Se busca: empresas con gimnasio cerebral
Sabrina Bianchi Secretaria docente de la Escuela de Postgrados y Actualización en Comunicación y Diseño de Universidad ORT Uruguay
Sabrina Bianchi Secretaria docente de la Escuela de Postgrados y Actualización en Comunicación y Diseño de Universidad ORT Uruguay
Las personas nacen, crecen, se desarrollan y mueren. Las ideas no siempre. Algunas nacen y mueren, y solo alegran a quien escribió el post-it, que se despega y cae pronto. En las organizaciones sucede lo mismo. Hay ideas geniales de empresas que no llegan a emprendimientos. Y otras empresas que nacieron de grandes ideas, pero que ya vencieron y no se dieron cuenta a tiempo.
Las empresas son negocios, pero se hacen con personas. Y las personas somos creativas por naturaleza. Por ello en toda empresa, por lo bajo, hay ideas para mejorar cosas por cada pasillo, de lunes a viernes, y por cada WhatsApp, 24/7. No hay nada más peligroso que una persona incompetente, vomitando ideas a diario. En empresas plagadas de desidia, de "siempre se hizo así", probablemente comencemos celebrándolas, luego controlándolas y finalmente callándolas.
La creatividad —en las empresas y en la vida— existe para resolver problemas, eso que el mundo empresarial siempre tendrá, que en la complejidad actual se parecen a dilemas. La sostenibilidad de las empresas estará asociada al poder de su propósito y las ideas que lo hacen nacer, crecer y desarrollarse, contagiando a otros con impacto real y contándolo bien a la sociedad.
Pero la creatividad es un músculo invisible, que requiere de ejercicio constante. Y la ciencia confirma que mover neuronas, aprender cosas distintas en sinapsis permanente, nos alarga la vida: suma años de salud mental. Sucede adentro y afuera de las empresas. Para quienes se lo toman en serio, afuera están las universidades, sumado a todo el aprendizaje informal de las vidas ricas en experiencias.
Adentro de las empresas, germinar la creatividad dependerá de sus líderes, aquellos que ayudan a otros a reconocer los problemas importantes y a aportar valor real en las soluciones. Esto, sumando post-its con Excel, para convertirla en innovación: una idea original que crea valor para alguien que lo aprecia y que multiplica resultados sostenibles en el tiempo.
No estará exento de fallas. Requiere amigarnos con el error, entendido como aprendizaje. Y mientras los errores de las máquinas son sistemáticos, los humanos son aleatorios y menos predecibles.
Con la IA generativa creando hasta obras de arte, tenemos algoritmos para escalar las ideas a niveles inimaginables. Pero la creatividad nace de la emoción y la provoca, y eso es territorio de las personas. La tecnología es revolucionaria, pero la empatía será siempre más transformadora.
El mundo nos plantea desafíos que parecen imposibles. Y esos límites potencian la creatividad hasta del más burócrata. ¿Cómo enfrentamos el cambio climático y la escasez de recursos? ¿Cómo reducimos las brechas de desigualdad social y económica? ¿Cómo educamos para un futuro más sostenible?
La fórmula es la suma de inteligencias. La artificial y la natural en interacción crítica, interpelando el sedentarismo cognitivo de ChatGPT. La inteligencia humana multiplicada, individual y colectiva. Como profesionales, desafiando nuestros talentos para convertirnos en ambidiestros cerebrales, de números y letras a la vez. Como ecosistema de talentos, abordando problemas desde diferentes disciplinas: encontrando la mejor solución más rápido. Y contagiar, comunicarlo entendible e hinchado de valor: de humanos para humanos.
Desde la Universidad ORT Uruguay creamos dos postgrados disruptivos para la región: el Master en Creatividad, Innovación y Comunicación y el Master en Diseño Estratégico e Innovación. Hay arquitectos, ingenieros, diseñadores, contadores, psicólogos, comunicadores, gerentes y pasantes trabajando juntos en soluciones innovadoras para el mañana.
El futuro del trabajo será de quienes sean creativos también en la construcción de su conocimiento. Que hackeen su cerebro, desafíen atrofias y se adapten a los cambios para diseñar el futuro que imaginan.
Esos serán agentes de cambio: líderes creativos que guiarán propósitos de empresas e instituciones realmente inspiradoras, valiosas para la sociedad, que hagan historia.