Hay un lugar clave en Silicon Valley porque está muy bien identificado cuándo comenzó todo. La idea provino de la Universidad de Standford. Precisamente de su decano Frederick Terman que le pedía a sus estudiante que no tomen los trabajos prometedores de la costa este. Les decía que se queden en California, que podían fundar nuevas compañías electrónicas a partir de todo lo que habían aprendido.
Muchos sin dudas escucharon el consejo sin tomarlo demasiado en serio. Pero hubo dos emprendedores: William Hewlett y David Packard que iniciarían una aventura con repercusiones que llegan hasta lo más avanzado de la tecnología actual con la Inteligencia Artificial Generativa.
Durante un viaje a San Francisco para conocer todo el futuro de la tecnología así como también las oficinas centrales de HP, Liliana Corona nos invitó a recorrer ese corazón mítico que dio comienzo a la era del emprendedorismo y al del que todo es posible cuando se busca desarrollar y aplicar conocimiento. Había esperado ese momento durante mas de dos décadas, así que estaba impaciente por llegar.
De entrada me di cuenta que no me iba a decepcionar. Si se pudiera viajar en el tiempo es difícil que se notara alguna diferencia. El esmero que puso HP para reconstruir todo hasta en sus más mínimos detalles supera cualquier expectativa. Así que no pasó mucho para que realmente sintiera que había viajado en el tiempo. Ahí estaba yo, y ahí estaban Bill y Dave en 1938. No me es difícil navegar por esas épocas porque a mis 16 años tuve a mi gran maestro José de España, integrante del mítico grupo de Florida junto a Borges y tantos otros en los años 20. Son épocas que suelo ver pero que ahora también podía tocar.
Dave Packard fue quien primero se movió a esta casa ubicada en 367 Addison Avenue de Palo Alto. Se había casado pero a su esposa no le importó tener un visitante que se quedaría a vivir con ellos William Hewlett. Hewlett era un inventor brillante, con una mente inquieta y una gran capacidad para solucionar problemas. Packard, por su parte, era un hombre de negocios astuto y con una visión clara del futuro. Esta combinación de talentos resultó ser la fórmula perfecta para el éxito. Precisamente la tesis de postdoctorado de Hewlett versaba sobre la construcción de lo que sería su primer aparato: un oscilador armónico.
La casa de Dave Packard era muy cómoda, un living y un comedor bastante diferenciados un buen espacio de cocina, pero no había lugar para William, que ocupó una especie de taller pequeño que se encuentra al fondo y separado de la casa. Entré a ese lugar, el del genio electrónico, y asombra ver cómo en ese modesto cuarto, ese joven pasó tanto tiempo soñando y construyendo algo que daría lugar a una de las empresas tecnológicas más grandes de la historia.
Ese taller reformado en dormitorio no servía para trabajar. Entonces se decidieron por utilizar el garage para un sólo auto que poseía la casa. Este se trata del "auténtico" garage el que dio inicio a todos los otros garages. En Argentina pude conocer un garage ciuas paredes eran de durlock porque en realidad estaba en una cochera, que era tan pequeño como el garage de HP. En él nació Mercado Libre, el unicornio más grande de Latinoamérica, donde unos pocos jóvenes trabajaban en un espacio reducido.
Sólo teníamos un patio al fondo para respirar un poco. Aunque no fui parte de su equipo sí participé del primer producto completamente original (o sea no inspirado en eBay) que realizaron: Mercado Libre Resellers. La idea era hacer un marketplace para que los distribuidores vayan comprando los producos informáticos desde antes que lleguen a la Argentina, o mediante descuentos especiales de las marcas. Un trabajo que realizamos junto a Marcelo Galperín quien era el CEO y primo del famoso Marcos.
El oscilador armónico de Hewlett-Packard (el orden de los apellidos se decidió tirando una moneda) era una idea brillante para la época. Una solución de ingeniería que aprovechaba los materiales existentes para producir un aparato que pueda emitir en forma precisa diferentes frecuencia de onda. Este es otro ejemplo de innovación: reutilizar lo existente siempre que se pueda.
A su primer equipo lo denominaron HP 200A, y el capital con el que comenzaron a valores actuales era de sólo 12.000 dólares. La idea de utilizar el número de serie 200 se basaba en que los clientes no quieren tener la primer versión y ser ellos quienes sufran las consecuencias de equipos que aún no fueron probados durante un trabajo real. Esta idea fue casi un mandato que siguió Silicon Valley: hay anécdotas de todo tipo que muestran al primer producto comercial con un "2".
