Las startups viven un proceso de desarrollo que va acompañado de distintos tipos de financiamiento.
En la primera etapa, de formación de la idea, se financian normalmente con fondos propios y préstamos de familiares o amigos.
Luego puede continuar una fase en la cual comienzan a captar fondos (capital semilla) a cambio de participaciones del capital de la empresa.
En esta etapa también participan las incubadoras, siendo estas las organizaciones que apoyan a los emprendedores en las primeras fases proporcionando orientación y apoyo.
También se valen de aceleradoras cuyo objetivo es ayudar a las empresas emergentes a alcanzar su potencial de crecimiento más rápido, incluyendo contactos con conocimiento del negocio, mentorías y hasta acceso a capital.
A medida que los emprendimientos crecen, participan en el financiamiento los inversores ángeles. Ellos no solamente aportan capital en dinero, sino también capital inteligente, mentorías y contactos.
En la siguiente etapa, que implica impulsar el crecimiento y optimizar las operaciones, el financiamiento pasa a ser de venture capital (capital de riesgo).
Es la fase de escalabilidad, es decir, cuando el crecimiento se vuelve más vertiginoso y los inversionistas se quedan con un porcentaje de las acciones de la empresa mediante la llamada Serie A de levantamiento de capital.
También se utiliza en esta etapa el crowfunding.
Aunque en nuestro país aún no se ha desarrollado sustancialmente, se trata de una herramienta de financiamiento colectivo, a través de la cual la empresa obtiene fondos de un importante número de inversores, mediante aplicaciones web y otros medios electrónicos, a cambio de acciones u obligaciones negociables.
A partir de allí, las siguientes fases (post Serie A) implican seguir potenciando el crecimiento, la expansión y la innovación pero normalmente significa menor riesgo para los inversores.
En estas etapas, cuando la empresa ya está consolidada y tiene expectativas de gran crecimiento aparece la figura de capital privado (o private equity).
De acuerdo a la investigación realizada por la consultora McKinsey (LatAm Startup Study 2023) los principales atributos que las startups valoran en los fondos del capital de riesgo son, en el siguiente orden: la calidad de los contactos en el segmento de su actividad, la calidad de la mentoría, la oferta realizada, la mayor valoración propuesta, la calidad de la gobernanza propuesta, la rapidez en el cierre del trato y, por último, las demandas de derechos sobre acciones.
Para alcanzar el financiamiento es fundamental contar con una empresa ordenada y con un sistema de información desarrollado con informes para terceros y de gestión, que vaya acompañado el crecimiento de la empresa. Lo deseable es que esta información esté avalada con informes de profesionales independientes.
En algunos casos resulta muy positivo pasar por un proceso de due diligence previo, para estar preparados para el momento del levantamiento de capital.
Los emprendedores con frecuencia subestiman la dificultad del financiamiento y no se preparan para obtener el mismo, no midiendo en muchas ocasiones, el impacto del crecimiento en las necesidades adicionales de capital de trabajo y por lo tanto en el financiamiento mayor que deberán obtener.
Con respecto a los costos, en muchos casos, las startups ponen todo su foco en el crecimiento comercial pero no tanto en la gestión de costos y en la importancia de su análisis y seguimiento permanente.
A su vez, es relevante el papel del Estado como articulador del ecosistema en el que las startups se desarrollan.
Estas empresas llevan adelante emprendimientos innovadores y tienen potencialidad para generar valor agregado y fomentar el desarrollo económico, mientras que la alta aplicación de tecnología permite el incremento de productividad y genera empleos.
*Este artículo fue publicado originalmente en Forbes UY del mes de Junio de 2024