Dicen que el nombre hace a la cosa. Pero cuando Jensen Huang (actual CEO), Chris Malachowsky y Curtis Priem lanzaron NVIDIA, su emprendimiento en el lejanísimo 1993 para incorporar gráficos 3D al mundo de los videojuegos, probablemente no imaginaron que 30 años más tarde se convertirían en la envidia de toda la industria tecnológica. 

La compañía alcanzó fama mundial en 1999, cuando creó la primera GPU (unidad de procesamiento gráfico), que con los años se convertiría en un estándar en computadoras móviles y de escritorio. Pero recién el año pasado se puso en boca de, literalmente, el mundo entero: en febrero de este año alcanzó los US$ 2 billones de valor de mercado, un logro del que solo podían jactarse hasta ese momento Microsoft y Apple.

El signo de los tiempos

Una de las características de NVIDIA a lo largo de estos años fue su capacidad para comprender los vaivenes del mercado. Por eso, aun con altibajos, mantuvo resultados sólidos y estables a lo largo de las últimas tres décadas. Por ejemplo, ante la certeza de que sus productos eran capaces de realizar cálculos a alta velocidad (una propiedad indispensable para el procesamiento de imágenes), en 2006 lanzó CUDA, la arquitectura que permitía, desde el punto de vista técnico, desarrollar soluciones para habilitar las GPU para resolver problemas científicos y de investigación.

La empresa había decidido ampliar sus horizontes, salir de la especialización en videojuegos y proponer su poder computacional para las tareas más exigentes: grandes centros de datos, hyperscalers de la nube o minería de criptomonedas. El resultado fue rotundo: entre sus clientes comenzaron a figurar nada menos que Google, Microsoft y Amazon.

Una jugada inteligente

En 2012, NVIDIA incursionó por primera vez en el mundo de la IA. Desde entonces, sus técnicos fueron demostrando y perfeccionando la hipótesis de que sus chips eran perfectos para resolver las complejísimas tareas matemáticas que requiere esta tecnología. 

Esa fue la semilla de un crecimiento que se volvió explosivo en 2023: el valor de las acciones se triplicó a lo largo de ese año –de hecho, desplazó en capitalización de mercado nada menos que a Alphabet– y continúan en un ascenso que parece no tener techo.

Hoy, sus GPU más avanzadas (en especial las H100) son también las más utilizadas para IA y se las considera las más apropiadas para el entrenamiento de modelos. Esta tecnología moverá, según la consultora de mercado Gartner y solo considerando el software, US$ 297.000 millones en 2027. Esto explica que los procesadores NVIDIA sean tan demandados y deseados y hasta que se transporten en camiones de caudales.

La importancia de mover primero 

Otra razón que explica el éxito de NVIDIA fue su capacidad para mover primero. Tanto sus grandes competidores históricos (Intel y AMD) como los mencionados gigantes de la computación en la nube (Amazon, Microsoft y Google) dedican recursos y esfuerzos en el desarrollo de chips equivalentes a los que NVIDIA ya tiene. 

De hecho, aparecieron especulaciones que indicaban que la empresa dirigida por Huang podría terminar quedándose con AMD. Mientras tanto, la oferta se mantiene acotada y la demanda crece de manera exponencial: un río revuelto que sigue potenciando a NVIDIA. Es un dato conocido que hubo clientes que debieron esperar hasta seis meses para recibir sus pedidos.

El éxito detrás de un baño impecable 

En declaraciones públicas de fines del año pasado, Huang agregó una frutilla al postre de los consejos para alcanzar el éxito empresarial: amar lo que se hace y poner los máximos niveles de constancia y entrega en cada paso. Su historial profesional incluye conocidos pasos por AMD y por LSI Logic, empresa que abandonó en su momento precisamente para iniciar el viaje de crear y lanzar su propia compañía. 

Pero también un desconocido comienzo en la cadena de restaurantes Denny's en cuyas mesas, según la leyenda, se habría gestado la idea de NVIDIA. “Nadie limpiaba los baños mejor que yo ni lavaba los platos con mi eficiencia”, dijo quien es hoy la 20º persona más rica del mundo según el ranking de Forbes