Cuando era muy chico Fernando Montero, conocido como Monti, se hizo fanático del manga Initial D, cuyo protagonista maneja un Toyota Trueno AE86. Desde entonces, tuvo el sueño de poder comprar uno. Como se trata de un vehículo muy escaso a nivel mundial y muy raro en varios países primermundistas, ver uno en Uruguay parecía casi imposible.
Sin embargo, cuando Montero estaba terminando de estudiar Medicina, se enteró que había un AE86 que fue propiedad de un embajador de EE.UU. Los ingresos del joven hacían que fuera imposible adquirirlo, por lo que sus padres lo ayudaron a comprarlo. Concretar el negocio tampoco fue fácil: intentó hacerse con el auto siete veces, pero siempre se vendía antes de que diera con el dueño.
Estaba en muy mal estado, estaba fundido y todo el tiempo lo iban vendiendo. Lo compraban y cuando veían que no podían con él, lo vendían, recordó Montero. En la octava oportunidad sí tuvo suerte y el AE86 se transformó en el vehículo que lo acompañó en la última etapa como estudiante hasta graduarse.
Con el auge de las redes sociales, impulsado sobre todo por Instagram, Montero logró crearse un perfil de influencer y cerrar acuerdos con diferentes patrocinadores. Además, ya ejercía como médico, por lo que sus ingresos habían mejorado considerablemente.
Así fue que decidió transformar el Toyota Trueno original, tras importar muchos repuestos y accesorios desde EE.UU. De colección estaba y tenía su motor original, que era de menos de 100 caballos de fuerza, expresó.
DE LA CALLE A LA PISTA
El drift es un estilo de conducción que tiene origen en Japón y consiste en hacer sobrevirar los autos, es decir, derrapar hasta que el vehículo forme un ángulo con la dirección de movimiento hacia un lado.
Actualmente, el japonés Keiichi Tsuchiya es considerado uno de los mejores pilotos de drift a nivel mundial. Tsuchiya comenzó a competir con el mismo auto de Montero, algo que lo impulsó a practicar la disciplina en Uruguay.
En la medida que fue adquiriendo experiencia, Montero dejó de entrenar con poca potencia y le fue haciendo modificaciones al auto para que tuviera más caballos de fuerza. En paralelo a este hobby, sigue con su actividad de médico y conoció a Alejandro Curcio en una consulta.
El fundador de Curcio Capital y presidente de Ayax en Uruguay, le planteó el desafío de profesionalizarse aún más en el drift. Ale hizo explotar todo. Empezó a invertir mucho en lo que son patrocinadores, aseguró Montero. Ambos están representados en Uruguay por Toyota Gazoo Racing (GR) y fueron parte de la génesis del Drift Park en Uruguay, la pista oficial donde se celebran las competiciones.
Actualmente, el Toyota Trueno de Montero tiene el motor de una Ferrari F430 Scuderia, importado desde Francia. Debido a que está bajo la representación de Toyota GR, la marca japonesa no le permitía instalar elementos de su competidor italiano, por lo que debió enviarlo a EE.UU. para que lo prepararan. Así nació lo que hoy se llama la Truerrari.
Tiempo después, el vehículo sufrió un accidente en el autódromo de El Pinar y quedó para restos. Montero, que se define como loco y porfiado, no se dejó vencer y decidió volver a armar el motor. Esta vez le agregó dos turbocompresores, lo que provoca que tenga un total de 820 caballos para hacer rodar a un auto que no supera los 2.000 kilos.
MILES DE DÓLARES
Cada vez que Montero hace drift gasta alrededor de US$ 30.000, por lo que el apoyo de las marcas es fundamental. Hoy en día, tiene un acuerdo con la empresa de cubiertas Toyo, un factor clave porque en cada evento se queman alrededor de 20 unidades.
Lo mismo sucede con los lubricantes. Al ser un motor de altísimo nivel, necesita los mejores aceites y fluidos para que los componentes no se desgasten entre sí, por lo que está sponsoreado por Shell. Montero estima que su Toyota tiene invertidos alrededor de US$ 500.000, pero rescató que gran parte del monto fue financiado por su rol de influencer.
Pagan muy bien las redes. Una historia mía sale US$ 2.800 más IVA y es mucho dinero eso para Uruguay, contó.
Por otro lado, a través de las modificaciones que le permitieron profesionalizarse en el drift, Montero encontró la posibilidad de ayudar a los demás. Actualmente, todo lo que recaudan en eventos y distintas acciones en torno a la disciplina, se dona a diferentes instituciones sin fines de lucro.
Yo siempre digo: a mí no me gusta tanto el drift, me encanta el auto y es mi gran pasión de fondo desde joven, pero lo más rescatable es que en este deporte encontré la oportunidad de ayudar a otros bajo un modelo financiero que se sustenta, explicó.
LO QUE SE VIENE
El año entrante, el AE86 entrará nuevamente al taller para hacerle más modificaciones. Los planes son colocar una caja de cambios secuencial, que actualmente el equipo de drift de Toyota GR está usando en sus autos y el tren trasero será de un Nissan Skyline R36, uno de los mejores que se han fabricado en la historia por su confiabilidad.
Esto estará forjado desde cero con un motor Maserati de 1.800 caballos de fuerza. Este conjunto es parecido al de Ferrari que posee actualmente, pero implicará mucho menos mantenimiento porque estará pensado desde su armado para competir.
Ante la consulta de si piensa vender el AE86 en algún momento, Montero dijo que no está en su cabeza. Lo que sí tiene claro es que el valor de venta del auto, por sus prestaciones y su historia, será elevado. Tiene más de US$ 500.000 arriba, acordate, repitió.
FOTOS: JOAQUÍN ALIAGA
*Este artículo se publicó originalmente en Forbes UY del mes de Diciembre de 2023