El Fondo Monetario Internacional (por sus siglas, FMI) ha hecho públicas sus previsiones para la economía mundial, así como los países que la conforman, que periódicamente, permiten seguir la evolución de la economía. Son muchos los temas que en este informe se comentan, así como las recomendaciones emitidas por el organismo para una mejor gestión de la situación. Sin embargo, si un asunto primaba sobre el resto, este era el pesimismo que ofrecían unas previsiones que, lejos de lo que veíamos hace meses, ofrecen un entorno bastante sombrío para la economía y, como dijo la propia directora del organismo, que irá a peor en los próximos meses.
Hace unos meses, la recuperación económica estaba dinamizando todas las economías, con una reapertura muy intensa que comenzó a impulsar el crecimiento el crecimiento de estas. Las tasas de crecimiento, lejos de los hundimientos que veíamos en el año 2020 y 2021, se disparaban en los registros, en tanto en cuanto el FMI, así como numerosos organismos, se mostraban optimistas y el mundo se preparaba para la llegada de la nueva normalidad. Sin embargo, diversos sucesos, entre los que destaca la aparición de una inflación muy intensa, así como una guerra en Europa del Este, comenzaron a perturbar el funcionamiento de la economía, y la situación, teniendo en cuenta las medidas activadas, ha dado un giro de 180 grados.
Los bancos centrales, ante semejante escenario, han tenido que desplegar un tipo de política monetaria a la que llamamos política monetaria restrictiva. En otras palabras, se han subido los tipos de interés, encareciendo el crédito, a la vez que se han retirado los programas de compras, entre otros estímulos que las autoridades utilizan para estimular el crecimiento económico. Este tipo de actuaciones tienen la intención de frenar la inflación, y de frenar esa inestabilidad de precios que deben combatir; pero esta misma actuación, como debemos saber, ataca directamente al crecimiento, en tanto en cuanto se debe reducir la demanda para frenar el crecimiento de los precios.
En otras palabras, no podemos atacar aquello que perturba el funcionamiento de la economía si, previamente, no matamos el crecimiento. Combatir la inflación pasa por frenar el crecimiento, y esto es lo que está ocurriendo, en un escenario en el que muchas economías luchan por recuperarse rápidamente, teniendo en cuenta que comienzan a estancarse. Por esta razón, El FMI está reajustando sus previsiones, pues el escenario es completamente distinto al que veíamos hace meses. Los Bancos Centrales están frenando el crecimiento, y los reajustes comienzan a aplicarse, desmontando todos los cuadros macroeconómicos con los que estaban trabajando los Gobiernos y que, ahora, desmontan sus presupuestos.
Gorbachov y la tragedia de Rusia
Para hacernos una idea de lo que comento, o de la magnitud de lo que estoy exponiendo, basta con mirar la rebaja aplicada a las previsiones para la economía mundial, la cual ha pasado de crecer un 6% este año y un 5% durante el siguiente, a crecer un 3,2% durante este ejercicio, el 2022, y un 2,9% durante el 2023.
La directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, en un encuentro previo a la asamblea que pretende reunir a los distintos ministros de economía de todas las economías del planeta, señaló que la economía es un barco que se encuentra en aguas turbulentas. Y de la misma manera que expuso esta metáfora, la directora del organismo también aprovechó para decir, en línea con lo que dijo su predecesora en el cargo y actual presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, que la situación, lejos de mejorar, irá a peor, y que la ciudadanía debe estar preparada para una situación de malestar que se extenderá más de lo previsto; dejando la puerta abierta, dicho sea de paso, a un recesión intensa si la actuación de los Bancos Centrales se excede y la economía se estanca.
Como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, la OCDE, la UNCTAD, así como numerosos organismos públicos y privados, coinciden, a la vez que también comparten ese pesimismo. El enfriamiento de la economía es una realidad que pretende poner las cosas más difíciles durante los próximos años, y como señalaron los analistas de Moody's, las economías deben comenzar a prepararse para una posible recesión que, en determinados casos, podría acentuarse. Casos como el de América Latina, señalando unas debilidades que podrían dificultar el camino a muchas de estas economías durante el próximo año y el siguiente.
En resumen, se avecina un futuro complicado. Mientras que en enero esperábamos un año de recuperación y bonanza económica, hoy pareciera que vamos directos hacia el apocalipsis. Y hemos de aprovechar estas últimas líneas para advertir de las curvas que se vienen, así como de la necesidad de estar preparados para sortearlas. Una tarea que debe afrontarse desde el Gobierno y en la que el fondo de maniobra, la buena gestión presupuestaria, entre otras cuestiones muy relevantes y que son competencia de estos Gobiernos son determinantes.
*La columna fue escrita por Francisco Coll Morales, economista, responsable de educación económica y financiera en Rankia.