Hoy se celebra el día del empresario argentino, personas a las que admiramos en toda la región por su permanente resiliencia, su recuperación a las crisis, su capacidad de reinventarse todo el tiempo creativamente y con muchísimo esfuerzo.
En este contexto, podemos hacer un análisis de las reuniones que viene teniendo el actual gobierno argentino con sus empresarios.
A fines del mes pasado, estuve presente cuando el jefe de Gabinete Guillermo Francos visitó la sede de la Cámara Argentina de la Mediana Empresa (CAME) donde se hizo la reunión mensual federal de Consejo Directivo. El funcionario, ante un auditorio completo en la sede de la entidad en pleno microcentro porteño, hizo una promesa muy importante para la industria nacional: avanzar con el proyecto de una Ley Pyme en el Congreso Nacional.
Esto fue tras escuchar los reclamos de los empresarios. Quienes estuvimos allí pudimos ver que, si bien hubo algunas quejas muy razonables, también un clima general de mucho optimismo. Desde nuestro lugar, hacemos una valoración positiva de este encuentro.
Sin dudas, significa cierta sensibilización del gobierno argentino ante un tema de gran importancia. Recordemos que las pymes son una gran fuente generadora de empleo, el 50% de los puestos de trabajadores asalariados en el país responde a estas empresas, que además constituyen una fuente genuina de riqueza, con una injerencia del 40% del PBI argentino. Por otra parte, el 99% de las compañías argentinas integran la categoría de microempresas y pymes. Por eso es hoy tan importante que el gobierno del presidente Milei atienda sus necesidades, ya que se trata de un entramado con derivaciones económicas y sociales.
No es algo novedoso que desde siempre las pequeñas y medianas empresas precisan apoyo de todo tipo. Los sistemas de muchos países, incluido a mi parecer el de Argentina, no están diseñados para cubrir todas sus necesidades, lo cual resulta una paradoja.
El hecho de que el Jefe de Gabinete se haya reunido además con representantes de otras provincias es importante, también es deseable que se avance con el proyecto de una Ley Pyme en el Congreso Nacional. Entendemos que de este modo se puede mejorar la formalidad respecto de los asalariados, las ventas y la performance de las empresas.
Sin dudas, desde nuestra experiencia como asesores, sabemos que las mejoras deberán ir de la mano de cierto gasto público o de algunas renuncias a los ingresos que reciben los estados. Ayudar a las pymes implica una serie de exoneraciones, de subsidios en combustibles y cierta flexibilización de las leyes laborales, entre otras cosas. Todo esto disminuye inevitablemente los ingresos que tiene el estado nacional.
Claro que entonces el punto crítico nuevamente es quién financia todo esto. El gobierno de Javier Milei reglamentó en la primera parte de la Ley Bases: privatizaciones, empleo público y procedimiento administrativo. Pero ahora debe tratar aspectos como el crédito, que resulta sustancial por la falta de respaldo financiero y el poco acceso al financiamiento que tienen hoy las pymes.
En resumen, el encuentro de Francos con la CAME puede ser visto como un paso muy positivo. Una ley adecuada ofrecería una serie de beneficios y ventajas a las pequeñas y medianas empresas tales como: una reducción en la carga fiscal; una clara reducción en la burocracia para que estas industrias se concentren en producir y vender y no hacer mil trámites cada vez; acceso al mercado crediticio o al financiamiento.
Desde mi lugar, en la plaza uruguaya, estamos advirtiendo un incremento sostenido en términos de crecimiento del mercado laboral en los últimos años. Aunque los contextos son bien distintos, podemos ver algunos factores que nos ayudaron a salir adelante.
La confianza, que es el pilar de las actividades económicas en general y particularmente de las inversiones, ya sean locales e internacionales, y las reformas en materia laboral, un punto sobre el que se ha trabajado en Uruguay en relación a la dinámica laboral ha sido la flexibilización del mercado de trabajo.
También a la Ley de Inversiones uruguaya y las capacitaciones que realiza el Instituto Nacional de Empleo y Formación Profesional, a través del cual las personas y empresas pueden aprender en forma constante en busca de nuevos empleos o desafíos.
Esperamos desde toda la región, que las empresas argentinas, principalmente esas industrias familiares que tienen décadas de vigencia y esfuerzo de varias generaciones, puedan encontrar formas para salir de la crisis y avanzar.
*La columna fue escrita por el abogado uruguayo y asesor de inversiones Carlos Ruiz Lapuente.