El aumento de la incertidumbre económica agudiza directamente la tensión corporativa entre la aceleración de la transformación digital y el control de costes. Mientras las empresas se apresuran a estabilizar el flujo de caja, descuidar los imperativos tecnológicos estratégicos puede poner en peligro la competitividad a largo plazo. Abordar ese reto fundamental requiere una asociación eficaz entre el director financiero y el director de informática.
Eso es bastante raro en muchas empresas. Durante décadas, las deficiencias reales o percibidas de la visión empresarial obstaculizaron las funciones financieras y de TI técnicamente sólidas. Los turbulentos mercados actuales brindan a ambos la oportunidad de cerrar conjuntamente esas brechas de capacidad, construir una ventaja competitiva duradera e impulsar resultados significativos.
Sin embargo, si no se gestiona bien y se basa en los datos, la colaboración interfuncional a menudo se convierte rápidamente en un intercambio de culpas. Ahí es donde la perspectiva externa puede ayudar.
Alerta roja
El informe trimestral CFO Signals de Deloitte, detalla las perspectivas de los ejecutivos financieros sobre las condiciones económicas, el riesgo empresarial y las perspectivas de rendimiento. En la edición más reciente se incluye un artículo especial sobre la "gestión de la función de TI", en el que se exponen los puntos de vista de los altos directivos financieros sobre el gasto en tecnología, el valor empresarial y el rendimiento.
Deloitte encuestó a unos 100 directores financieros de empresas norteamericanas, en su mayoría grandes y multimillonarias, y los resultados deberían ser motivo de preocupación para muchos directores de informática.
Deloitte encuestó a unos 100 directores financieros de empresas norteamericanas, en su mayoría grandes y multimillonarias, y los resultados deberían ser motivo de preocupación para muchos directores de informática.
En primer lugar, y lo más preocupante, sólo el 5% de los directores financieros del estudio estaban "muy satisfechos" con la función de TI de su organización, lo que resulta bastante problemático en una economía impulsada por la tecnología. Un 29% adicional eligió "satisfecho", lo que deja a dos tercios de los departamentos de TI en aparente necesidad de una mejora considerable.
A continuación, Deloitte pidió a los ejecutivos de finanzas que identificaran los tres principales "retos para la obtención de valor a los que se enfrenta su función de TI". En primer lugar, situaron el talento, la falta de estandarización y la asociación empresarial. Los comentarios abiertos citaron "contar con las personas adecuadas en TI que sepan cómo añadir valor" y una "escasez de profesionales de la tecnología con un conocimiento profundo del negocio al que intentan dar soporte".
Las carencias percibidas estaban, como es lógico, estrechamente ligadas a las tres principales expectativas de los directores financieros para mejorar el rendimiento de la función de TI: mayor agilidad, responsabilidad y perspicacia empresarial. Cuando se les preguntó además sobre "¿qué medidas ha tomado su organización para mejorar el valor derivado de la función de las tecnologías de la información y el gasto en tecnología?", la respuesta más seleccionada fue "cambiar el liderazgo de las TI". Eso no suena a asociación.
En resumen, los resultados de la encuesta muestran que la labor de colaboración entre el director financiero y el director de informática puede ser más tensa de lo que los líderes tecnológicos creen. Eso sólo empeora las posibilidades de la transformación digital.
Un centavo de más
Gran parte de la discordia probablemente se deba a los anticuados enfoques de gasto en TI, que tratan los gastos tecnológicos como gastos generales de la empresa en lugar de costes de la cadena de valor. Los resultados de Deloitte confirman que los directores financieros siguen viendo las TI como un centro de costes de la función de apoyo en lugar de un acelerador del negocio. Hay tres conclusiones que destacan especialmente:
Los directores financieros clasificaron el "coste como porcentaje de los ingresos" y las "medidas de fiabilidad de los sistemas" (es decir, el tiempo de inactividad) como las métricas más importantes del departamento de tecnología. El retorno de la inversión se situó en un lejano quinto lugar, por detrás de la satisfacción de los usuarios y las estadísticas del servicio de asistencia técnica. Los comentarios de respuesta abierta confirmaron esta visión de la carga de los costes administrativos.
El 47% de los directores financieros indicaron que el gasto en TI era inferior al 2% de los ingresos totales. Otro 28% informó de que el gasto se situaba entre el dos y el cuatro por ciento. Menos del 10% informó de que asignaba más del 6% de las ventas de primera línea a los presupuestos de tecnología.
Los directores financieros también informaron de que el 52% del gasto en TI "mantiene las operaciones cotidianas", y el resto se divide entre "mejorar las capacidades y las operaciones" (26%) y "crear nuevas capacidades empresariales" (22%). Estos resultados indican que las empresas siguen luchando por liberar recursos de la persistente deuda técnica, las necesidades de ciberseguridad y el mantenimiento rutinario de las TI.
El recorte presupuestario de la inflación no hará más que agravar estos retos de gasto en TI y obstaculizar los esfuerzos de las empresas por acelerar la modernización tecnológica y los objetivos estratégicos.
Encrucijada
Las conclusiones del informe de Deloitte enmarcan perfectamente la próxima e ineludible conversación entre el director financiero y el director de informática. Los líderes tecnológicos necesitan franqueza y claridad sobre la satisfacción de sus homólogos de la C-suite, las expectativas del papel estratégico, las prioridades de financiación y las necesidades de capacidad.
Para los mejores, los resultados de la encuesta validarán una colaboración excepcional. Por el contrario, las empresas que carecen de una asociación dinámica y de alto funcionamiento entre las TI y las finanzas probablemente estén mal equipadas para los retos competitivos de la era digital que se avecinan.