La penetración de los seguros en Uruguay está en menos de la mitad que el promedio de América Latina. El seguro de vida es de las áreas más subdesarrolladas, pero es el nuevo botín que podría disputarse con una nueva fórmula de comercialización.
La Asociación Uruguaya de Empresas Aseguradoras (Audea) quiere facilitar su acceso masivamente a través de las empresas. El proyecto está en las etapas iniciales de lo que esperan será una innovación y un salto en el sector.
Se trabaja para a fin de año lanzar, junto al Banco Central (BCU), el Ministerio de Trabajo (MTSS), el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) y el Banco de Previsión Social (BPS) un seguro de vida colectivo que le costará al empresario $120 por mes por empleado sin importar en qué sector o industria trabaje. Tendrá una cobertura de US$ 9.000 y entrará en acción en caso del fallecimiento del trabajador.
El proyecto está en la etapa de “alinear a los actores”, informó a Forbes el director ejecutivo de Audea, Alejandro Veiroj. “Contamos con el visto bueno del BCU, MTSS y MEF; ahora nos toca hablar con el BPS”.
Este último pilar es importante ya que, para poder ofrecer la póliza con una prima tan reducida las aseguradoras cuentan con que podrían administrar las nóminas a través del BPS, bajando así significativamente los costos administrativos. “Una póliza así individual es cara” por este tipo de costos, explicó Veiroj.
Si bien estos seguros son obligatorios en otras partes del mundo —incluidas Argentina y Brasil— en Audea entienden que “todavía no están dadas las condiciones” para que lo sea en Uruguay, por lo que optan por ir por la vía voluntaria en primera instancia.
“Para el empresario es muy atractivo, tiene muchísimo beneficio para sus empleados por un costo marginal”, señaló Veiroj. Añadió que estos seguros hacen a las empresas más competitivas a la hora de retener talento y que “aumenta su oferta de valor”.
“Lo vemos como una iniciativa para facilitar el acceso al seguro, que beneficiaría especialmente a los deciles más bajos”, dijo Veiroj. Comparó esta iniciativa con la de gobiernos anteriores de impulsar la inclusión financiera de toda la población a través del pago de sueldos por medios electrónicos.
CULTURA ASEGURADORA
En Uruguay, las personas son bastante reacias a asegurar si no son obligadas a hacerlo. Para el director comercial de Mapfre, Alfonso Preve, a esta falta de conciencia contribuye que en el país “muchas actividades que son seguros no son percibidas como tales; salud y sepelio son dos casos emblemáticos”. Agregó que “otros riesgos no son siquiera identificados como materia asegurable”. Felipe Rodríguez, director del bróker Friburgo, lo ilustra así: “Es más probable que un hogar medio tenga Netflix que seguro contra incendios”.
La penetración de los seguros —pólizas vendidas respecto al Producto Interno Bruto— se ubica en torno al 2%, frente a un 6% en Argentina, un 4% en Brasil, 5% en Chile y 7,5% en EE.UU., ilustró el presidente de Sancor Seguros y expresidente de Audea, Sebastián Trivero. La media en América Latina es de 4%.
En el rubro empresarial en particular, todos los consultados para este informe coinciden que solamente ven una cultura aseguradora desarrollada en multinacionales que operan en Uruguay. “No hay cultura aseguradora, la gente lo ve como un mal necesario. Se da el efecto 'a mí nunca me pasó'. Hay productores que no aseguran sus cosechas”, expuso Trivero.
Según las cifras que maneja Sancor, en el agro se aseguran un 70% de los cultivos. Para el presidente del Banco de Seguros del Estado (BSE), José Amorín Batlle, esa cifra es muy generosa. Es “mucho menos”, estimó.
Sin embargo, el agro es el rubro que más asegura, con la construcción detrás. Solo el BSE tiene 250.000 hectáreas aseguradas, de las cuales un 60% son montes. Lo que piden es variado: seguro de transporte, seguro contra granizo, contra incendios, sequías, robo.
También ese sector, como todos, está obligado a contratar seguro contra accidentes de trabajo para sus empleados. El BSE tiene el monopolio de este tipo de seguros que contrata el empleador y disfruta el empleado.
Para el resto de las pólizas, es el empresario quien decide, junto al corredor, cómo diseñarse una póliza a medida. “Hoy el diferencial lo hace quien más disposición tiene de atender al cliente particular en sus circunstancias particulares”, comentó Preve, de Mapfre.
“Un comercio a pie de calle y una multinacional en zona franca se parecen en muy poca cosa y es lógico que tengamos respuestas específicas para cada uno de ellos. No ya para ese 'segmento', sino para ese cliente”, agregó.
