Cuatro puntos de dolor en la transformación digital de las empresas
José Saha COO de Readiness Global
José Saha COO de Readiness Global
Vivimos en un mundo cada vez más cambiante y vertiginoso, que nos desafía de manera constante. Conceptos como “transformación digital” y “transformación cultural” han surgido como una forma de responder a la necesidad de las organizaciones de enfrentar y superar los retos que plantea el mundo moderno. Ahora bien, ¿cuáles son las principales barreras que tienen las organizaciones para lograr estos cambios?
Desde Readiness Global, una consultora que ayuda a la transformación cultural de las empresas apoyándose en la tecnología, venimos trabajando con compañías líderes en diferentes industrias (como bancaria, agro o seguros) y, en base a su experiencia de más de dos años con sus principales clientes, pudimos identificar cuatro “puntos de dolor” que enfrenta el sector empresarial. Ellos son:
Más del 50% de las empresas relevadas informan que no cuentan con el personal adecuado para liderar y operar la transformación digital y que la falta de habilidades y talento se transforma en un obstáculo. Esto retrasa la implementación de nuevas tecnologías y procesos. Cabe aclarar que estas competencias escasas no sólo se encuentran ligadas directamente a las herramientas digitales, también se refieren a las denominadas “habilidades blandas”.
Por ejemplo, es muy común encontrar equipos que no se comunican de manera efectiva y que no pueden entablar rutinas ágiles que de verdad impliquen colaboración y confianza a la hora de acercarse a stakeholders y coordinar acciones. Otro faltante muy común aparece en la mentalidad de gestión de proyectos: esto se refiere a comprender profundamente las dinámicas de un proyecto y su valoración como metodología clave para la alineación de los equipos ampliados tras objetivos comunes.
Las empresas expresan de manera visible y tangible un conjunto de elementos invisibles más ligados a sus historias, creencias y valores implícitos. Estos elementos se traducen tanto en comportamientos, dinámicas de interacción y estilos de liderazgo, e incluso en procesos y edificios, entre otros emergentes. Muchas veces, los colaboradores se encuentran condicionados por estas fuerzas, que les impiden, por ejemplo, participar activamente con sus ideas por el miedo de ser juzgados e incluso sancionados.
En Readiness hemos tenido que trabajar en muchas ocasiones con modelos organizacionales clásicos, muy divididos en silos funcionales que a veces funcionan como territorios con límites inviolables. Es interesante cómo con dinámicas simples estos problemas se pueden abordar desde el punto de vista humano y del negocio: se puede incluso cuantificar el efecto negativo que tiene este modelo de funcionamiento en una compañía y en su resultados financieros.
La integración de sistemas existentes con nuevas tecnologías puede ser difícil y costosa, y esto puede derivar en retrasos y problemas de implementación. Aproximadamente el 33% de las empresas consultadas por Readiness presentan barreras importantes debido a la falta de integración de sus sistemas. Si bien las soluciones que se diseñan en muchos de estos casos apuntan a proponer arreglos de fondo, en muchos casos también han generado beneficios de corto plazo.
Esto se debe a la aplicación de herramientas simples que logran simular integraciones parciales con el fin de dar respuesta, por ejemplo, a necesidades urgentes de automatización de reportes claves para la toma de decisiones e incluso de generación de datos con los que anteriormente no se contaba.
Las empresas pueden tener dificultades para definir una estrategia clara y alineada con la transformación digital. Esto puede llevar a la implementación de tecnologías inapropiadas, al desperdicio de recursos económicos y humanos, y llevar también a una profunda sensación de pérdida de sentido de lo que se está haciendo. Para esto es clave apalancar el proceso de transformación con un claro propósito organizacional: que todos en la organización entiendan cuál es el objetivo del esfuerzo personal y colectivo de cambio. A veces, esto requiere de una colaboración con el C-Level para definir un set de lineamientos estratégicos conectados a una visión de largo plazo que pueda ser comunicado a cada miembro de la organización. Esos lineamientos pueden también conectarse con indicadores claves (KPIs) y con objetivos y resultados claves (OKRs) que permitan dar un sentido compartido y rumbo medible al esfuerzo de todos.
El crecimiento no es algo sencillo; como todo en la vida, es un proceso y conlleva momentos o situaciones que debemos atender para mitigar las complicaciones de todo el camino. Nos sucede a las personas y también a las empresas. Por eso es clave, cuando hablamos de transformaciones para las empresas, tomarnos el trabajo de detectar estos puntos de dolor y encontrar la manera de atacarlos para poder superar las barreras y lograr los objetivos planteados.
*La columna fue escrita por José Saha, COO de Readiness Global.