Si tuviera que elegir una parte de su vida, Castillo no duda un segundo: su paso por la carrera sindical fue lo que lo marcó a fondo. La militancia política llegó más tarde.
No viene de una familia de políticos, sino de obreros. Su padre votaba al Partido Colorado y su madre al Partido Nacional.
Nació en La Paz, pero su infancia transcurrió en el barrio Obelisco de Las Piedras hasta los 20 años, cuando se mudó al Cerro de Montevideo, donde hasta hoy reside en una cooperativa de ayuda mutua junto a su esposa Alicia con la que tuvo tres hijos (Pablo, Leonel y Gonzalo), quienes les dieron dos nietos.
Su primera militancia fue en el movimiento cooperativo. En aquel entonces, Castillo ya trabajaba en el puerto de Montevideo como maquinista naval donde hizo sus primeras armas como dirigente sindical.
La actividad política comenzó en 1983, en la clandestinidad, y un año después, cuando se reestableció la democracia, se afilió al Partido Comunista del Uruguay. Desde entonces, fue dirigente del sindicato portuario, y a partir de 1993 formó parte del Secretariado Ejecutivo del Pit-Cnt hasta ocupar la coordinación general en 1999.
Castillo fue coordinador de la central durante el mandato del expresidente Jorge Batlle, en plena crisis, y allí le tocó participar de negociaciones junto a importantes dirigentes sindicales e integrantes del gobierno, entre los que mencionó al exministro de Economía Alejandro Atchugarry.
Fue uno de los protagonistas de la marcha a Punta del Este, un 24 de enero de 2002, donde estuvo encargado de la oratoria. "Hicimos propuestas para evitar caer en la situación de Argentina, no logramos que el gobierno nos atendiera y concentramos el esfuerzo en una marcha y fue una movilización de kilómetros y kilómetros", recordó.
Cuando el Frente Amplio (FA) llegó al gobierno en 2005, Castillo ocupaba el rol de coordinador del Pit-Cnt junto a Fernando Pereira, hoy presidente de la coalición de izquierda. "Fue un desafío enorme y nos preparamos para esa instancia, escuchamos a movimientos sindicales de otros países progresistas y llegamos a eso que decimos de la independencia de clase, que no es lo mismo que la despolitización", explicó.
En 2011, Castillo dejó el Pit-Cnt para iniciar su carrera política. Fue vicepresidente del Frente Amplio, senador por el PCU y director de Trabajo en el último gobierno del expresidente Tabaré Vázquez. Además, estuvo al frente de la secretaría general del Partido Comunista por casi ocho años.
Su gestión como director de Trabajo -en la cartera que lideraba Ernesto Murro- duró tres años (2015, 2016 y 2017). Pese a ocupar un cargo ejecutivo, Castillo nunca se sintió "de los dos lados del mostrador". "No llevás adelante las dos tareas, una parte de mi vida fue en el movimiento sindical, después abandoné para hacer una tarea partidaria y luego asumí un compromiso con el gobierno por el que milité. No lo sentí como una contradicción", afirmó.
El momento más difícil que le tocó vivir al frente de la Dirección de Trabajo fue cuando Vázquez tomó la decisión de declarar la esencialidad en la educación en 2015. "Le dije a Murro y al presidente que si se concretaba yo me iba", recordó. No llegó a tal punto, porque se encontró una salida negociada y se evitó la aplicación del decreto.
Pero su vida no ha estado solo dedicada a la actividad sindical y política, Castillo - que se define como un "hincha y activo militante" de Rampla- llegó a ocupar la presidencia del club de sus amores en el 2016.
Sus planes y la respuesta a los industriales
¿Cuál será su impronta en el Ministerio de Trabajo? Para Castillo, la respuesta es clara: "cumplir con los compromisos históricos del Frente Amplio". Entre ellos, mencionó: mejorar salarios mínimos y el poder adquisitivo de trabajadores, la convocatoria al diálogo para discutir la reforma de la seguridad social y la promoción de políticas activas de empleo.
Parte de la discusión, engloba los cambios en derechos laborales modificados por la Ley de Urgente Consideración (LUC) del presidente Luis Lacalle Pou. "El programa habla de una revisión; hay que ver cuántas de las reformas aplicadas afectaron derechos de los trabajadores", señaló. Entre ellos, señaló la declaración ilegitima de piquetes que impidan la libre circulación: "Hay que revisar todo". De todos modos, dijo que "lo que está bien, hay que dejarlo".
Sobre la advertencia de la Cámara de Industrias acerca de que será un ministro "afín" al Pit-Cnt, Castillo respondió que "es una visión muy chueca". "Voy a tener que atender y escuchar las demandas de los dirigentes sindicales, no es un problema de gustos, y voy a tener que atender y escuchar las demandas de los empresarios y, no es un problema de gustos. Ellos dos van a tener que respetar las reglas de juego de un gobierno que eligió la ciudadanía y a mí me eligió el presidente electo", añadió. Y para no dejar dudas concluyó: "Mi vida ha sido de diálogo, siempre".