De la tribuna al trono, sin perder la esencia
Seis candidatos, todos hombres, compiten por la presidencia de Uruguay en 2025. Las mujeres han ganado terreno en la política pero el liderazgo femenino sigue siendo un desafío. La segunda derrota de Carolina Cosse y la caída histórica de Laura Raffo.

Tres hombres políticos, un profesor de historia, un veterinario y un abogado penalista, compiten por la banda presidencial y para asumir la Jefatura de Estado uruguayo en 2025. Ninguna mujer; y nunca una mujer ha sido elegida para gobernar el Uruguay.

La ingeniera Carolina Cosse sufrió su segunda derrota consecutiva y debió asumir que los frenteamplistas no la quieren para candidata presidencial; en ambos casos fue apoyada por los sectores más poderosos de la izquierda: en 2019 por el MPP liderado por “Pepe” Mujica, que es de los de mayor popularidad de los últimos años, y en 2024 por el Partido Comunista, que tiene la estructura frentista más potente y domina el movimiento sindical. Ni con uno, ni con otro.

La economista Laura Raffo hundió al Herrerismo a la peor votación de su historia; aunque creían que perdían dignamente con un piso de 34%, con ella quedaron en 19%.

Es probable que el resultado tan duro para ambas mujeres no haya sido por su condición de mujer, sino por razones políticas y personales.

Cosse tuvo mal desempeño en el tramo final de campaña, no logró convocar un arco más amplio que el cinturón marxista y una pequeña expresión socialdemócrata y dio una imagen tan dura que los frentistas no la vieron como la indicada para captar votos de fuera de la izquierda.

Raffo hizo una campaña personal que mostró que ni coordinaba con su propio sector y tuvo mucho rechazo entre dirigentes herreristas que identificaban un proyecto propio y no de la corriente nacionalista más importante de la historia.

Más allá de estos casos, la mujer ganó espacios en la política y pese a indicadores de desinterés en asuntos partidarios, muchos jóvenes se suman en todos los partidos.

Ahora tres hombres son los abanderados de los grandes partidos, mientras que también un sociólogo encabeza la opción socialcristiana-socialdemócrata (Pablo Mieres en el Partido Independiente), un general retirado la expresión nacionalista-dirigista (Guido Manini Ríos en Cabildo Abierto), un agrónomo por los ecologistas (PERI), un estudiante del IPA por la izquierda radical (UP-FT) y un abogado mediático anti-sistema (Identidad Soberana), entre otros.

En 2023 “Boris Godunov” de Modest Músorgski, una de las óperas irrenunciables del repertorio operístico. Fotografia: Brescia-e Emisano para La Scala de Milan.

Por encima de personas, aun cuando se pueda tratar de líderes fuertes, están los partidos que son la base de la democracia uruguaya y que hacen que el país tenga un diferencial positivo en la comparación internacional. 

Las históricas divisas fundacionales y la poderosa izquierda construida en unidad, son las columnas políticas de la república y en una elección con candidatos que deben probarse, con la sombra de antecesores ilustres, los partidos y sus ideas y programas, son la base de la elección.

Los candidatos deberán honrar a cada partido. No podrán caer en el mal del entramado de la ópera “Borís Godunov” (del ruso de Modest Músorgski, 1839-1881), sobre el buen hombre y funcionario ejemplar y modesto, que ante el vacío de poder por la muerte de Iván el Terrible, asume el trono aclamado por el pueblo, pero luego pierde su esencia y gobierna con dureza extrema y desviado del camino que lo llevó al cargo.

Aquella obra de ópera estrenada en San Petersburgo al inicio de 1874 es una alerta para los líderes que llegan al poder con respaldo popular y defraudan las expectativas.

El Uruguay entra en la recta final hacia las urnas y es importante que cada candidato y partido hable claro sobre sus propuestas, y que esté claro que nadie puede aplicar en estado puro sus ideas, sino en acuerdo con los que tiene coincidencias, lo que implica negociar, ceder, respetar lo prometido pero aceptar lo que impulsan los socios de gobierno.

El compromiso real de cada postulante no es su programa a rajatabla sino sus principios e ideales y el resultado de acuerdos que aseguren respaldo legislativo. Eso puede ser más lento para aplicar reformas, pero es lo que corresponde a la voluntad popular.

Prometer lo que se pueda cumplir; nunca defraudar, porque la gente no perdona a los que llegan con unas ideas y comportamientos, y los olvidan al llegar al trono.

 

Ilustración: Generada por DallE por Juan Romero.
 *Este artículo fue publicado originalmente en Forbes UY del mes de Agosto de 2024