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El rol del liderazgo en ambientes tóxicos

Graciela Foggia Directora Up Coaching

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Un ejecutivo detalla su experiencia con la toxicidad laboral, destacando el impacto negativo en su salud y la falta de meritocracia y respeto en su entorno de trabajo.

18 Noviembre de 2024 10.55

Relato de un alto ejecutivo que decidió cambiar de trabajo: "¡Renuncié! No soporté más la toxicidad. La meritocracia no existe, los acuerdos no se respetan, se sobrecarga a quienes hacemos, hay jefes que se adueñan del trabajo que hacen sus equipos y no les dan visibilidad. Hay un cuidado extremo de los empleados 'estrellas' sin importar los modos en que tratan a los demás. 

Las ideas que se proponen se desestiman o se roban, hay gerentes que crean mal ambiente de trabajo y controlan hasta los minutos que le dedicás a tomarte un café, pero no ven que la gente se queda fuera de hora cuando es necesario y podría seguir... 

Eso inevitablemente repercute en el aire que se respira. Mi salud llegó a deteriorarse con jornadas interminables y con la sensación de 'nadar sin poder llegar a la orilla'. Me vi envuelto en un círculo tóxico del cual para darme cuenta y tomar distancia me costó medicación y tiempo de terapia. 

En cierto punto, la toxicidad me resultaba adictiva y además me había embanderado con el cambio y la idea de que, desde mi lugar, como gerente de un área relevante podía impulsarlo. 

Evidentemente, a algunas personas que están dentro del sistema y que tienen poder no les interesaba o importaba que eso ocurriese y no tuve otra opción que hacerme cargo de buscar otro lugar en el cual trabajar. Me dejó un gusto amargo toda la experiencia vivida, pero mucho aprendizaje".

La neurociencia —que investiga el sistema nervioso, particularmente el cerebro, y su relación con el comportamiento, las emociones, la cognición y otras funciones biológicas— sostiene que el ser humano a partir de sus vivencias produce hormonas del bienestar (endorfinas, oxitocina, dopamina, entre otras) o del estrés (cortisol), con un impacto directo en su salud.

La Real Academia Española define el término "tóxico" como: "Que contiene veneno o produce envenenamiento". Un término duro, pero real, para quien califica así a un compañero de trabajo (incluido el jefe), situación o a la propia organización.

El informe "State of the Global Workplace 2023" de Gallup marca un deterioro de la salud mental en el entorno laboral a nivel mundial, escalando a un 44% los empleados que experimentan estrés a diario y que terminan derivando en tristeza, ansiedad, ira o preocupación. 

Estas cifras, más allá de la responsabilidad en el abordaje de cada individuo, interpelan, llaman a la reflexión y a nuevas acciones de las organizaciones como sistema y a sus líderes como responsables de la conducción de equipos y del cuidado de la cultura.

Cuando la experiencia en el trabajo es considerada tóxica necesitamos preguntarnos si la organización hoy le brinda a su gente un entorno seguro. No se trata de tener una linda misión, visión y valores colgados en el sitio web y en alguna pared. Se trata de vivirlos a través de las acciones.

Algunas de las tantas preguntas que podemos hacernos para comenzar el camino de la transformación:

  • Si le preguntáramos a la gente cómo se siente en su lugar de trabajo, tú incluido, ¿qué diría?
  • ¿En tu organización abunda la queja, la crítica o los planteos productivos?
  • ¿Cómo definirías el liderazgo en tu empresa? ¿Cómo crece la gente?, ¿en base a qué?
  • ¿Qué tan alineadas están las acciones del día a día de los líderes con la misión, visión y valores de la empresa?
  • ¿Cuál es el nivel de ausentismo en la organización? ¿Cuáles son los motivos principales?

Sabemos que nada es perfecto, aunque sí perfectible. Generar la cultura del respeto y del bienestar trae un impacto positivo en los resultados. 

Eso implica, entre otras cosas, mantener una buena comunicación, "subir" a los equipos a objetivos compartidos y que se sientan parte del logro, delimitar responsabilidades, poner límites sanos, generar espacios de intercambio, así como trabajar en y con los equipos en la construcción de la confianza. 

Todo esto forma parte de las responsabilidades de un liderazgo efectivo.

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