NUEVOS RIESGOS
Así como innovan los empresarios, innovan los delincuentes. Y en la era digital el peligro más inminente para muchas empresas son los hackers, advirtió Luis Puig, director ejecutivo de NGS seguros. En este bróker más del 80% de la cartera es corporativa.
“Están en boga los seguros por ciberataque”, destacó. “Está pasando todos los días. Este año vimos varios en las noticias; algunos apuntaron a organismos públicos”.
Estos criminales del mundo digital pueden secuestrar información o frenar operaciones de cualquier empresa que dependa de Internet para su funcionamiento. Y piden cuantiosos rescates en bitcoin.
“Pasó en una marca de autos conocida, que les entraron hackers y les pararon el taller. Tuvieron que derivar los autos un mes a otros talleres, perdieron un mes de facturación”, relató Puig.
¿Cómo funciona esta póliza? “Pone especialistas a negociar con los hackers para intentar pagar lo menos posible, para asegurarse que una vez que se pague efectivamente se vayan y que no vuelvan a entrar”, explicó Puig.
La pandemia y el trabajo remoto colaboraron a la proliferación de este tipo de ataques. “Se abrieron VPNs, puertas que siempre estuvieron cerradas, para el teletrabajo, y también la gente trabajaba con Internet doméstico”, que tiene menos protección, abundó Puig. “Es tanto el riesgo en esta área que podría acabarse la cobertura y tendríamos que abrir otros mecanismos como cobrar deducibles muy altos”, aventuró.
En SBI Seguros también ofrecen el producto Cyber Risk y consideran que este tipo de ataques se multiplicaron con la pandemia, pero no son consecuencia de ella solamente.
“Nuestra cobertura abarca las consecuencias de los mismos de forma integral, contemplando los daños patrimoniales y las responsabilidades en las que se puede incurrir por la divulgación de los datos personales o corporativos de clientes”, explicó Valeria Santin, ejecutiva y suscriptora de riesgos comerciales en SBI.
Felipe Rodríguez, de Friburgo, todavía no avizora la masividad de estos seguros. “Acá te diría que son como los Tesla. Sí, están llegando, están creciendo, es muy innovador… pero todavía no son parte importante del mercado automotor”, comparó. A su juicio, aunque “los ciberriesgos están creciendo mucho a nivel mundial”, en Uruguay “lo ciber no está tan desarrollado”. Por ello, entiende más importante antes “ahondar en seguros clásicos”.
SBI Seguros también ofrece, como novedad, un seguro específico para la industria cinematográfica que está creciendo con fuerza en el país, a raíz de que muchos servicios de streaming están trabajando en Uruguay. Su cobertura alcanza a daños a materiales cinematográficos, cintas, negativos o gastos a consecuencia de atrasos en la producción. También, daños o lesiones a terceros que se puedan generar durante el rodaje.
FALTA INFORMACIÓN
Audea suele señalar la falta de datos unificados como un escollo para el desarrollo del negocio. Aunque cada empresa aseguradora privada tiene que elevar información al BCU y hay parte de ella que es pública, la falta de datos sobre siniestralidad, por ejemplo, provoca que se tenga que trabajar un poco a tientas.
Por tanto, las aseguradoras suelen diseñar sus productos con datos internos o de otros países, lo que especialmente perjudica a las empresas de menor tamaño que disponen de un volumen de datos más pequeño, lo que “compensan vendiendo más caro”, dijo Veiroj. Estos datos de cantidad de pólizas vendidas y de siniestralidad “podrían hasta usarse para implementar políticas públicas”, planteó Rodríguez.
ALGUNOS DATOS DEL SECTOR
- 52,8% del mercado asegurador no está en competencia y lo explota, en monopolio, el Banco de Seguros del Estado (BSE).
- Esto comprende el ramo de seguros de accidentes de trabajo (por ley) y seguros previsionales (de facto, porque las aseguradoras privadas no están interesadas en este negocio). Incluso en competencia, el BSE es quien más porción de la torta se lleva, con un 35,3% del mercado.
- 27.786 millones. Es el monto en primas emitidas por todo el sector en los primeros tres trimestres del 2022, si se consideran los rubros del sector asegurador que están en competencia.
- 18,4% fue el incremento interanual de las primas por seguros de vida, según los últimos datos del Banco Central correspondientes al tercer trimestre de 2022. De todos modos, los líderes del mercado asegurador sostienen que es una póliza subdesarrollada en Uruguay.
ILUSTRACIÓN: PABLO BLASBERG