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Especiales

Surgen oportunidades y Uruguay es el país que más área de colza siembra en Sudamérica

Lucas Farías

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Uruguay es el país que más área de colza siembra en Sudamérica y busca satisfacer al mercado europeo con un producto de calidad. Los negocios prosperaron y entusiasmaron a productores que solían enfocarse en trigo y cebada.

1 Noviembre de 2022 19.28

Campos amarillos que parecen extenderse hasta el infinito forman parte del paisaje invernal en varias zonas de Uruguay. La colza (o canola) tuvo un crecimiento exponencial en las últimas zafras, hasta posicionarse este año como el cultivo de invierno con más área sembrada en el país, superando las 250.000 hectáreas, más que los tradicionales cereales trigo y cebada.

El crecimiento del área de esta oleaginosa fue sorprendente. “Hace apenas cuatro años nadie de los que estamos en el sector se imaginaba que la colza llegaría a ser el cultivo de invierno más sembrado en Uruguay. La expansión fue muy importante”, destacó a Forbes el director de Servicios Agrícolas del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), Leonardo Olivera.

Los primeros negocios fueron locales, luego del año 2012, para la elaboración de biocombustibles a través de Alur. Más adelante las empresas Erro y Cargill desarrollaron el mercado de exportación, elaborando planes comerciales estructurados específicamente para este negocio.

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Germán Bremermann, gerente comercial de Erro, empresa dedicada a la producción, comercialización de insumos y exportación de granos, recordó que comenzaron con el cultivo en 2004. “No teníamos ni idea de cómo manejarla, tuvimos que aprender de cero. Fuimos haciendo experiencia, de a poquito, y nos pegamos varios golpes”, comentó.

Señaló que las primeras exportaciones de la empresa fueron en 2007 y 2008, en contenedores a Europa y a EE.UU. “Después, en 2010 fuimos a Francia, donde estuvimos una semana visitando productores, proveedores de genética y técnicos especialistas. Fuimos con técnicos de acá, y ese viaje nos abrió la cabeza, empezamos a agarrar un poco más de coraje con el cultivo”, recordó. En 2015 Erro logró el volumen de granos suficiente para exportar en una bodega de barco, y ese fue considerado un salto importante para desarrollar ese mercado, ya que la exportación en contenedores es más compleja y costosa.

“Cuando empezamos a exportar en bodega ya teníamos una experiencia interesante en el manejo del cultivo. Antes nos golpeamos con los híbridos, con la tecnología, con la fertilización, la fecha de siembra. No es lo mismo que el trigo y la cebada, que tienen más de 100 años de experiencia en Uruguay, y en el mundo mucho más; esto era algo muy nuevo”, explicó Bremermann. Para establecer el precio del grano, Alur utilizaba como referencia la soja en Chicago, pero con la exportación a Europa se impuso como referencia el Mercado a Término Internacional de Francia (Matif).

EUROPA, UN MERCADO EXIGENTE

Gabriel Di Giovannantonio, country manager de Cargill en Uruguay, comentó a Forbes que cuando en la empresa vieron la expansión del cultivo comenzaron a buscar soluciones comerciales en el mundo. 

“Hablamos con muchos mercados, pero Europa es el destino por excelencia, sobre todo de la canola no transgénica, que es la que se produce en Uruguay. Trabajamos con Cargill en Europa y esbozamos un flujo comercial con distintos requerimientos y parámetros”, señaló.

Cargill es una empresa multinacional, de origen estadounidense, que está desde 2005 en Uruguay, donde es la principal exportadora de granos y oleaginosos. Entre las grandes fortalezas del mercado europeo, Di Giovannantonio destacó que “es el que mejor paga, el más transparente y tiene liquidez, pero al mismo tiempo cuida mucho la inocuidad del producto. 

Las trazas de agroquímicos son consideradas muy importantes en Europa, y contemplando ese aspecto se empezó a trabajar en un plan de seguimiento de la inocuidad, con muestreos y chequeos, para luego lanzar el plan”. 

Olivera consideró que algunas decisiones que se tomaron desde el MGAP también influyeron en el desarrollo del negocio. En tal sentido destacó el control de los residuos, y la comunicación con el sector productivo y exportador sobre las buenas prácticas en el cultivo y los usos que están permitidos y los que no.

“Eso hizo que los exportadores tomaran confianza, que hicieran mejores negocios, que se tradujeron en mejores precios, que generaran mejores ganancias para el productor y así aumentó el área de siembra”, analizó.

