Lucía Bauer Brit encontró en la crisis laboral una oportunidad para reinventarse y crear un camino propio. Se graduó en 2018 con el sueño de trabajar como investigadora en el campo de la agronomía. Sin embargo, la realidad la enfrentó a una falta de salida laboral en ese terreno y a un mercado con ofertas mayoritariamente comerciales, un área en la que no se sentía a gusto. Ese escenario la llevó a plantearse cómo podría hacer una diferencia en el sector que tanto la apasionaba.
La búsqueda de sentido en su trabajo le hizo explorar prácticas alternativas a las que se encuentran en un currículum tradicional de ingeniero agrónomo. Bauer se interesó por la ganadería regenerativa, una filosofía que pone al suelo en el centro de la producción, viéndolo como un organismo vivo y no solo como un soporte físico.
"El suelo es la base de nuestra producción; todo empieza ahí", explica la ingeniera que se basó en esta premisa para crear su propia empresa: GROU Agro.
A través de su emprendimiento, decidió promover un cambio de enfoque en la ganadería, por medio de prácticas que fortalecen el suelo y generan un sistema autosustentable. Para ella, la conexión entre el ganado, el pasto, el suelo y los microorganismos es clave para entender el funcionamiento de un ecosistema saludable. Este enfoque holístico busca que el productor vea el campo desde otra perspectiva, alejándose de la idea tradicional de maximizar la producción de carne sin considerar el impacto a largo plazo. Además, su manejo del suelo conlleva un impacto positivo en la rentabilidad del negocio.
Sostenible, disruptivo y rentable
El cambio de visión que impulsa GROU Agro requiere abandonar ciertas prácticas establecidas en el sector y desarrollar una actitud crítica hacia el conocimiento adquirido. "En la facultad te enseñan métodos y recetas, pero no necesariamente te enseñan a cuestionar. Hoy me cuestiono todo y pregunto constantemente", asegura.

Considera que, si bien no existe una "verdad absoluta" sobre la mejor forma de producir, es fundamental observar y entender el contexto de cada predio, adaptándose a las condiciones de cada lugar, a los objetivos del productor y a los recursos que tiene a disposición.
En los hechos, GROU Agro ayuda a los productores a planificar el pastoreo de manera estratégica, promoviendo largos períodos de descanso para el suelo, algo que las grandes manadas de ganado en libertad solían hacer antes de la intervención humana.
"La naturaleza ha tenido millones de años de evolución; cuando uno trabaja a favor de la naturaleza y entiende sus tiempos y sus ritmos todo fluye mejor y se traduce en rentabilidad para el productor", explica.
Aplicar esta metodología impacta en la rentabilidad de las empresas y en la resiliencia de los sistemas ganaderos. "Las crisis climáticas, como las secas a las que estamos acostumbrados, se transitan desde otro lugar. Si bien afectan, los sistemas regenerativos tienen mayor capacidad de almacenamiento de agua, las lluvias son más efectivas por tener mejor estructura del suelo y en conjunto con una planificación del pastoreo se sabe hacia adelante el stock de pasto y se toman mejores decisiones", subraya Bauer.
Si se aplica este manejo del suelo, sin insumos externos, Bauer calcula que se incrementa hasta un 30% la capacidad de carga del sistema, es decir que aumenta significativamente la cantidad de animales por hectáreas que puede soportar el sistema de producción de pasto. "Al aumentar esta capacidad de carga, aumenta la rentabilidad", destaca Bauer.
Sobre la adopción de estas prácticas en Uruguay, la ingeniera agrónoma es optimista y considera que el país posee una ventaja en cuanto a biodiversidad en sus pastizales naturales, lo que podría traducirse en un valor para la carne producida en estos sistemas. Sin embargo, reconoce que queda mucho camino por recorrer.
En Uruguay y el mundo
El interés por la ganadería regenerativa no se limita a Uruguay. A través de redes sociales y una maestría en Montana, Estados Unidos, que cursa a distancia sobre la materia, Bauer ha logrado captar la atención de personas en otros países de la región e incluso en Europa, quienes buscan una producción alineada con prácticas sustentables. De hecho en 2025 está entre sus planes visitar a algunos de estos productores que son, para ella, "una inspiración".
La demanda de prácticas regenerativas y la creciente conciencia sobre la huella de carbono le abren un mercado auspicioso a GROU Agro, aunque algunos productores siguen siendo reticentes al cambio. "No me gusta salir a convencer, prefiero que los resultados hablen por sí mismos; en este negocio el boca a boca también es fundamental", explica.

Para la emprendedora, el desafío está en que los productores reconozcan su propio poder y la importancia de su rol en la cadena productiva. A medida que la sucesión de tierras se acelera y los campos pasan a manos de nuevas generaciones, considera que es momento de plantear una producción más creativa y sostenible. Esto implica un cambio de enfoque en el que la rentabilidad se logre respetando los tiempos de la naturaleza y aprovechando los recursos de manera óptima, algo que, según ella, permitirá a los productores enfrentar con éxito las demandas del futuro.
Con su empresa Bauer obtuvo el premio Paspalum de Oro en la categoría revelación en noviembre del año pasado por su emprendimiento. Este reconocimiento es organizado por Mesa de Ganadería sobre Campo Natural (MGCN) integrada por el Ministerio de Ganadería Agricultura y Pesca, el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria y la Facultad de Agronomía.
Desde que inició GROU Agro, la ingeniera agrónoma estuvo implicada en alrededor de 30 proyectos, además de asesorías y difusión de esta práctica regenerativa, y espera que su nicho sea cada vez más grande en 2025.
*Este artículo fue publicado originalmente en la edición impresa de Forbes Uruguay de febrero de 2025. Para suscribirte y recibirla bimestralmente en tu casa, clic acá.