La ciberseguridad en su verdadera dimensión: con herramientas no alcanza
Alan Mai especialista en ciberseguridad y CEO de Bloka
Alan Mai especialista en ciberseguridad y CEO de Bloka
En el Día Mundial de la Ciberseguridad, es crucial reflexionar sobre la naturaleza cambiante y compleja de la seguridad informática. En un mundo donde las amenazas cibernéticas evolucionan a un ritmo vertiginoso, la visión tradicional del abordaje de la integridad digital como una simple cuestión de implementar las herramientas adecuadas, se queda corta. La protección digital es un proceso continuo, no un conjunto de instrumentos tecnológicos.
En la actualidad, enfrentamos un panorama de amenazas cibernéticas que es más dinámico y sofisticado que nunca. Sin embargo, si miramos el OWASP Top 10 de los últimos -al menos- cinco años, podemos llevarnos una sorpresa impactante: en realidad no hubo cambios drásticos, aún cuando el número de incidentes y de vulnerabilidades detectadas está en niveles récord. Estamos hablando del “Top 10” de los errores más comunes y peligrosos que los desarrolladores de software pueden cometer al crear aplicaciones web. Estos errores pueden dejar abiertas puertas que los hackers suelen aprovechar para robar información, causar daños o acceder a datos privados. Justamente, este listado se crea para que los desarrolladores sean conscientes de estos riesgos y aprendan cómo evitarlos, creando así aplicaciones web más seguras.
Entonces, si los hackers no solo mejoran sus tácticas, sino que también se adaptan rápidamente a las defensas, reutilizando viejas vulnerabilidades de manera constante, ¿por qué no intentar cambiar de estrategia? La respuesta es que ese es el camino fácil: la empresa logra invertir en la herramienta adecuada, y el problema vuelve a empezar. Confiar únicamente en dispositivos de seguridad es como construir un muro, pero ignorar la necesidad de vigilancia y mantenimiento.
Estamos ante lo que yo llamo “la falacia de la solución única”. La adquisición de elementos avanzados de seguridad, aunque esencial, no garantiza por sí sola una protección completa. Las herramientas son solo una parte de una estrategia de seguridad más amplia. La verdadera protección surge de un enfoque integral que incluye, pero no se limita a, la tecnología.
¿Cuál debería ser, desde mi humilde opinión, el camino? La ciberseguridad como proceso, es decir, reconocer que es una tarea continua que requiere educación, adaptación y revisión constante. Esto significa no solo instalar un software, sino también educar a los empleados, actualizar regularmente las políticas contra amenazas cibernéticas y adaptarlas a nuevos desafíos, e integrar la ciberprotección en la cultura organizacional. En mi experiencia, he observado que las organizaciones más seguras son aquellas que adoptan este enfoque procesual. Hablando claro: no son aquellas que adhieren a normas por cumplir, sino que además, lo hacen por una preocupación sensata sobre el tema.
La formación continua en esta área es vital. Como sociedad, debemos invertir en educar a nuestros profesionales y ciudadanos sobre las mejores prácticas en protección digital. Esta educación no solo debe ser actualizada, sino también práctica y relevante para los desafíos actuales.
En materia de empresas, cuando se habla de la falta de personal calificado para llevar adelante procesos de este tipo, no se está hablando de falta de profesionales que puedan administrar las distintas tecnologías con las que cuenta una organización, que también es una realidad, sino de profesionales con una visión más holística de la materia, que le permitan aumentar el nivel de madurez a la organización.
En este Día de la Ciberseguridad, es esencial recordar que la protección de nuestros activos digitales es un proceso dinámico. No basta con instalar una herramienta y olvidarse del asunto; se trata de un compromiso continuo con la defensa digital, la educación y la adaptación. Las organizaciones y los individuos deben adoptar un enfoque holístico y procesual en esta materia. No hay una sola cosa que se deba hacer, es un conjunto de elementos que deben ser considerados. Sobran las listas de los consejos típicos, falta discusión profunda sobre cómo abordar esta cuestión de manera profunda.
Cada vez que nos enteramos de un nuevo incidente y analizamos qué sucedió, en general, no se trató de la explotación de una vulnerabilidad sofisticada, sino de un proceso que no estaba implementado, o de la falla del mismo. Tenemos que tomar conciencia de esto y empezar a entender la ciberprotección como un problema de procesos y no de tecnología.
"La ciberseguridad no es un destino, sino un viaje constante de vigilancia y adaptación". En este día, es vital proteger nuestros activos digitales, requiere un compromiso continuo y una visión que va más allá de las herramientas.
*La columna fue escrita por Alan Mai, especialista en ciberseguridad y CEO de Bloka.