Forbes Uruguay
23 Septiembre de 2024 10.01

Irene Núñez

Radiografía de María José Albanell del barrio más codiciado de Montevideo: la reinvención de Carrasco

La directora de la inmobiliaria Meikle Bienes Raíces habló sobre los cambios que se han dado en el barrio desde que su madre fundó la empresa hace 40 años.

Pese al incremento de ofertas en el mercado inmobiliario capitalino, que incluyen modernas construcciones en diferentes zonas de la capital, Carrasco continúa en el podio de las zonas más costosas y más buscadas en el mercado. María José Albanell, directora de la inmobiliaria Meikle Bienes Raíces, aseguró que el barrio está en crecimiento y en un proceso de reinvención, que incluye alternativas diferentes a las amplias casas tradicionales. En diálogo con Forbes Uruguay, la empresaria habló sobre los cambios de la zona, los inmuebles más buscados y el perfil de los consumidores.

¿Qué diferencias hay entre el Carrasco de los inicios de Meikle, hace 40 años, y el de hoy?

Así como la empresa cambió, también el barrio. Carrasco creció mucho. Se expandió una parte hacia el este y otra al norte con los barrios semi cerrados. También está en crecimiento la zona de la Barra de Carrasco, que además creo que se va a seguir ampliando hacia el este costero. Otra área que renació es el Carrasco céntrico. En un momento, por temas de seguridad, estaba vacío y estaba casi todo Carrasco a la venta. Ahora buscás una casa y no hay, se volvió a poblar y aumentó la oferta comercial. Hay muchos cafés, bares, restaurantes. La gente lo disfruta.

¿Cuáles son los tipos de viviendas más buscadas? 

Hay un aumento de la búsqueda de apartamentos con tres dormitorios, especialmente para las personas que vivían en casas muy grandes y se quedan solos porque sus hijos se casan y se van. Buscan lugares más pequeños, pero quieren mantener el número de espacios. La arquitectura también va cambiando de acuerdo a las necesidades del mercado. Cuando era joven, por ejemplo, para encontrar un apartamento de uno o dos dormitorios tenía que irme a Pocitos o a Punta Carretas, en Carrasco eran construcciones mucho más grandes. Después empezaron a hacer apartamentos más pequeños, pero no había de tres habitaciones, por ejemplo. 

¿Se desarrolló algún proyecto para atender estas necesidades?

Sí. RIBA, que está sobre la orilla norte del Lago de la Caleta, tiene cuatro edificios de vivienda y fue un éxito. Buscamos que fueran muy buenos apartamentos, con terminaciones impresionantes, una calidad espectacular, excelente vista y mucha luminosidad, porque todos son con orientación norte. 

¿Qué otro perfil de inquilinos o compradores hay en la zona?

Hay un público más joven que busca zonas más verdes, con más costa y más aire. Quiere salir un poco de lo cuadrado. Ese público específico elige zonas que están creciendo mucho, como la Barra de Carrasco.

Como inmobiliaria participaron de diferentes proyectos innovadores, por ejemplo ustedes propusieron la creación del primer edificio de Carrasco, ¿cuáles son las tendencias actuales?

Una tendencia creciente es la de entregar las unidades cada vez más completas. Al principio algunos entregaban con campana, hoy hasta te ponen heladera, lavavajillas. Esto implica menos trabajo para el que viene. Incluso hay algunos extras que el cliente pide como una exigencia. El placard, por ejemplo, o el aire acondicionado, tienen que estar.

María José Albanell. FOTO: Javier Calvelo
María José Albanell. FOTO: Javier Calvelo

¿Sucede lo mismo con los amenities?

Hace 20 años ningún edificio tenía nada, a lo sumo una piscina. Ahora los amenities son una demanda. La gente quiere que tenga gimnasio, piscina y otros espacios comunes, aunque después no los usen. Los apartamentos que no lo tienen hoy en día corren con desventajas. Pueden sí tener otro tipo de virtudes, por ejemplo que cuenten con ambientes más amplios porque son más viejos y tenían otros tamaños.

¿Y en lo que tiene que ver con la sostenibilidad?

El consumidor no lo pide todavía, pero es una tendencia que se está dando y que está buena. Es pensar un poquito en el planeta y aportar nuestro granito de arena. Seguramente vayamos para ahí. 

Cada vez se ven más barrios semicerrados, ¿es una tendencia que ya se estabilizó o se espera que haya más?

Siguen creciendo. Muchos los eligen por la seguridad y otros por la practicidad, porque los colegios a los que van sus hijos quedan cerca, los amigos de ellos también viven por ahí. Hoy en día que no hay tiempo, que los dos padres trabajan, no tienen mucho margen para llevar al nene a la casa del amigo. Con esta opción pueden estar todos juntos, jugar ahí mismo en el barrio, ir de una casa a la otra. Es como era antes nuestro barrio, cuando jugábamos en la calle. Simplifica mucho.

¿Es posible que haya un incremento de este tipo de propuestas en otras partes de la capital? 

No sé si va a haber más en número, pero los que están pueden crecer en tamaño. Eso ya está pasando. 

¿Hay alguna venta que te haya marcado y que todavía recuerdes?

Una venta que recuerdo mucho fue la primera que hice después de la pandemia. Hasta ese momento el mercado estaba chato, quieto, incluso tomamos la decisión de cerrar durante tres semanas. Cuando volvimos, vendí la casa de unos amigos y ahí todo cambió. Ahora no se sabe de dónde salen tantos compradores y tantos arrendatarios. 

¿Cambió algo más a partir de la pandemia en el rubro inmobiliario?

La pandemia fue como un antes y un después. Cambiaron las prioridades al momento de buscar dónde vivir. Muchos siguen prefiriendo los apartamentos, pero otros, después del encierro, decidieron cambiar y elegir espacios con más áreas verdes y al aire libre. 

¿Cómo ha influido la transformación digital en el contacto con los clientes?

Lo que vemos es que prácticamente ya nadie llega a la oficina. Antes los clientes aparecían por la puerta, ahora es todo WhatsApp, mail, redes sociales y nuestra web, que ahora la estamos cambiando, vamos a hacer el lanzamiento dentro de poco. Hoy el cliente viene con mucha información, ya vio las fotos, los metros, por dónde queda más o menos, entonces vas a mostrarle casas que ya le gustaron. 

Es muy diferente a los inicios de Meikle, cuando tu madre fundó la empresa. 

Sí, el negocio cambió mucho desde que mamá trabajaba. Ella vendía con una ficha en papel que solo tenía una descripción, ni siquiera había fotos. El trabajo de la inmobiliaria era mucho mayor en el sentido de que tenías que mostrarle al cliente sin elementos y sin que hubiese visto nada.

Ahora tu hermano y vos lideran la empresa, ¿cómo lograste darle tu impronta?

Mi paso por la empresa tuvo dos etapas. Primero trabajé cinco años e hice todo el camino. Fui recepcionista, pasé por la administración, por ventas... después me fui y volví en el 2009. Ahí armamos la parte de renta temporaria que se llama Inhome y es una pata de Meikle que busca administrar propiedades de extranjeros que la tienen para la renta pero no se quieren ocupar. 

¿Te resultó fácil tomar las riendas y abrirte camino?

Creo que lo importante es tirarse al agua. Cuando uno tiene una convicción y quiere hacer algo hay que animarse. Fracasar es parte del aprendizaje. Siempre digo que los errores construyen, se aprende. Si bien realmente no es fácil, hay que preguntarse ¿para qué me sirve esta caída?, ¿qué se puede rescatar de este error para capitalizarlo y no volver a cometerlo?

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