INOCUIDAD, SUSTENTABILIDAD Y TRAZABILIDAD

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Di Giovannantonio dijo que hay tres aspectos que se le exigen a la canola en Europa y consideró que “en breve también se les exigirá a las demás commodities agrícolas”.

Estas son: la inocuidad, por las trazas de agroquímicos; la sustentabilidad ambiental, para producir biodiesel; y la trazabilidad, por el sistema de auditorías, muestreos, dónde se produce y demás.

Subrayó que el futuro del negocio de la canola depende de estos aspectos. “Si fallamos en algo de eso nos quedaremos sin el principal mercado”, alertó.

LÍMITE MÁXIMO DE RESIDUOS

Las exigencias de Europa tienen que ver con el límite máximo de residuos (LMR). Cuando el producto llega a Europa se analiza para confirmar que cumpla con sus requerimientos.

Uno de los productos químicos prohibidos es el Paraquat, que antes se usaba para secar el cultivo antes de la cosecha, pero dejaba residuos. “Hubo un trabajo fuerte de toda la cadena para evitar que se use ese producto y que aparezca ese residuo en destino”, valoró Olivera.

Además hay otros productos con LMR para ingresar a Europa, algunos a nivel de detección y otros con alguna tolerancia, como ciertos herbicidas, insecticidas y fungicidas.

El director de Servicios Agrícolas del MGAP destacó que durante estos años exportando a Europa “Uruguay demostró confiabilidad, que hace las cosas bien, y toda la cadena entendió lo que necesita ese mercado”. Considerando el importante volumen que se espera cosechar este año, se entiende que será un gran desafío todo el control y seguimiento de LMR.

PRECIO

Febrero es la posición de referencia en el mercado de futuros Matif para determinar el precio de la colza uruguaya. El monto que recibe el productor tiene un descuento con relación a esa referencia en Uruguay, con un gran aporte de Cargill para desarrollar este flujo comercial”.

Así como las demás commodities, el precio de la colza tuvo un importante incremento en el último año, y uno de los fundamentos principales fueron problemas climáticos en Canadá, que incluyeron incendios que provocaron que se perdiera más del 50% de la cosecha de ese país. En ese contexto, Uruguay pasó a ser un proveedor importante del mercado.

DESTINOS

La colza ha sido comercializada a varios países europeos, pero fundamentalmente al Reino Unido, desembarcando a través del puerto de Liverpool; y se destina al consumo humano y a la elaboración de biocombustibles. 

Di Giovannantonio planteó que “en la medida en que la producción de Uruguay vaya creciendo, llegará sobre todo al mercado de biocombustibles, que le da más dinamismo, más volumen, y para eso estamos trabajando fuerte en sustentabilidad”.

Se estima que este año Uruguay exportará unas 300.000 toneladas de canola, pasando a ser un jugador importante en el mercado mundial de esta oleaginosa.

El MGAP también está trabajando en las aperturas de los mercados de Chile y México, como destinos alternativos, que queden abiertos para que los exportadores tengan otras opciones. “Ya les presentamos todos los informes, y estamos esperando las respuestas oficiales de esos países para ver cómo seguimos. Somos optimistas de que esos mercados estarán abiertos para el año que viene”, dijo Olivera.

Ese descuento cambia todos los años, dependiendo de varios factores, como el tipo de cambio, los costos de los fletes y cuán competitivo esté Sudamérica respecto de Canadá, que es el gran proveedor de Europa.

En el último año, el aumento de los fletes hizo que el descuento respecto del precio Matif pasara de US$ 70 a US$ 90 por tonelada.

Di Giovannantonio destacó que las referencias diarias de precios de Matif le dieron “liquidez y transparencia al mercado. Ese fue uno de los factores que apuntalaron el crecimiento del cultivo  

LÍDER EN LA REGIÓN

Según datos de la encuesta agrícola Primavera 2021, elaborada por la Dirección de Estadísticas Agropecuarias del MGAP, el año pasado se sembraron 162.378 hectáreas de colza y carinata en Uruguay, 50.000 hectáreas más que el año anterior. 

La producción total fue de 294.376 toneladas de granos, con un rendimiento promedio de 1.813 kilos por hectárea. 

Uruguay es el país que más área de colza siembra en Sudamérica. A principios de la década de los 2000 Argentina llegó a sembrar entre 150.000 y 200.000 hectáreas, pero después el área cayó. 

Actualmente, el país austral siembra 15.000 o 20.000 hectáreas; Paraguay 40.000 y 50.000 hectáreas; y Chile entre 35.000 y 40.000 hectáreas. Brasil, en tanto, no tiene un clima como para crecer en el área de este cultivo.
 

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