Mientras ellos desarrollaron el producto apareció otra idea que modificaría la industria del cine. Disney se aprestaba a lanzar su película Fantasía con una idea revolucionaria: un sonido stereo que de la la sensación que la música venía de una orquesta. Pero para lograr el efecto se requiere testear bien si los agudos y graves que entran en el sistema de sonido son los mismos que salen para los parlantes. Y aquí entra en juego el oscilador de HP que le vende 8 equipos a Disney. Tener un cliente de ese porte, y en una película tan trascendental fue disparador para esa pequeña compañía de Palo Alto. Hay muchas startups que fracasan por tener una idea brillante pero no tener clientes. En este caso puede decirse que Disney en su constante búsqueda de la magia que no es otra cosa que tecnología avanzada dio el primer gran espaldarazo para el surgimiento del Silicon Valley.
Pasaron los años y HP ya era una compañía totalmente consagrada. Pero un día un inquieto muchacho de sólo 12 años buscó en la agenda teléfonica de la ciudad el número de William Hewlett. El joven era nada más y nada menos que Steve Jobs que quería construir un frecuencímetro, un dispositivo que mide la frecuencia de una señal eléctrica. Pero para llevar a cabo su proyecto necesitaba algunas piezas electrónicas que no podía conseguir fácilmente.
En la llamada, Jobs le explicó a Hewlett su proyecto y le pidió si podía proporcionarle algunas piezas de repuesto que le sobraban. Para sorpresa de Jobs, Hewlett no solo accedió a darle las piezas, sino que también lo invitó a visitar las instalaciones de HP y le ofreció un trabajo de verano en la línea de montaje de frecuencímetros. Unos años después Steve Jobs y Steve Wozniak se dieron cuenta del potencial revolucionario que tenía Apple como su primer producto. Con la esperanza de asegurar una producción a gran escala y una distribución más amplia, decidieron ofrecer su creación a Hewlett-Packard.
Sin embargo, para sorpresa de Jobs y Wozniak, HP declinó la oferta. La razón principal fue que, en ese momento, HP estaba enfocada en el mercado empresarial y consideraba que la computadora personal era un nicho de mercado demasiado pequeño y arriesgado. "Sin dudas a veces se gana y otras se pierden", reconocieron desde HP.
Los años pasaron y HP se destacó en un sinnúmero de avances tecnológicos. Su tecnología está incluso en el espacio. Ni Bill ni Dave están mas. Pero HP preservó sus lugares y al verlos uno se da cuenta que eso sucede porque cuando vivieron se ocuparon de crear una cultura corporativa. Esa que nos lleva al mañana de una forma que preserve los valores humanos. A modo de resumen algunas de sus lecciones son:
La importancia de la pasión: Hewlett y Packard estaban apasionados por la electrónica y la innovación. Esta pasión fue el motor que los impulsó a superar los obstáculos y alcanzar el éxito.
La colaboración: La amistad y la colaboración entre Hewlett y Packard fueron fundamentales para el éxito de HP. Trabajar en equipo y complementarse mutuamente son claves para cualquier emprendimiento.
La innovación constante: Hewlett y Packard siempre estuvieron a la vanguardia de la tecnología, buscando nuevas soluciones y productos. La innovación es esencial para mantenerse competitivo en un mercado en constante cambio.
La cultura empresarial: HP se caracterizó por una cultura empresarial basada en la integridad, la excelencia y la colaboración. Estos valores fueron fundamentales para el crecimiento y la sostenibilidad de la empresa.
La importancia de dar algo a cambio: Hewlett y Packard siempre creyeron en la importancia de devolver a la sociedad parte de lo que habían recibido. Fundaron la Fundación Hewlett Packard, que se dedica a apoyar la educación, la salud y el medio ambiente.
Después de visitar el garage fui a conocer los headquartes de HP. Y ahí seguían Dave y William. Se los veía al notar cómo sigue trabajando su gente con esa pasión que se iniciara en el garage. Comenzamos a ver el futuro de la IA en manos de su CEO Enrique Llores, que nació en España y llegó al puesto tras 30 años en la compañía. Y queda claro que comienza una nueva época que se verá en el factor de forma de los diferentes equipos que está diseñando HP para que nuevos sueños enciendan la magia de lo que vendrá.