoles persistir en una forma mayormente inalterada durante cientos de millones de años, sino que también allanó el camino para que los animales terrestres primitivos construyeran sobre su arquitectura respiratoria para convertirse en animales totalmente terrestres. Los antiguos Ichthyostega y Acanthostega son dos tetrápodos extintos, evolucionados a partir de peces con aletas lobuladas como el pez pulmonado, que se cree fueron de los primeros animales en volverse terrestres.
Algunas otras características que hacen de los peces pulmonados auténticos supervivientes:
Estivación: los peces pulmonados pueden entrar en un estado de dormancia llamado estivación durante períodos de sequía o condiciones ambientales extremas. Se entierran en el barro y secretan un capullo de mucosidad a su alrededor, lo que reduce significativamente su tasa metabólica y les permite sobrevivir durante meses o incluso años sin agua.
Metabolismo lento: los peces pulmonados tienen un metabolismo lento en comparación con otros peces. Esto significa que requieren menos alimento y pueden conservar energía de manera más efectiva, lo que contribuye a su longevidad.
Crecimiento y reproducción lentos: los peces pulmonados generalmente crecen lentamente y tienen una tasa reproductiva relativamente baja. Matusalén, por ejemplo, mide aproximadamente 1,20 metros de largo y pesa unos 18 kilos. Su lento crecimiento implica que invierten más tiempo y recursos en mantener su salud y longevidad.
A pesar de lo impresionantes que son los peces pulmonados, no son los mejores supervivientes bajo el agua. Aquí hay otras dos especies que logran superar la longevidad del nonagenario Matusalén.
1. Tiburón de Groenlandia
Estudios recientes sugieren que los tiburones de Groenlandia pueden vivir hasta 400 años, lo que los convierte en uno de los vertebrados más longevos de la Tierra. Esta longevidad asombrosa se debe en gran parte a su lento ritmo de crecimiento; crecen solo alrededor de 1 centímetro por año y alcanzan la madurez sexual alrededor de los 150 años. Su vida prolongada también es el resultado de su adaptación a las frías y profundas aguas del Atlántico Norte, donde las bajas temperaturas y su bajo metabolismo contribuyen a su longevidad.
2. Ballena de Groenlandia
La ballena de Groenlandia se destaca como uno de los mamíferos más longevos, con una vida impresionante que puede superar los 200 años. Esta longevidad notable se atribuye a su lento proceso de envejecimiento y a su adaptación al entorno del Ártico, donde vive en aguas frías y estables. Se encontraron ballenas con arpones de caza históricos incrustados en su grasa, lo que indica que algunos ejemplares estuvieron vivos durante el siglo XIX. Su lento ritmo reproductivo, combinado con su capacidad para prosperar en las aguas ricas en nutrientes del Ártico, contribuye a su larga vida. Además, su gran tamaño y robusta salud les otorgan una resistencia que les permite evitar muchos de los peligros que enfrentan otras especies marinas.
*Con información de Forbes US.