La rápida evolución de la inteligencia artificial generativa desafía la capacidad del gobierno corporativo para comprender la nueva tecnología y tomar las medidas necesarias para monitorear la aplicación de la IA dentro de la organización.
Esta capacidad de los sistemas informáticos para generar rápidamente texto y elementos visuales detallados a partir de simples indicaciones de entrada ofrece a las empresas una gran cantidad de oportunidades interesantes, así como ciertas incógnitas.
Como observó The Wall Street Journal, la tecnología generativa representa un apasionante salto tecnológico. De hecho, todo empezó con la aparentemente inocua introducción de la aplicación ChatGPT de Open AI, que desde entonces derivó en una rápida serie de presentaciones de nuevos productos de IA con el potencial de afectar a una impresionante gama de actividades personales y empresariales.
Inteligencia artificial: las cartas sobre la mesa
Por ejemplo, Microsoft presentó recientemente una versión actualizada de Bing, su motor de búsqueda basado en IA, que funciona con software de inteligencia artificial de OpenAI. Google identificó como prioridad máxima el lanzamiento de su propio producto de chatbot, que se llamará Bard y que, al parecer, lleva meses en desarrollo. Además, la destacada empresa tecnológica china Baidu está preparando la introducción de su propio chatbot, llamado Ernie.
Y otras empresas tecnológicas como Jasper y Neeva se apresuran a introducir sus propias variaciones de IA generativa en el mercado con la promesa de mejorar los esfuerzos de búsqueda y respaldar las funciones comerciales tradicionales, como finanzas, operaciones, legal, logística y servicios creativos. La percepción es que la IA generativa es diferente a los recientes desarrollos tecnológicos previos muy publicitados, como el metaverso, porque se basa en años de aprendizaje que ya está incorporado en muchos protocolos comerciales.
Cómo deben responder los directores corporativos
Y como resultado, esta rápida introducción de la IA generativa llamó mucho la atención de los directorios corporativos, muchos de los cuales reconocieron rápidamente los beneficios potenciales que puede ofrecer a las operaciones de su empresa a través de una productividad mejorada y una mayor previsibilidad.
Pero esa atención debe equilibrarse con el reconocimiento de la importante curva de aprendizaje que debe acompañar a la supervisión de la junta directiva de las aplicaciones corporativas de IA. De hecho, los directores pueden dejar los detalles de la implementación a la gerencia corporativa, pero siguen siendo responsables de monitorear esa implementación.
Por difíciles y complejos que puedan ser los principios técnicos, las juntas deben aumentar su compromiso relacionado con los principios de la IA generativa si quieren cumplir con esas responsabilidades.
Este compromiso mejorado requiere no solo educación de la junta sobre la tecnología, sino también una conciencia de cómo la empresa puede aplicar la IA generativa y los problemas sociales, legales, éticos y de gobierno que presenta su uso. Estos incluyen las preocupaciones relacionadas con la confianza, tanto de los consumidores como de los empleados; el impacto necesario en la composición de la junta, incluida la posible necesidad de experiencia en la materia; la inevitabilidad de la regulación gubernamental; y la necesidad de abordar el potencial de “capacidad excedente”.
En definitiva, es una lista larga.
El exceso de capacidad se refiere a las capacidades ocultas de la inteligencia artificial: habilidades y aptitudes latentes dentro de los sistemas que los investigadores ni siquiera comenzaron a investigar. La preocupación específica es que los modelos de IA generativa son tan grandes y complejos, y las técnicas disponibles para evaluarlos aún son tan jóvenes, que es difícil comprender completamente tanto las oportunidades que ofrecen como los riesgos que presentan. Y el potencial de supervisión de la capacidad puede verse exacerbado por la actual explosión de generadores de imágenes de IA.
Como señala el comentarista tecnológico James Vincent, el exceso de capacidad no es necesariamente una condición negativa. Tiene el potencial de ocultar emocionantes capacidades adicionales, no solo riesgos y amenazas. Pero por su propia naturaleza, resume el desafío de supervisión de IA para las juntas corporativas.
El rol de la junta directiva en la implementación de la IA
Para que la junta pueda monitorear el uso organizacional de la IA y tomar las decisiones de adquisición e inversión relacionadas, debe tener un conocimiento básico del marco tecnológico de la IA y su uso organizacional previsto. También debe ser consciente del potencial que la tecnología tiene de ofrecer capacidades desconocidas, así como riesgos desconocidos.
Estos son desafíos que simplemente no se pueden atribuir a la gerencia. La complejidad fundamental de la IA generativa no puede ser una excusa para que la junta sea excesivamente deferente con la gerencia en su uso organizacional. Las extraordinarias oportunidades que brinda la IA generativa no permiten que la junta "se tome con calma" el monitoreo de su aplicación.
Si la organización va a comprometerse con la implementación de IA, como muchos lo harán, entonces la junta directiva debe comprometerse de manera similar con la educación y capacitación técnica, así como con recibir el apoyo de consultores y gerencia dedicados para ayudarla en esos esfuerzos. Como la consultora Korn Ferry señaló, "demasiados directores no están al tanto de la IA y dejaron su huella en los negocios en una era 'sin IA'".
La IA generativa es un desarrollo emocionante con una promesa excepcional para uso comercial (así como para el consumidor). Sin embargo, es probable que las decisiones de inversión relacionadas tengan consecuencias para la empresa. Los consejos de administración harían bien en prepararse ahora, para que su toma de decisiones relacionada y la supervisión posterior estén lo más informadas posible.
*Con información de Forbes US.
