Después del boom, ¿viene la meseta? El gasto en IA podría estar alcanzando su punto máximo
Los gigantes tecnológicos planean invertir US$ 350.000 millones en IA en 2025, pero el freno en los ingresos, los aranceles y la depreciación de chips ponen en duda la continuidad de ese nivel de gasto.

R. Scott Raynovich Colaborador

Como dijo alguna vez John Templeton, creer que "esta vez es diferente" puede ser una de las ideas más costosas en el mundo de las inversiones. Entonces, ¿por qué habría que pensar que el auge de la inteligencia artificial (IA) es distinto?

El servicio de investigación de Futuriom, Cloud Tracker Pro, muestra que cinco de los principales hyperscalers (grandes proveedores de servicios de computación en la nube), Alibaba, Alphabet, Amazon, Meta y Microsoft, planean invertir cerca de US$ 350.000 millones en gasto de capital para desarrollar capacidades de IA en 2025. 

El dato entusiasma, claro. Pero el mismo informe advierte que ese nivel de inversión se ubica muy por encima del promedio histórico como porcentaje de los ingresos, una tendencia que podría revertirse pronto.

 

 

¿Otro déjà vu?

 

Las grandes apuestas tecnológicas suelen generar entusiasmo. Así como entre 1996 y 2000 aparecieron los navegadores web, Pets.com y Amazon.com, también existieron inversores que se dejaron llevar por el fervor, lo que desembocó en un freno abrupto en la expansión del capital.

¿Por qué sería distinto ahora? Si bien la inversión en IA se percibe como sólida y con proyección para al menos una década, esta primera etapa de gasto podría estar transitando una zona riesgosa, con chances de una corrección.

La industria de Internet se reconfiguró entre 2000 y 2002, y luego dio lugar a nombres como Google y Facebook (la primera salió a la bolsa recién en 2004). Las correcciones ordenan. Y todo indica que el universo de la IA podría estar por vivir una: los hyperscalers y los grandes inversores tecnológicos empezaron a revisar cuánto destinan a infraestructura de IA. La crisis comercial global podría ser el gatillo.

 

A la vez, las empresas todavía están evaluando sus inversiones en IA y necesitan tiempo para procesar los resultados. El clima macroeconómico, desordenado y cambiante, con políticas impredecibles sobre aranceles y comercio exterior, complica la toma de decisiones.

En el 2000 la empresa Light Reading, una dot-com que analizaba la industria de las telecomunicaciones, lanzó un servicio para medir el impacto del auge de las telecomunicaciones sobre lectores y clientes. Los resultados fueron reveladores: la relación entre los gastos de inversión e ingresos mostraba que el nivel de inversión se disparó respecto de los ciclos anteriores, y que una corrección era inminente. La publicación no cayó bien en el sector, que reaccionó con críticas. Pero el tiempo dio la razón. Y los lectores lo valoraron.

Como dijo Mark Twain, la historia rima. El equipo de análisis de Futuriom repitió el ejercicio: analizó las tendencias de gasto de capital de los hyperscalers, usando de nuevo la relación gastos de inversión/ingresos. El resultado fue casi un calco del sector telecom en los 2000: las proporciones superan con amplitud los promedios históricos y podrían ajustarse pronto.

 

Los principales hyperscalers aumentaron su gasto de capital un 50% en apenas dos años, y proyectan destinar US$ 350.000 millones a centros de datos de IA y nube en 2025.

Entre 2021 y 2024, en promedio, estos gigantes asignaron un 12,5% de sus ingresos al gasto de inversión. El dato incluye tanto el despliegue pandémico de 2021 como una pausa en la inversión en 2023. Para 2025, se proyecta que esa proporción suba a 22%, muy por encima del histórico. Si el gasto se ajustara al promedio, podría registrarse una caída de 20% o más.

El problema es que este salto en el gasto de inversión aparece en un momento de menor crecimiento en los ingresos por servicios en la nube, y en medio de una guerra comercial global que escala. El CAPEX (Capital Expenditure) alto sería sostenible si los ingresos crecieran más rápido. Pero eso no ocurre. La tasa viene en baja.

 

Aunque las comparaciones con el sector telecom no sean exactas, hay similitudes. En el 2000, las telecomunicaciones estaban en una situación mucho más frágil. Ese auge se financió con deuda. Hoy, la mayoría de los hyperscalers paga sus inversiones con ganancias. Las empresas de telecomunicaciones apenas lograban sostenerse antes de endeudarse. En cambio, los hyperscalers actuales son verdaderas máquinas de generar efectivo.

 

Una corrección sería lógica

 

Todo indica que este ritmo de gasto no podrá sostenerse por mucho más. Hay tres razones de peso que presionan sobre los presupuestos:

  • El crecimiento de los ingresos en la nube desacelera.
  • Las ganancias podrían verse golpeadas por la depreciación rápida de los chips de IA.
  • Aranceles, aranceles y más aranceles.

 

 

Los impuestos a las exportaciones y la tensión comercial mundial ya empezaron a impactar. NVIDIA lo dejó claro al advertir sobre los posibles efectos en sus costos. Los riesgos en la cadena de suministro aumentan. Y el ánimo inversor empieza a cambiar.

Ese cambio de humor, sumado a la incertidumbre en el comercio internacional y a una relación gastos de inversión/ingresos claramente inflada, marca el terreno: los inversores deberían moverse con más cautela. Una corrección parece cada vez más probable.

Así que abrochate el cinturón: el viaje en la nube va a tener turbulencias. El desarrollo de la IA sigue siendo prometedor. Pero es temprano. Y este boom inicial de gasto podría apagarse más rápido de lo esperado.

Nota publicada en Forbes US.